Frente a la inflación y las cuotas, los pescadores se adaptan con la captura de especies como el abadejo, ante la carestía de la lubina
«Con la inflación, todo el mundo tiene que tener cuidado. Así que, inevitablemente, el pescado se vende más barato que el año pasado», señala el pescador francésChristopher Quémener, especialista en lubina, un pescado noble y de calidad, pero caro. Él se adapta a las nuevas exigencias de los consumidores.
«Por ejemplo, nos estamos dirigiendo más al abadejo, un pescado que ha estado un poco olvidado y menos valorado. Hace tiempo, se rechazaba. Hoy, se vende muy bien. ¡Y está bueno!
El corazón de su negocio es sobre todo el abadejo. Un poco más barato que la lubina. Por ello, los pescadores franceses tratan de hacer frente a la situación de precios. Ello se debe a que la asignación de la cuota la gestionan después las organizaciones de productores, zona por zona.
Aunque la oferta y los precios están bajando, no está descontento con el nivel de actividad actual. «Entre 20 y 26 euros el kilo en subasta para la lubina, y entre 18 y 20 euros el kilo para el abadejo, las cosas van bien.
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