Vender el producto sigue siendo un desafío para el sector. La FAO señala que el problema es mundial pues toda la cadena es afectada por las restricciones. El covid-19 ha provocado un «shock sin precedentes» en la actividad pesquera a nivel global, pues aunque el virus no afecte las especies marinas, las restricciones que cada país ha implementado a nivel de economía y movilidad, limitan las operaciones en toda la cadena. Europa no es la excepción.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó la semana pasada el informe sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura (SOFIA, por sus siglas en inglés), aunque este se elaboró con datos recogidos previo al impacto de la pandemia, se incorporó un anexo con consideraciones sobre las afectaciones.
La institución señala que el virus ha provocado un shock «sin precedentes» para el sector, ya que las medidas de protección, aunque necesarias, han impactado cada eslabón de la cadena, desde la pesca y la producción acuícola hasta el procesamiento, transporte y la comercialización, de acuerdo al documento, originalmente en inglés.
En todo el mundo el impacto se ha visto a la hora de comercializar el producto. Muchas compañías se mantienen sin operar y muchas flotas han tenido que regalar el producto pues no encuentran donde vender.
Las flotas siguen contrayendo en pérdidas, puesto que siguen gastos en combustible, energía eléctrica y aceite para los motores. Además muchas empresas están pidiendo créditos para subsistir. Las embarcaciones también se están comenzando a dañar ante la falta de mantenimiento.
La FAO por su parte señala que «la interrupción del transporte internacional ha afectado sobre todo a la exportación de productos acuícolas, mientras que el fuerte descenso del turismo y el cierre de restaurantes han perjudicado de forma drástica a los canales de distribución de muchos tipos de pescado, aunque las ventas al por menor se han mantenido estables o han aumentado en el caso del pescado congelado, enlatado, marinado y ahumado con mayor capacidad de conservación».
En el caso del sector industrial, Global Fishing Watch, consignado en el informe de FAO, estima una reducción de 6.5 % a escala mundial en comparación a años anteriores.
De acuerdo a la FAO, el consumo mundial de pescado por persona ha alcanzado un nuevo récord de 20.5 kg por año y seguirá creciendo en la próxima década. Para 2018, la producción pesquera global fue de 179 millones de toneladas, para 2030 esta podría llegar a 204 millones. Del total de producción pesquera, la captura marina se mantiene como la mayor la fuente, con 84.4 millones de toneladas, mientras que la acuicultura llegó a 82.1 millones de toneladas, un máximo histórico, también hay capturas en agua dulce.
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