Los palangreros de superficie gallegos no están dispuestos a que los conservacionistas se salgan con la suya con el marrajo dientuso -que la flota gallega captura asociado al pez espada y a la quenlla-, una vez que se trata de extender su uso. Esta protección ya existe para el sardinero y otros tiburones, en donde la veda es total.Bajo una propuesta de Mexico se quiere incluir a la especie como especie protegida. Bruselas apoya la propuesta de México para incluir al marrajo como especie protegidaEl sector explica que la pesquería «está fuertemente regulada» y critica la decisión – «Menos de un 1% de las exportaciones son rechazadas por comercio ilegal», señala la patronal Cepesca
El caso es que a diferencia de unos años atrás, las capturas ahora estén limitadas al tope de las que regía en los últimos años, al tiempo que existen observadores a bordo de al menos el 5 % de la flota que se dedica a la pesca de esa especie y de que los armadores hayan tenido que observar más medidas.
Por ello, el sector pesquero europeo ha mostrado su rechazo a la decisión de la Comisión Europea (CE) de suscribir la propuesta mexicana para incluir al tiburón marrajo dientuso en el apéndice II de CITES. Según el sector, representado a través de Europêche, esta medida, además de carecer de base científica y legal, tendría un impacto muy negativo en la actividad económica del sector, en especial en España y Portugal. Concretamente, y en el caso español, según apunta la Confederación Española de Pesca (CEPESCA), en 2017 se comercializaron casi 3.000 toneladas que generaron un volumen de negocio de 10 millones de euros.
Los pescadores europeos creen que la iniciativa carece de base científica y legal. Según el sector, esta pesquería está fuertemente regulada por las distintas Organizaciones Regionales de Pesca (ORP), tales como ICCAT. De hecho, este organismo ha desarrollado ya varias evaluaciones científicas de las poblaciones en el Atlántico norte y sur, y adoptó las medidas adecuadas para garantizar su sostenibilidad.
Igualmente, y desde el punto de vista legal, la especie también está incluida en el Apéndice II del Convenio de la Convención sobre Especies Migratorias (CMS). En este sentido, y según el sector, el tiburón marrajo dientuso está suficientemente protegido y regulado para garantizar su explotación sostenible, así como su comercio legal, por lo que su inclusión el Apéndice II de CITES conduciría, indudablemente, a la incertidumbre legal y la duplicación de regulaciones de diferentes instrumentos que persiguen el mismo objetivo.
Por otro lado, y desde el punto de vista biológico, el sector pesquero apunta que esta especie tiene una amplia distribución geográfica en todo el mundo y es capaz de una rápida reproducción. Ello, y según el sector, dibuja una situación no comparable, en términos de conservación, al resto de las especies incluidas en el Apéndice II de CITES, especialmente con especies como, por ejemplo, el tiburón martillo o la ballena.
Por último, el sector subraya la práctica inexistencia de comercio ilegal de la especie. De hecho, y según los datos de comercio de esta especie en España, menos de un 1% de las exportaciones han sido rechazadas debido a sospechas de comercio ilegal. En este sentido, y según el presidente de Europêche y secretario general de Cepesca, Javier Garat, “este porcentaje demuestra que no hay demanda en el mercado de productos no autorizados de esta especie y que los controles gubernamentales han funcionado correctamente”. “Estos aspectos”, -apunta Garat–, “son especialmente relevantes para apoyar su no inclusión en la CITES, ya que su propósito es, precisamente, prevenir el comercio ilegal de especies amenazadas”.
El sector pesquero solicita a la CE, en palabras de Garat, “abstenerse de proponer o asociarse con terceros países para abogar por la inclusión de del marrajo dientuso en el Apéndice II de CITES”. “Además de estar equivocado científica y legalmente”, –apunta Garat–, “generaría una burocracia innecesaria y provocaría efectos socioeconómicos muy negativos para la flota pesquera enfocada en especies de tiburones sostenibles y con poca o ninguna alternativa para capturar otras especies”. “Creemos”, –termina diciendo Garat-, “que las ORP, como ICCAT, y no la CITES, son las más adecuadas para verificar el estado y la evolución de las poblaciones de esta especie de tiburones y para gestionarla consecuentemente”.
