Una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 1.071 personas sobre su conocimiento y la confianza que les suscitan las etiquetas medioambientales, revela el creciente interés de los consumidores en este ámbito, pero también una preocupante falta de información y una cierta desconfianza.
Según la OCU actualmente pueden encontrarse más de 450 ecoetiquetas diferentes con todo tipo de mensajes, algunos vacíos de contenido
Los resultados reflejan que la sostenibilidad es un factor cada día más importante para los consumidores. El 88% considera útil que los productos ofrezcan información medioambiental; el 63% dice que prefiere un producto con una etiqueta medioambiental que otro sin ella. Y el 44% está dispuesto incluso a pagar más por un producto o servicio con una certificación medioambiental verificada.
Ahora bien, ¿hasta qué punto son fiables este tipo de mensajes? Porque solo un 5% de los encuestados se declara bien informado sobre los requisitos para que un producto pueda anunciarse como verde o lucir ecoetiquetas. Mientras que el 72% no se considera capaz de distinguir entre etiquetas verdes verificadas y no verificadas. No es raro ya que la propia OCU advierte que pueden encontrarse más de 450 ecoetiquetas diferentes con todo tipo de mensajes apelando a la presunta responsabilidad ambiental del producto: reciclabilidad, eficiencia energética, ahorro de agua, cultivo ecológico, bienestar animal…
Además, no todas las etiquetas son igual de rigurosas. Por ejemplo, entre las más conocidas por los encuestados figura el triángulo de flechas (denominado triángulo de Möbius), un sello con escaso valor para certificar la sostenibilidad de un envase, ya que solo señala que está hecho con materiales que ‘pueden’ ser reciclados, pero no garantiza que esté hecho de materiales reciclados o vaya a ser reciclado.
Algo parecido sucede con otros mensajes como ‘Protege los océanos’ o ‘Biodegradable’, que no cuentan con una regulación o definición que establezca las condiciones para cumplir estas afirmaciones y por lo tanto no se pueden verificar.
De hecho, el 53% de las personas que participaron en la encuesta reconoce que este tipo de etiquetas son principalmente una estrategia de marketing, puro ‘greenwashing’ para vender más aprovechando el aumento de sensibilización ciudadana.
Ante esta situación la organización de consumidores exige ecoetiquetas claras, relevantes y certificadas por un tercero, al tiempo que solicita a las autoridades nacionales y europeas el desarrollo de normativas específicas que definan las condiciones necesarias para poder utilizarlas. Algo que ya incorpora, por ejemplo, el texto de la nueva Ley de Residuos. En este caso se estudia que el uso del concepto ‘reciclable’ en un envase pueda ser demostrable y esté certificado por un tercero.
Entre los muchos sellos y certificaciones que aparecen en las etiquetas de los productos de gran consumo la OCU ha seleccionado seis que, por su rigor y solvencia, merecen ser tenidas en cuenta por los consumidores a la hora de comprar.
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