Panga, tilapia, perca… sigue su debate sobre la conveniencia de consumo, en donde China es el mayor productor de tilapia en psicifactorías. En los últimos años se ha desatado un intenso debate sobre la conveniencia o no de incluir en nuestra dieta ciertos pescados que se crían muy lejos de nuestras costas y suelen tener un precio muy asequible.
Lo primero que conviene aclarar es que, tal y como recuerda Mónica Pascual Arce, profesora de Nutrición de la Universidad CEU Cardenal Herrera, de Valencia, “la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) se ha pronunciado en reiteradas ocasiones asegurando que todos los pescados importados que se comercializan en España han pasado todos los controles necesarios por parte de las autoridades sanitarias y cumplen con los requisitos de la Unión Europea”.
Queda claro que los peces que se pueden adquirir o nos sirven en las pescaderías, los restaurantes o los hospitales cuentan con el respaldo de las autoridades. Aun así, algunos comedores escolares han optado por no incluirlos en sus menús y hay supermercados que han retirado ciertas especies de su oferta. Panga, tilapia o perca son algunos de los pescados con peor fama. Estas son sus principales características:
Panga
El panga (Pangasius hypophthalmus) es un pescado blanco de agua dulce de origen asiático que llega a medir 1, 5 metros y pesar más de 40 kilos. Se cría en piscifactorías y se importa masivamente desde Vietnam.
Su consumo es muy atractivo por su bajo coste, sabor suave y presentación en filetes sin piel ni espinas.
Algunos estudios han detectado en este pescado niveles de mercurio superiores a los permitidos.
Tilapia
El Oreochromis niloticus es un pescado blanco de agua dulce que puede medir 60 centímetros y pesar 4 kilos.
China es el principal productor de tilapia en piscifactorías, con algo más de 42 por ciento de la producción mundial.
De este pescado también se pueden extraer filetes de buen tamaño y con pocas espinas. Al igual que el panga, tiene un alto impacto ambiental y su valor nutricional es escaso.
Perca del Nilo
La perca del Nilo (Lates niloticus) es originaria de Etiopía y puede alcanzar los 2 metros de longitud y los 200 kilos de peso.
Se ha detectado un fraude en algunos restaurantes, que la hacen pasar por mero. Su aspecto puede ser similar, pero desde luego no lo es ni su sabor, ni sus propiedades nutricionales, ni el impacto ambiental que genera.
De hecho, este depredador cambió totalmente el ecosistema del lago africano Victoria cuando se introdujo por razones comerciales.
Alimentación sostenible
Las autoridades sanitarias no ven motivos para la alarma pero, ¿qué opinan los expertos en nutrición? En general, desaconsejan un consumo frecuente de este tipo de pescados, pero divergen en los motivos. Pascual Arce comenta que existen “importantes razones, fundamentalmente relacionadas con la sostenibilidad alimentaria, que deberían tenerse en cuenta a la hora de seleccionar un tipo de pescado u otro en nuestra dieta”.
Para la experta, “una de las consideraciones incluidas en las guías alimentarias para la población española se refiere específicamente a la importancia de la sostenibilidad en los procesos de obtención, transporte y distribución de los alimentos”.
En este sentido, “el elevado impacto medioambiental ocasionado por la producción intensiva en el país de origen de algunos pescados, como por ejemplo el panga, es un argumento relevante a la hora de decidir su consumo”.
Roser Martí, dietista-nutricionista y portavoz del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Cataluña (Codinucat) aporta otro argumento: “Su consumo debe moderarse, principalmente porque contienen mayores cantidades de metales pesados (mercurio, cadmio, arsénico o plomo) y de otros contaminantes (como las dioxinas) que los pescados procedentes de nuestras costas”.
Valor nutricional, proximidad y variedad
Por su parte, Marián García, doctora en Farmacia, profesora de Nutrición en la Universidad Isabel I y autora del blog Boticaria García, recalca la inexistencia de advertencias sanitarias, pero considera que este tipo de pescado “contiene, en general, menos cantidad de ácidos grasos esenciales –como los omega 3- y un menor porcentaje de proteínas”. Por esta razón, cree que no deberían “ser la opción preferente de los comedores escolares, pero no hay que asustarse si los vemos en el menú”.
Especies como la merluza, el lenguado y otros pescados locales serían más recomendables, coincide Pascual Arce, para quien conviene atender “principalmente a criterios de tradición culinaria y sostenibilidad”.
Además del criterio de proximidad, favoreciendo el consumo de productos provenientes de ríos y costas más cercanos y, según Martí, que sean “salvajes y de pesca artesanal”, un buen consejo es apostar por una ingesta variada “de las diferentes especies que se capturan en nuestras costas, tanto de pescados blancos como azules”. Al fin y al cabo, la variedad es una de las aliadas de una alimentación equilibrada y uno de los puntos fuertes de la dieta mediterránea.
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