María Jesús Montero, ministra de Hacienda.
Entró en vigor de facto la baja del IVA en los productos básicos de la cesta de la compra. Durante los próximos seis meses el impuesto en alimentos como huevos, harina, leche, hortalizas, tubérculos, legumbres, frutas, verduras o quesos bajará del cuatro al cero por ciento. Por otro lado, otros como el aceite o la pasta también contarán con una reducción del IVA, en este caso pasarán del 10 al cinco por ciento. Esta medida se anunció el pasado 27 de diciembre junto con otras del Gobierno para paliar los efectos de la inflación. Muchos de los productos básicos de la cesta de la compra son, además, considerados como sanos y necesarios para una dieta equilibrada, ¿podría, también, afectar positivamente sobre la salud de los pacientes? ¿Podría favorecer una buena dieta entre las personas vulnerables o en riesgo de pobreza?
Guadalupe Blay, responsable del trabajo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), ha explicado a Redacción Médica que, aunque de entrada esta medida para paliar los efectos de la inflación le parece «correcta», todavía quedan muchas «dudas» por resolver. Además de que se han quedado productos esenciales, como la carne y el pescado, fuera de la reducción del IVA: «No todos los alimentos van a tener el IVA reducido, como la carne o el pescado, sino que va a depender, por lo que dicen, de la inflación», explica. Además, en principio, al ser medidas que durarán solo seis meses «no son una solución a futuro, puede que en mayo o junio recuperen un nivel más elevado de precio», añade.
«Otra cuestión es que una cosa es que baje el IVA y otra que bajen los precios. Porque, por ejemplo, si ahora una barra de pan cuesta un euro y bajan el IVA, pero voy a comprar y sigue costando lo mismo porque han subido el precio, solucionamos poquito», señala Blay. «Habrá que ver un poco cómo va derivando, porque las empresas ya están diciendo que una cosa es el IVA, que es lo que repercute al Gobierno; y otra es el precio, que es lo que ellos invierten y lo tendrán que recuperar», explica.
José Manuel Fernández García, coordinador del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), incide en esta cuestión: “Los elevados precios de frutas y verduras no solo dependen de esa bajada del cuatro por ciento, sino de los márgenes comerciales entre el productor y el último eslabón de la cadena de alimentación”.
Por su parte, Concha Sánchez, presidenta de la Asociación de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), señala que la bajada del IVA en los productos básicos de la cesta de la compra es «una noticia estupenda». «Hay muchos barrios desfavorecidos en las ciudades en los que las familias necesitan ayuda y que haya una bajada del IVA, sobre todo en huevos, leche, fruta y verdura, es una medida que va a venir muy bien a madres y padres«, explica la pediatra. «Sobre todo, porque la fruta y la verdura se estaban encareciendo mucho para las familias en riesgo de pobreza. Y son alimentos fundamentales para los niños», señala. «La pena es que esta bajada no se haya hecho también en carne y pescado. Si pudieran hacer algo con el precio del pescado y la carne sería estupendo«, añade.
La pediatra considera que es una buena medida para las familias desfavorecidas: «Esta bajada va a repercutir en el bolsillo de las familias. Si los padres dan una alimentación sana y equilibrada, sus hijos tendrán una buena salud». De hecho, explica que es un buen aliciente para que las familias en riesgo de exclusión pueda «mejorar la alimentación de sus hijos». «Pero es importante que esta sea sana y equilibrada, que los niños tomen más frutas, verduras y huevos. Y que no tomen alimentos como la bollería industrial».
Aunque parezca una contradicción, indica Sánchez, «en los barrios con riesgo de exclusión social lo que encontramos es obesidad infantil». Por tanto, aunque directamente «no va a influir» en la salud de los niños, sí es una buena medida para que «la alimentación de los niños sea más saludable». Y recomienda a los padres que «compren a sus hijos fruta y verduras frescas para alimentarles», ahora que esta medida hace un poco más accesibles ciertos alimentos.
Desde Semergen, sin embargo, tienen sus dudas: “Tengo mis reservas ante esta bajada y que ello suponga que la población se dedique a comer más verdura o fruta”. Es por ello que Fernández García reclama campañas de educación sanitaria que complementen esta medida, además de favorecer una buena cultura alimentaria o conseguir acuerdos con fabricantes de productos elaborados para disminuir la cantidad de sal o azúcar, por ejemplo. “Reducir el IVA debería acompañarse de otras medidas de educación sanitaria y promoción de la salud para conseguir un verdadero impacto en términos de salud poblacional”, sentencia Fernández García.
Para Blay la bajada del IVA, «aunque pudiera ser aceptable», no es solución para este problema. «Las personas que están en pobreza o son vulnerables tienen una cesta de la compra con productos más grasos, de menor calidad… Hay más tendencia a la obesidad. Y todo eso no se contempla. Es una bajada muy reducida, porque si lo piensas son alimentos como la harina, los huevos… es necesario consumirlos; pero no tengo tan claro que sea una medida resolutoria«, añade.
A pesar de que la medida entra en vigor este lunes, Blay explica que todavía «hay lagunas» en esta reducción del IVA y se pregunta qué pasa, por ejemplo, con los productos sin gluten para las personas celíacas: «No han dicho si esto se va a hacer con todo el pan. Por ejemplo, no sabemos qué va a pasar con el pan o la pasta sin gluten, hay ciertas dudas sobre cómo va a funcionar«.
Sobre otras posibles medidas, Blay apuesta por dar más ayudas a «agricultores y ganaderos» con «subvenciones» para que el producto sea más barato de origen «y llegue a la tienda con un mejor precio para la gente, más allá de las ayudas o los cheques de 200 euros» para evitar, sobre todo en población vulnerable, «que tenga que ir a bancos de alimentos». Y considera que la reducción del IVA «no va a solucionar el problema de la alimentación de la gente».
Sobre la exclusión de ciertos alimentos, Fernández García denuncia la “falta de lógica” de favorecer unos alimentos tan saludables, como verduras, y dejar otros, como la carne o el pescado, que también deberían beneficiarse de esta reducción “si la medida fuese con una clara intención de salud”. “Sería razonable bajar el IVA de estos productos si se quiere promover su consumo”, reflexiona.
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