La asociación Arrain Denok se suma a los estudios científicos de Azti con el marcado de bonitos y atunes para investigar sus migraciones y proteger las pesquerías del futuro
Medio centenar de embarcaciones de recreo vascas saldrán al mar con una misión científica: marcar bonitos del norte y atunes para estudiar sus rutas migratorias y patrones de comportamiento. La iniciativa, impulsada por la asociación Arrain Denok y el centro tecnológico AZTI, forma parte de una campaña que busca mejorar el conocimiento de estas especies clave para la pesca vasca y europea.
La actividad consiste en capturar ejemplares vivos, instalarles un diminuto identificador («espagueti») o un chip satelital, y devolverlos al mar sin daño alguno. El pasado fin de semana ya fueron marcados más de 30 túnidos en aguas del Cantábrico, según fuentes de la organización.
Los dispositivos instalados permiten a los científicos rastrear los movimientos de los peces durante meses o incluso años. Algunos recogen datos sobre temperatura, profundidad y luz, lo que facilita reconstruir rutas migratorias, detectar áreas de cría o alimentación, y estudiar el comportamiento de especies como el bonito del norte, el atún rojo o el patudo.
Uno de los hitos recientes más destacados fue la recuperación en 2024 de dos atunes patudos marcados el año anterior, lo que confirmó su regreso estacional al golfo de Bizkaia, reforzando la teoría de fidelidad a esta zona por parte de juveniles de distintas especies.
“Con esta tarea racionalizamos la pesca y colaboramos con la ciencia para conservar las especies”, explicó José Luis Bodón, presidente de Arrain Denok. Además de la flota recreativa, los arrantzales profesionales juegan un papel clave al remitir a AZTI los identificadores de ejemplares recapturados, lo que permite cerrar el ciclo de información.
“Los pescadores son aliados perfectos en la conservación”, señaló Leandro Azkue, viceconsejero de Pesca del Gobierno Vasco, quien valoró la implicación del sector como una contribución directa a la gestión sostenible de los caladeros.
AZTI lleva más de dos décadas marcando túnidos en colaboración con el sector. Desde 2004, utiliza además marcas electrónicas avanzadas que han permitido obtener por primera vez datos completos de migración interanual de bonitos juveniles, como en el caso de un ejemplar marcado frente a Bilbao y recapturado al sur de Irlanda dos años después.
Para Iñigo Onandia, experto en gestión pesquera del centro tecnológico, “el marcaje es una herramienta esencial que nos da claves para conservar tanto especies comerciales como ecosistemas marinos completos”.
Además de los objetivos científicos, la campaña promueve una nueva cultura de pesca recreativa, basada en el respeto por las tallas mínimas, la devolución al mar de especies no comerciales y una conciencia activa por la conservación marina.
“Pescar no es solo capturar, también es observar, comprender y proteger”, resumen desde Arrain Denok, que agrupa a clubes náuticos de toda Gipuzkoa con el respaldo del Gobierno Vasco y las federaciones de pesca vasca y guipuzcoana.
Los datos recogidos por estas campañas permitirán a los científicos y gestores avanzar en una pesca más equilibrada, regulaciones más precisas y planes de conservación basados en evidencias. Y todo ello con un protagonista inesperado: el pescador aficionado comprometido con el mar.
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