Las mariscadoras gallegas están muy preocupadas por el descenso de producción. Rita Míguez lleva 16 años trabajando en la ría de Vigo y su opinión es clara: “El mar está dejando de producir. Reservas una zona sin trabajar un año y, cuando vas y esperas encontrar almeja de talla comercial, no encuentras nada. Estamos muy preocupadas por nuestro futuro”. Más lejós a 200 kilómetros, en las bravas Rías Altas, “la bajada es tremenda”, afirma Cristina Fernández, portavoz de las mariscadoras de Cariño (A Coruña). En los laboratorios de la Universidad de Vigo han hallado al menos una parte de la respuesta y tiene que ver con los fenómenos meteorológicos del cambio climático.
Desde hace un par de años, los mariscadores y biólogos advirtieron que la producción mariquera iría en descenso a pasos agigantados. La zona que se vería más afectada sería la de la ría Arousa, una de las más ricas de todo el territorio gallego.
Para el 2021, dicha recolección de mariscos muestra lo que los expertos avisaron hace algunos años. Según datos de la Plataforma Tecnolóxica da Pesca, dependiente de la Consellería do Mar, mostró la caída en la cantidad de mariscos recolectados. Inclusive reportando pérdidas de 10 millones de euros.
Algunas de las especies que están desapareciendo de la ría son: la almeja babosa, una de las más cotizadas. Para el 2021 se capturaron 158 toneladas, mientras que la media de los últimos 20 años eran 547 toneladas. Otra de las especies que está por desaparecer de estos fondos marinos es el berberecho. El año pasado se recolectaron 165 toneladas. Esto supuso un 77% menos que la media histórica.
«Hace años cogíamos 10 kilos de almeja japónica al día, hoy no llegamos ni a tres. Media hora en la Ría de Arousa era suficiente para coger kilos de mariscos, ahora estás dos horas y no llegas a dos kilos», dijo uno de las mariscadoras de la Cofradía de A Pastoriza en Vilanova de Arousa.
Míguez, presidenta de la asociación de mariscadoras de Arcade (Soutomaior-Pontevedra), explica que cada año ella y sus compañeras invierten su dinero y esfuerzo en sementar ciertas zonas, pero los bivalvos ya no crecen o directamente mueren: “Hace años salía adelante el 80%, hoy no llega a la mitad”. Los problemas empezó a notarlos hace ocho años con la almeja fina. Dejaron de cogerla para que se recuperara, pero no lo consiguieron, “se muere toda” sin remedio. Ahora está ocurriendo lo mismo con la variedad teóricamente más resistente, la japónica. Y el berberecho, diezmado por un parásito desde hace una década, tampoco levanta cabeza. Desde Cariño, Fernández cuenta que en marzo de 2021 dejaron de extraer almeja porque ya no queda. Y con el longueirón, otra especie que se desentierra de la arena, van camino de lo mismo.
Causas del declive
Contaminación, especies invasoras y cambio climático son algunos de los factores que se manejan en el sector marisquero como causantes de este descenso de capturas. Las mariscadoras urgen medidas. “La Xunta, las cofradías y las universidades tienen que sentarse. Los científicos tienen que buscar el porqué y si hay que cambiar algo, lo cambiamos. Las mariscadoras mimamos nuestro entorno porque es el que nos da de comer. Haremos lo que nos digan los técnicos”, afirma Míguez. Desde la ría más rica de Galicia, la portavoz de las mariscadoras de A Illa de Arousa, Carmen Dios Castro, cree que aún se está “a tiempo de hacer algo antes de que la cosa se ponga peor”: “Los mariscadores hacemos nuestro trabajo porque es nuestra supervivencia, pero hay problemas que no sabemos qué los causa ni cómo afrontarlos; no tenemos carrera universitaria, pero sabemos perfectamente lo que sucede, aunque no sepamos darle nombre científico”.
Parte de las respuestas a las preguntas que lanzan las mariscadoras las tiene Elsa Vázquez Otero, catedrática de Zoología en la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Vigo, que lleva años investigando una parte de los factores que pueden explicar estos cambios. Desde 2014 su equipo ha indagado en los efectos que tienen en los bivalvos la baja salinidad del mar y el calentamiento de la arena que provocan los cada vez más frecuentes episodios de lluvias torrenciales y olas de calor en Galicia. Estos investigadores reproducen en el laboratorio condiciones reales que se han dado ya en la costa gallega y luego observan qué ocurre con dos de las especies más demandadas en los mercados: las almejas (tanto la fina como la babosa y la japónica) y los berberechos.
Inspecciones
Los guardacostas gallegos requisaron hasta 11.000 kilos de distintas especies de pescado y marisco en el primer semestre de este año, lo que supone un 46% menos que en el mismo periodo de 2021, pese a que han incrementado el número de inspecciones un 2%, superando los 5.500 controles.
Así lo ha señalado en Vigo la conselleira do Mar, Rosa Quintana, quien ha puesto en valor el esfuerzo del Servizo de Gardacostas de Galicia y del sector marítimo-pesquero con el objetivo de conseguir una gestión más responsable de los recursos marinos y de un mar más sostenible.
En los más de 5.500 controles realizados por los guardacostas entre enero y junio, los agentes han levantado más de 1.400 actas de presunta infracción, lo que supone también un 46% menos que en el primer semestre del año pasado.
Las inspecciones realizadas en los primeros seis meses de este ejercicio se saldaron con la incautación de más de 12.600 útiles, un 35% más, para así tratar de evitar la reincidencia de los furtivos mediante la retirada de los aparatos que emplean para extraer los recursos.
La titular de Mar del Gobierno gallego ha reivindicado que la labor de vigilancia que lleva a cabo el Ejecutivo autonómico busca que solo lleguen a la ciudadanía los productos procedentes de los canales legales y evitar el daño que provoca la actividad irregular a los profesionales del sector, dada la importancia socioeconómica de la pesca y del marisqueo en la Comunidad.
En cuanto a la zona de Vigo-A Guarda, allí los guardacostas realizaron más de 1.060 inspecciones, que derivaron en 170 actas de presunta infracción. Esto supone un 6% más de controles y un 37% menos de infracciones.
Por otro lado, con el cierre de la ría de O Burgo al marisqueo con motivo del dragado, se ha producido un aumento de la actividad del furtivismo, que ve en este hecho una oportunidad para hacerse con todo el marisco que ha ido creciendo sin ser recogido por los mariscadores ilegales. Desde esta cofradía señalan que se trata de un problema grave, del que tienen que tomar nota las autoridades: “Detectamos que de un tempo para aquí está aumentado o número de furtivos que están baixando cara a rái do Burgo”.
Los propios mariscadores reconocen que era lógico que ocurriera algo parecido puesto que, como llevan meses sin extraer nada de la ría: “O marisco está acumulado e ben que poden baixar para sustraer e gañar diñeiro”. Cuando los profesionales estaban realizando su trabajo, el margen de ganancia era muy bajo y no resultaba apetecible para los furtivos. “Agora eles ven mais producción nos bancos marisqueiros, o ven mais rentable”, señalan.
El fenómeno comenzó a detectarse hace algo más de un mes, después de que hubieran finalizado los trabajos previos al dragado. “Incluso a plena luz do día, sobre odo en mareas baixas, cando baixa moito os bancos marisqueiros, se pode ver a xente facendo esta actividade ilegal”. Es más, advierten que los furtivos podrán seguir actuando incluso cuando comiencen las obras y comience a levantarse el lodo tóxico acumulado en el lecho de la ría.
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