El Apéndice II de la CITES incluye aquellas especies que no están actualmente en peligro de extinción, pero que pueden estarlo a menos que se controle exhaustivamente su comercio. Hasta el próximo 24 de diciembre las partes del Convenio pueden presentar sus propuestas, las cuales serán revisadas en el órgano decisorio de la CITES, en mayo de 2019.
Muchas cortapisas
No obstante, las primeras dificultades se divisaron cuando el comité científico de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, David Die, hablase abiertamente, ni más ni menos que en A Guarda, de que era necesario «parar la pesca para lograr que el stock se recupere rápidamente».Eso fue en julio y, si bien en la cumbre de noviembre no se evaluó la especie, como tampoco se hizo con el bonito del norte, puesto que ambas se habían revisado el año anterior. Más tarde llegó el jarro de agua fría de que México que puso sobre la mesa de Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) la propuesta de incluir el marrajo en el Anexo II, en un apéndice al lado del caballito de mar, el canguro arborícola gris o el tiburón ballena. Un movimiento que el sector pesquero no duda que está alentado por las organizaciones conservacionistas internacionales. «El marrajo es una especie pesquera y como tal se tiene que gestionar en la organización regional de pesca (ORP)», comentó indignado Edelmiro Ulloa, gerente adjunto de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI).
El sector asegura que detrás del movimiento del país azteca están las oenegés. Lo peor es que la batalla no se celebra en su campo, sino en el de Medio Ambiente. Y, pese a todo, los armadores se están moviendo todo lo que pueden «para tratar de frenar una ofensiva» que, si bien lleva la firma de México, viene impulsada por Shark Trust, entre otras organizaciones que ya han intentado poner trabas a la explotación del marrajo en otros foros. Por lo pronto, tratan de convencer a otras partes contratantes de la convención -de la Organización de Naciones Unidas- de la barbaridad que supone incluir esta especie en el Anexo II de la Cites. Porque, si bien es cierto que las capturas en el norte del Atlántico se han reducido, ya se han tomado medidas en el seno de la ICCAT y los científicos de la organización realizarán nuevos análisis de riesgo en breve. Eso sin contar con que el stock del sur de ese océano no presenta problemas, según la misma ICCAT.
Lista roja Cites
Así que «es bastante ridículo meter en la lista roja de Cites al marrajo por la presión de las oenegés», subraya Ulloa. Y recuerda que, después del pez espada y la quenlla, el marrajo es la especie de mayor importancia para la flota palangrera de superficie, gallega en casi su totalidad. También lo pescan espaderos portugueses, pero en este caso «a Portugal no parece importarle la protección», dice el gerente adjunto de Arvi.
Las oenegés conservacionistas ya lo intentaron con el atún rojo, pero no lo lograronDe incluirse en mayo al marrajo en el Anexo II de Cites sería la primera vez que figura en esa lista una especie pesquera que se explota comercialmente. «Nunca antes había ocurrido, porque como stock pesquero está al amparo de una organización regional de pesca», apunta Ulloa. Ahora bien, no es el primer intento. Los conservacionistas hicieron la misma jugada con el atún rojo. No lo consiguieron. Y ahora, unos años después, esa especie ya ha salido del plan de recuperación y se explota normalmente.
«Ejemplo de que la ICCAT no lo hace tan mal son las medidas que impuso para regenerar el stock del atún rojo. Ahora está reconstituido», subraya el gerente adjunto de Arvi, Edelmiro Ulloa. Eso es lo mismo que reclama el sector para el marrajo: que las medidas se tomen en el seno de la ORP correspondiente, que curiosamente, es la misma que recuperó el atún rojo.En esa tarea de convencer a las partes contratantes, los espaderos gallegos tendrán primero que persuadir a la Unión Europea, un conglomerado de países de los que «muchos ni viven del pescado ni comen pescado, o el que comen se lo compran a los chinos, así que les importa muy poco», dice Ulloa. Sí han convencido a otros firmantes de la convención, como Marruecos y varios países africanos. Y lo más importante, tienen de lado al Gobierno español, tanto en su rama de Pesca, como no podía ser de otro modo, como en la de Transición Ecológica, que «ha entendido nuestros argumentos», apostilla Ulloa.