El Parlamento Europeo ha aprobado el plan plurianual para las poblaciones de peces demersales en aguas occidentales de la UE (es decir, aguas del Atlántico noreste donde faenan principalmente las flotas de Portugal, España y Francia), al tiempo que piensa exigir el cumplimiento del Rendimiento Máximo Sostenible para el 2020.
Los planes plurianuales, como el que se está desarrollando actualmente en el Atlántico noreste, son sistemas de gestión que tienen el propósito de abandonar las decisiones cortoplacistas y pasar a una gestión pesquera a largo plazo, con la finalidad de maximizar unas prácticas pesqueras sostenibles. En dichos planes plurianuales se deben implementar los principales objetivos de la PPC, entre ellos, la obligación de adoptar medidas de conservación en base a los dictámenes científicos con el fin de mantener o restablecer las poblaciones de peces a niveles sostenibles como muy tarde en 2020.
El resultado de dicho voto ha sido poco satisfactorio para las entidades ecologistas que siguen de cerca este tema y que ven como se diluye la consecución de algunos de los principales objetivos marcados en la Política Pesquera Común (PPC), entre los cuales, la necesidad de garantizar una gestión sostenible de las poblaciones de peces a largo plazo.
El siguiente paso hacia la adopción de esta legislación que marcará el futuro plan de gestión en Atlántico noreste de especies como el bacalao, lenguado, merluza, rape, entre otras especies demersales, son las negociaciones a tres bandas entre el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y el Consejo. Negociaciones que deberían desembocar en un texto más alineado con la PPC con el fin de garantizar que la pesca se lleve a cabo de manera sostenible, proporcionando así beneficios a largo plazo tanto para el medio ambiente como para la industria pesquera.
Según los ecologistas, «así pues, aunque el parlamento mantuvo, afortunadamente, el plazo legalmente vinculante de acabar con la sobrepesca como muy tarde en 2020, actualmente, en el Atlántico noreste cerca del 41% de las poblaciones de peces evaluadas continúan sujetas a sobrepesca. Es decir, si la Unión Europea quiere cumplir con su propia normativa, los niveles de sobrepesca deberían reducirse considerablemente en los próximos meses, en particular en los países del sur de Europa, donde todavía existe una importante brecha entre los niveles de pesca ejercidos y los recomendados por la comunidad científica».
La mayoría de eurodiputados aprobaron permitir límites de pesca por encima del rendimiento máximo sostenible recomendado científicamente y, además, tampoco establecieron definiciones claras y robustas de cuándo y cómo se pueden establecer dichos límites. Es decir, votaron a favor de introducir unos rangos de pesca que alejarán aún más la tan necesaria consecución de una pesca sostenible. Por otro lado, también cayeron algunas enmiendas esenciales, entre ellas la que garantizaba al menos un grado comparable de conservación entre las especies objetivo y las especies accesorias.
En declaraciones de Lydia Chaparro, ecóloga marina de la Fundación ENT, “el Parlamento Europeo aprobó un plan que se aleja de los compromisos alcanzados por los propios europarlamentarios hace apenas cinco años, cuando votaron la reforma de la PPC. Pero además, nos preocupa la brecha Norte-Sur que se está creando si lo comparamos con otros planes plurianuales ya aprobados en la UE, entre ellos el Plan de gestión del Báltico y el Plan del mar del Norte, puesto que ambos contienen disposiciones más transparentes y robustas que el Plan del Atlántico noreste aprobado ayer”.
En la misma línea, Andrea Ripol, responsable de política pesquera de la coalición Seas At Risk, considera que “el Parlamento ha acordado rangos de mortalidad por pesca que, en su límite superior, pueden exceder los índices de pesca por encima de los niveles sostenibles científicamente recomendados. En comparación con los planes plurianuales anteriores, los ministros de pesca podrán establecer más fácilmente límites de pesca que permitan la sobrepesca. Esto significa que las poblaciones no se restablecerán a niveles saludables, lo que traerá impactos socioeconómicos negativos a largo plazo”.
