La organización gallega alerta de una competencia desleal que perjudica a los productores locales y reclama mayor transparencia y equidad en las políticas comerciales europeas
La Organización de Productores de Mejillón de Galicia (Opmega) ha llevado ante las instituciones europeas una demanda que el sector arrastra desde hace años: la falta de control, trazabilidad e información al consumidor sobre el mejillón importado, especialmente procedente de Chile, que entra en el mercado comunitario sin aranceles y sin cumplir los mismos requisitos que se exigen a la producción local.
Durante una serie de reuniones celebradas en el Parlamento Europeo con eurodiputados, representantes de la Dirección General de Comercio, de la Dirección General de Pesca y del gabinete del comisario europeo, la delegación de Opmega ha expuesto con claridad la desigualdad estructural que afecta al sector mejillonero gallego.
“Mientras nosotros cumplimos cada exigencia europea, hay producto de fuera que entra libremente, sin aranceles y sin ni siquiera indicar de dónde viene, siendo además una especie distinta”, explicó Ricardo Herbón, presidente de la entidad.
Opmega denuncia que esta situación no solo afecta a los precios, sino que está minando el valor del producto gallego frente a alternativas que, aunque visualmente similares, no cumplen con las normativas ambientales, sanitarias, de calidad o de etiquetado impuestas por la UE a los productores locales.
“El consumidor muchas veces no sabe lo que está comiendo. Nuestro mejillón compite en el mercado con otro que parece lo mismo, pero no lo es. Y eso tiene consecuencias en la sostenibilidad del sector, en el empleo y en el futuro de las bateas gallegas”, subrayó Herbón.
Durante la visita, Opmega entregó un informe técnico con datos que demuestran el impacto de esta competencia desigual en los costes de producción, la generación de empleo y la viabilidad económica de las explotaciones locales. También presentó una serie de propuestas concretas, como:
Desde las instituciones europeas, la delegación de Opmega fue recibida con interés y disposición al diálogo, aunque también con cautela. Los responsables comunitarios reconocieron la necesidad de analizar el problema, pero advirtieron de que cambiar las reglas del comercio internacional lleva tiempo.
Por este motivo, Opmega insiste en que la respuesta no puede limitarse a buenas intenciones: “Hacen falta pasos claros, visibles y efectivos”, recalcaron desde la organización.
La entidad gallega ya ha iniciado contactos con la Xunta de Galicia y el Gobierno de España, a quienes solicita un posicionamiento firme en Bruselas en defensa del sector. Además, en las próximas semanas lanzará una campaña pública de sensibilización, con el objetivo de informar a la ciudadanía sobre la importancia de consumir mejillón local, trazable y sostenible.
“No pedimos privilegios. Solo exigimos que no se premie a quien hace trampas. Porque si todo vale, lo que está en riesgo no es solo nuestro sector, sino la confianza de la gente en lo que come”, concluyó Ricardo Herbón.
Con sede en Vilagarcía de Arousa, Opmega agrupa a más de 300 productores de mejillón en las rías gallegas y representa una parte significativa de la producción europea. Defiende un modelo sostenible, vinculado al territorio y con fuerte impacto social y económico, consolidándose como uno de los referentes clave de la economía del mar en Galicia.
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