Quedan más de dos meses para la Navidad y el pescado ya está por las nubes. Algunas especies emblemáticas en nuestras mesas, como la merluza, se están vendiendo en pescaderías y supermercados hasta un 30% más caro que hace un año por estas mismas fechas. Y eso que en rula se está subastando a un precio incluso menor para poder colocar el productor entre los mayoristas. El motivo: la inflación desbocada y los precios de la luz y carburantes disparados, que están repercutiendo de forma muy directa en los costes de transporte y conservación del producto, según publica El Comercio de Asturias.
«El problema viene en el transporte, por todo lo que ha subido la gasolina. Y en la luz, el papel que utilizamos, el plástico… Todo ha subido y eso se refleja en el precio una vez que llega a las pescaderías», afirman pescadores y pescaderos. Desde las cofradías admiten que «la situación en el sector es cada vez más complicada», porque al aumento de los costes de salir a faenar se suma la falta de relevo generacional, el inicuo reparto de las cuotas y las duras políticas pesqueras que limitan la captura de algunas especies como la merluza, la raya o la xarda. «Muchas veces nos encontramos con pescado que tenemos que devolver a la mar porque ya agotamos la cuota de pesca», cuenta Manuel Jesús Iglesias, patrón mayor de la cofradía de pescadores de Luarca. «Los pescadores vamos a la mar a pescar y si nos ponen límites es complicado hacer nuestro trabajo», añade. A esto se suma la dificultad para capturar «con anzuelo» algunas especies, como la xarda.
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Si a todos estos factores que explican la crisis que el sector pesquero sufre desde hace años sumamos ahora el descenso de los precios de subasta en las rulas, como una medida que están adoptando para tratar de reactivar las ventas, la situación empieza a ser «dramática», como afirma el presidente de la Federación Asturiana de Cofradías de Pescadores, Adolfo García.
La bajada de precios en las rulas aún deja margen, cada vez más meguado, a los pescadores. Sin embargo, en el caso de las pescaderías, la situación es totalmente opuesta. Los propietarios de estos establecimientos se han visto obligados a subir precios para paliar los costes que deben de asumir en el proceso de distribución -transporte- y conservación -facturas de la luz de las cámaras frigoríficas y de congelación desorbitadas- del pescado. «Siempre estamos en una guerra de precios. Todo el mundo quiere tener el mejor producto al mejor precio. Nosotros estamos asumiendo ese gasto y lo estamos restando a beneficios», afirma Germán Riesgo, gerente de Pescados y mariscos Noyger. Barrunta, además, que si la situación sigue así «va a haber una criba muy grande en el comercio».
El propietario de Pescados Ana, Paco Ropero, cuenta que donde más se han incrementado los precios es en la merluza y el bocarte, con una subida de entre un 20 y un 30% respecto al año pasado por estas mismas fechas. «En esta época siempre sube el pescado», admite, aunque cuenta que se mantiene el del bonito, que «se ha dado muy bien esta temporada» que da sus últimos coletazos.
No es así el caso de la merluza -«hace dos meses costaba 12 euros y ahora puede superar los 18 euros», cuenta Ropero- que se encuentra, junto con los productos importados como los langostinos o el salmón, entre los productos más caros. Ricardo Díaz Belmonte, dueño de Pescaderías El Molinón, es consciente de que a quien más afecta esta subida es al cliente, que «es quien termina pagando los gastos».
«La locura de Navidad ya ha empezado». Así describe Ricardo Díaz el hecho de que muchos clientes hayan comenzado ya a hacer acopio de algunos pescados mariscos para esas fiestas. «Estamos en octubre y la gente ya está comprando el marisco fresco para congelarlo».
Las cofradías y las pescaderías ya se preparan para unas navidades llenas de incertidumbre, pues saben que «las familias no lo están pasando bien con el tema de la inflación», como cuenta Adolfo García, que espera que «sean unas navidades normales». A la merluza, de lo más vendido este año, se suma a la cesta de Navidad una mayor venta de pixín, marisco y «pescados más especiales», como el virrey o el besugo. Pese al incremento de los precios y la desesperanzadora situación, los patrones de las cofradías se mantienen optimistas con el inicio de la campaña del percebe, que comenzó hace una semana. El kilo de este crustáceo, tan emblemático también en nuestra gastronomía, se ha pagado en este arranque de temporada a 48 euros de media. En noviembre arrancará la de la angula, que supone una importante fuente de ingresos para pescadores del Bajo Nalón, Cudillero y Ribadesella. Dos productos que son estrella también en nuestras cenas de Navidad y que, a buen seguro, este año dispararán aún más la factura de Nochebuena y Nochevieja.
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