AGuarda está celebrando el 25 aniversario de la fundación de Orpagu (Organización de Palangreros Guardeses) recordando y poniendo en valor el trabajo realizado hasta ahora y con la vista puesta en los nuevos proyectos que ya tiene en marcha. Orpagu siempre ha innovado .Su nuevo reto, esta vez en colaboración con el Centro Tecnológico del Automóvil de Galicia, será la utilización por primera vez en el sector pesquero de exoesqueletos. Son unos armazones construidos expresamente para potenciar la fuerza y los movimientos de las personas que los lleven con el fin de manipular sin esfuerzo las especies de gran tamaño que captura la flota de Orpagu y que pretenden procesar en la planta de Tui, ahora en construcción.
La Praza de San Benito acogió el acto central de esta conmemoración en la que sonaron nombres propios, especialmente, el de los 15 armadores que en 1995 dieron un paso al frente constituyendo una organización profesional que, 25 años después, se ha convertido en el referente europeo del palangre de superficie.
La entidad representa los intereses de una flota dirigida ahora al pez espada tras haber pescado merluza en Marruecos durante la década de los ochenta, hasta que el caladero dejó de ser rentable. Festejar ese «exitoso cuarto de siglo de vida» fue el objetivo de los actos de aniversario, que contaron con el apoyo y la asistencia de autoridades pesqueras autonómicas y estatales.
Las intervenciones arrancaron con la referencia a aquel movimiento histórico que puso en marcha los motores de la entidad. El 31 de agosto de 1996 nació oficialmente Orpagu, con 78 barcos y una estructura adaptada a las necesidades de sus empresas asociadas, mayoritariamente de carácter familiar. Su primer objetivo fue el uso de los fondos europeos para la renovación de los barcos. En esos años, desde Orpagu se tramitaron los expedientes de construcción de una veintena de nuevas unidades y la modernización de prácticamente toda la flota del grupo. En Bruselas ya empezaban a fijarse en esta pequeña localidad gallega.
En estos 25 años, Orpagu se ha convertido en la organización de palangre de superficie más importante del continente, con un volumen de producción conjunta, entre los asociados gallegos y portugueses, que supera las 5.000 toneladas anuales de pez espada, una facturación por encima de los 60 millones de euros y más de un millar de empleos directos. En esto tiene mucho que ver la unión de A Guarda con Portugal, iniciada formalmente en 2017 con la adhesión de la primera empresa pesquera lusa, lo que confirió a Orpagu la categoría de organización transnacional. Esta relación se fortaleció en el 2020, con la alianza estratégica con Vianapesca, la Cooperativa de Armadores de Pesca Artesanal de Peniche y la Asociación de Armadores de Peniche. De esta forma, a los 39 palangreros de A Guarda se sumaron otros 40 portugueses que, desde ese momento, realizan sus descargas en el puerto de Vigo.
El crecimiento de la entidad no ha sido casual: «La apuesta de Orpagu por un modelo sostenible y por la innovación han marcado su singladura en estos 25 años y su carácter emprendedor ha quedado reflejado en algunas de las acciones que han puesto en marcha en este tiempo. Un buen ejemplo es su incorporación a la comercialización de sus productos, transformándolos en conservas delicatesen o en otros formatos capaces de captar a nuevos consumidores, como es el caso de las hamburguesas de pez espada», destacó la entidad.
La de Orpagu es un crónica de 25 años de ingenio contra la adversidad. Esa es una de las claves del éxito: estar a la vanguardia de la innovación. La organización ha impulsado un FIP (proyecto de mejora de pesquería) pionero en el mundo, pues es el primero que, además del pez espada, incluye una especie de tiburón. De la entidad también ha salido el diseño de un artilugio salvatortugas para garantizar la supervivencia de los quelonios que capturan accidentalmente. Y no ha dudado en liderar el proyecto Obepal, que tiene como objetivo estandarizar la metodología de observación electrónica pesquera monitorizada como alternativa a la presencia de observadores físicos.
Pero, sin duda, una de las «iniciativas más ambiciosa» ha sido su apuesta por un proyecto pionero para lograr mayor eficiencia energética en los barcos, potenciando el uso del viento para reducir el gasto de combustible y las emisiones contaminantes. Así es que el palangrero Balueiro Segundo se convirtió en junio en el primer pesquero del mundo en navegar con una vela rígida: un artilugio de 12 metros de altura y dotado de control autónomo.
Coincidiendo con el 25 aniversario, Orpagu ha hecho realidad «otro de sus sueños: contar con infraestructura propia para cerrar el círculo, desde la captura a la comercialización, pasando por la transformación y producción». Ese sueño es la nave que construye en Tui de la que saldrán productos tan innovadores como la burguer de pez espada que ha conquistado EE. UU.
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