Los armadores de Ondarroa, integrados en Cepesca, temen perder unos 5 millones de euros por el Brexit al ser el Reino Unido un Estado costero independiente, según un estudio de Cepesca. La incertidumbre reina en el sector ante los efectos de esta inaudita reconfiguración geopolítica europea.
Por su parte también, los armadores de Ondarroa muestran su preocupación por la trabas que generará la nueva situación sobre los camiones que trabajan en la descarga de pescado. obstante, el escenario más negativo hubiera caído sobre la flota comunitaria, en el caso que no hubiese acuerdo y se estableciesen aranceles, «aspecto que se ha evitado», explican expertos en economía pesquera.
El caso es que la ruptura a las bravas habría provocado que una «parte significativa» de la flota, mayoritariamente gallega con 60 barcos y 18 los de Ondarroa , no podría competir al encarecerse su producto debido a las nuevas tasas. Esto hubiese producido que los pescadores belgas o franceses que trabajan en los mares ingleses se desplazarían a Irlanda. También los expertos hablan que «a corto plazo, el impacto en la merluza o el rape es reducido», resume. Con él coinciden representantes de las cofradías o de los sindicatos. Pero todo cambiará dentro de cinco años y medio, cuando expiren las condiciones pactadas y la Unión Europea deba negociar con Gran Bretaña las cuotas pesqueras año a año.
El acuerdo comercial alcanzado en la última semana de diciembre y que incluye la materia pesquera ocupa más de 2.000 páginas. Todo ello ha hecho que Cepesca haya realizado un estudio al que se le suma otro de la Xunta sobre su impacto, uno administrativo a la Fundación MarInnLeg sobre las consecuencias para la actividad extractiva y la comercialización, y otro al Instituto de Estudos Europeo Salvador de Madariaga de la Universidade de A Coruña sobre sus implicaciones jurídicas.
A puertos gallegos pertenecen alrededor del 75% de los 88 barcos españoles con intereses en aguas británicas, según cálculos de Xabier Aboi, sindicalista responsable de la sección de Mar en la CIG. Además, unos 40 buques con base en Marín (Pontevedra) y Vigo pescan sobre todo calamar y pota en las Malvinas. Tampoco está claro qué sucederá con ellos, ni con las empresas que trabajan con esas capturas en tierra. Lo que sí parece seguro es que habrá aranceles, dado que los territorios británicos de ultramar quedaron excluidos del acuerdo, lo que elevará los precios. «No se aclara que va a pasar con los buques gallegos de bandera inglesa», añade Aboi. Estos habían cambiado su base cuando la Unión Europea comenzó a reducir las cuotas de la flota gallega y no había suficiente. «Ahora son unos parias», entiende.
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