Un estudio reciente realizado por NielsenIQ en Estados Unidos ofrece una instantánea muy clara de los cambios de comportamiento de los consumidores y, aunque el análisis se refiere al mercado americano, las dinámicas destacadas representan señales que deben seguirse con atención también en Europa, especialmente para quienes trabajan en el sector pesquero.
El hecho más evidente se refiere a la creciente centralidad de las nuevas generaciones. Para 2030, los Millennials y la Generación Z representarán el 67% de la población de Estados Unidos. Una masa crítica que ya hoy influye en las decisiones comerciales, en los surtidos y en las estrategias de comunicación. Se trata de consumidores digitales, cada vez más propensos a pedir comida en línea –incluido pescado– al menos una vez a la semana. No sólo eso: se guían por lógicas de valores como la sostenibilidad, la transparencia y la conveniencia, y buscan experiencias de compra fluidas, personalizadas y accesibles también a través de las redes sociales.
Al mismo tiempo, la inflación y la disminución del poder adquisitivo también han empujado a los consumidores con mayores ingresos a adoptar estrategias de gasto inteligente para ahorrar. Según datos de Nielsen, el 64% de los estadounidenses dijeron que reducirían sus compras de alimentos si los precios continúan aumentando. Y el primer efecto visible es el crecimiento de las marcas blancas, que en el sector alimentario –incluidos los productos pesqueros procesados– están abandonando la etiqueta “low cost” para asumir un papel central en las decisiones de compra, incluso cuando el precio es superior a la media.
En este escenario, el valor ya no se define sólo por el precio. Lo que cuenta es la calidad percibida, el posicionamiento sostenible, la capacidad de contar una historia, incluso a través de un packaging inteligente. Y esto también se aplica a los peces. Los minoristas que invierten en marcas privadas bien construidas, quizás con líneas premium, orgánicas o locales, están ganando terreno. El 40% de los consumidores están dispuestos a pagar más por una marca blanca si la perciben como fiable, saludable y coherente con sus valores.
Sin embargo, el aspecto más interesante que surge del estudio americano se refiere a la interrelación entre la tecnología y los hábitos cotidianos. Inteligencia artificial, asistentes de voz, realidad aumentada, sistemas predictivos: ya no son sugerencias de conferencias, sino herramientas reales ya integradas en las elecciones de los consumidores. El cuarenta por ciento de los compradores estadounidenses utilizan recomendaciones de productos impulsadas por inteligencia artificial y el 34 por ciento ya automatiza algunas de sus compras de comestibles mediante dispositivos inteligentes.
El sector pesquero también está llamado a cuestionarse. Si el pescado fresco todavía se nutre de rituales, confianza y proximidad, el producto procesado, congelado, en conserva o listo para cocinar puede (y debe) abrirse camino en este nuevo ecosistema digital. Pero para lograrlo se necesita visión, capacidad de innovar y voluntad de interactuar con una generación que compra con un teléfono inteligente en la mano y un perfil de TikTok siempre activo.
El análisis de Nielsen, aunque se refiere al mercado estadounidense, anticipa algunas de las tendencias que están surgiendo lentamente también en Europa. Para quienes trabajan en la industria pesquera, leerlos hoy significa estar mejor preparados para lo que demandará el mercado mañana. Y quizás, comiences a construir tu propia respuesta hoy mismo.