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El palangre de superficie solicita un protocolo para el desembarco de la tripulación, tras un positivo a bordo

Orpagu demanda un protocolo adecuado para el desembarco de la tripulación tras un positivo a bordo. A los trabajadores del Ribel Tercero que compartieron actividad con un caso ya confirmado de COVID-19, no se
les hizo ningún test a su llegada hoy a puerto a pesar de haber pasado más de quince días con el compañero que
dio positivo y que fue evacuado. A respuesta de los requerimientos de Orpagu, finalmente se procederá a realizar los controles a estos marineros, pero sigue pendiente un protocolo de actuación para todos los barcos en el caso de un positivo confirmado, así como la prevención de realizar test a los marineros en el momento del embarque.

El Ribel Tercero, palangrero perteneciente a Orpagu, volvió esta mañana de sábado día 11 al puerto de Vigo tras precipitar su regreso por el ya confirmado positivo por COVID-19 de uno de sus tripulantes, evacuado por el buque-hospital Esperanza del Mar y hospitalizado desde ayer viernes en Povisa, en Vigo. La tripulación, compuesta por nueve hombres, atracó en el puerto vigués, una información que había sido comunicada previamente a las administraciones por parte de la casa armadora y por la propia Organización de Palangreros Guardeses, como parte de la política de cooperación e información que han mantenido desde las primeras sospechas de un positivo por coronavirus en el barco. Una vez en puerto, los trabajadores, acompañados por el armador, se mantuvieron a la espera del despliegue de un protocolo preventivo, dado el positivo confirmado por el compañero con el que compartieron espacio durante más de quince días.

Una espera que resultó infructuosa ante la sorpresa de los marineros, que esperaban alguna medida que evitase su vuelta a casa junto a sus familias antes de conocer si son o no positivos. El propio armador acabó gestionando en vehículos privados el traslado de los tripulantes, que pasarán la cuarentena en sus hogares. Con los marineros ya recluidos en sus casas y tratando de tomar, por propia iniciativa, medidas de seguridad, se respondió a los requerimientos de Orpagu y armadora y finalmente se realizarán los test que, en buena lógica, deberían haberse llevado a cabo en el momento de la llegada a puerto.

La situación vivida con el “Ribel Tercero” pone de manifiesto la imperiosa necesidad de un protocolo de actuación para este tipo de casos. La Organización de Palangreros Guardeses lamenta la falta de medidas para
atender un suceso que sin duda se repetirá. Asimismo, señala la contradicción de que se les reconozca como actividad esencial para garantizar a la población una alimentación de calidad, extremo confirmado públicamente por el ministro Luis Planas, y la indefensión con la que se encuentran a la hora de realizar el trabajo sin las medidas de seguridad pertinentes.

Más allá de la actuación en el caso de un positivo, los palangreros guardeses, como ya han hecho diversas organizaciones pesqueras, demanda que se hagan las pruebas a todos los marineros antes de embarcar para evitar situaciones como la que se ha vivido a bordo del Ribel Tercero;, con el riesgo, dado el espacio limitado de un barco, de contagio entre los trabajadores. Por otra parte, el lunes 13 de abril se procederá a la desinfección del barco a cargo de una empresa homologada.

Cronología de un caso de COVID-19 a bordo

El día 3 de abril, el patrón del Ribel Tercero se puso en contacto con el buque hospital Juan de la Cosa; para poner en su conocimiento que un tripulante presentaba fiebre desde hacía dos jornadas, con una temperatura que iba aumentando desde los 37,2º del primer día a los 38-39;6º del tercero.

Además, dicho marinero sufría fatiga y, con el transcurrir de las horas, también dificultades para respirar. El sanitario del Juan de la Cosa, tras pedir que le realizaran diversas pruebas, concluyó que podría tratarse de un caso de COVID-19 por lo que pidió el aislamiento inmediato en un camarote de este trabajador y la puesta en marcha de un protocolo de limpieza y desinfección en el barco, que se realizó de forma inmediata.

Paralelamente, al tripulante se le administró paracetamol cada seis horas y se le controló la saturación en oxígeno y la temperatura cada cuatro horas, medidas estas últimas que se extendieron al resto de la tripulación.
Todo ese protocolo se mantuvo escrupulosamente hasta la evacuación del enfermo por parte del buque Esperanza del Mar, que se encargó de su traslado ayer viernes a Vigo, donde fue conducido de forma inmediata
al centro hospitalario Povisa.

europaazul

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