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Noruega asume el recorte del 70 % y pone presión sobre Europa

La caballa entra en números rojos: Noruega asume el recorte del 70 % y pone presión sobre Europa

La cuenta atrás para fijar las cuotas de verdel, caballa o macarel en 2026 se acelera con una señal clara desde Oslo. Mientras las negociaciones del llamado “acuerdo del Norte” entre Noruega, Islandia, Islas Feroe, Reino Unido y la Unión Europea siguen empantanadas, el Gobierno noruego ha decidido hacer algo que muchos en Bruselas reclamaban: integrar en su planificación interna la drástica rebaja del 70 % del total admisible de capturas (TAC) recomendada por los científicos para el stock de caballa del Atlántico Nordeste.

De esta manera, Noruega se otorga para 2026 un 27,8 % del futuro TAC, equivalente a 48.471 toneladas, asumiendo plenamente el recorte propuesto por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM/ICES). Esa cifra se calcula sobre un TAC global de 174.357 toneladas, frente a las 576.958 autorizadas en 2025: la cuota de caballa más baja de la historia reciente.

La ciencia en estado de alarma

Los medios noruegos llevan semanas advirtiendo de que “se han encendido todas las luces rojas” en la pesquería de caballa. El Instituto de Investigación Marina de Noruega (Havforskningsinstituttet) recuerda que la biomasa reproductora ha caído de casi 13 millones de toneladas en 2014 a apenas 2,7 millones en 2025, situando el stock en un nivel crítico.

“Situasjonen for makrellen er dramatisk. Det er svært viktig at vi snur trenden nå”, resumía el director de investigación Geir Huse: la situación es dramática y solo un recorte fuerte del esfuerzo puede evitar males mayores.

Con esos datos sobre la mesa, ICES recomendó para 2026 un TAC de 174.357 toneladas, un 70 % menos que el año anterior. El aviso ha sido asumido públicamente por organismos como Norges Sildesalgslag, la organización que gestiona las subastas de pelágicos en Noruega, que habla ya de “la recomendación de cuota de caballa más baja en tiempos modernos” y de un “giro brusco” en una pesquería que hasta hace muy poco era vista como un valor seguro para la flota pelágica noruega.

Un recorte histórico… y muy polémico en la flota noruega

Si bien el Gobierno ha optado por seguir la recomendación científica, el debate dentro del país está lejos de cerrarse. La patronal de los grandes pesqueros, Fiskebåt, había defendido en otoño que existía base científica para aplicar un recorte menos drástico, manteniendo la cuota total en torno a las 300.000 toneladas, y alertaba del choque económico que un tijeretazo del 70 % supondría para la flota de arrastre y cerco que vive del verdel.

Aun así, la decisión política parece tomada: frente a años de acusaciones de “cuotas unilaterales” y sobrepesca en un stock compartido, Oslo intenta colocarse ahora en el bando de quienes aplican al pie de la letra el consejo del CIEM. Falta por ver si sus socios del Atlántico Norte –Reino Unido, Islandia, Feroe y la propia UE– le siguen el paso o mantienen las tensiones que han marcado los últimos repartos.

Qué significa para las cuotas europeas… y para España

Para la Unión Europea y, en particular, para países como España, Francia o Irlanda, la caballa es una especie de alto valor comercial y un pilar para muchas campañas de cerco y arrastre en el Atlántico Nordeste. Un recorte del 70 % –si se aplicara de forma simétrica a todos los socios– supondría menos días de mar, menos toneladas subastadas en las lonjas y una fuerte presión sobre la industria transformadora que abastece tanto al mercado comunitario como a terceros países.

El temor expresado en las últimas semanas por responsables españoles y gallegos es claro: de poco sirve que la UE se discipline si otros grandes actores mantienen o incluso aumentan sus capturas, como ha ocurrido en los últimos años. El movimiento de Noruega, alineándose por primera vez con la recomendación de ICES, puede ser leído en Bruselas como una oportunidad para exigir coherencia al resto de socios del “club de la caballa”.

Pero también tiene otra lectura nada desdeñable: con todos reduciendo en paralelo las capturas, la oferta de caballa del Atlántico Norte en 2026 puede hundirse, alimentando una “flambée des cours”, una auténtica escalada de precios en primera venta, tal y como apuntan ya analistas del sector en la prensa marítima europea.

Más presión sobre la negociación del “acuerdo del Norte”

El llamado acuerdo de los “Norte” –que reparte las posibilidades de pesca de caballa entre Noruega, UE, Reino Unido, Islandia y Feroe– lleva años descarrilado. Cada parte se fija cuotas “provisionales” que, sumadas, superan con creces el TAC aconsejado por los científicos, una dinámica que ha sido señalada repetidamente como una de las causas del deterioro del stock.

Con la decisión noruega de asumir ya la rebaja del 70 %, el resto de socios quedan ante un espejo incómodo. Si mantienen cuotas más altas, corren el riesgo de aparecer como responsables directos de la sobrepesca de una población declarada en estado crítico. Si aceptan el recorte, se enfrentarán a los mismos problemas económicos y sociales que hoy preocupan a la flota noruega: menos trabajo para los barcos, menor volumen para las plantas de procesado y más incertidumbre en los mercados.

Un síntoma de algo más profundo

Más allá de la cifra exacta de toneladas, el caso del verdel/caballa/mackerel se ha convertido en un símbolo de los desafíos que afronta la gobernanza internacional de las pesquerías:

  • Ciencia contundente, que exige reducciones rápidas y profundas del esfuerzo.
  • Intereses nacionales enfrentados, en los que cada país busca mantener su parte de la tarta.
  • Desconfianza entre socios, alimentada por años de decisiones unilaterales.
  • Y un mercado que, al ver restringida la oferta, anticipa tensiones al alza en los precios.

Para la flota europea –incluida la española–, la decisión de Noruega de alinearse con el recorte del 70 % es una señal clara de que el ciclo de abundancia de la caballa en el Atlántico Norte ha terminado, al menos por ahora. La cuestión ya no es tanto si habrá o no recortes, sino quién asumirá qué parte del sacrificio… y cómo se evitará que, dentro de unos años, estemos hablando no de un “stock en estado crítico”, sino de otro colapso que todo el mundo vio venir y nadie quiso frenar a tiempo.

europaazul

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