La flota de buques que ha hecho todo lo posible para eludir el escrutinio de sus actividades ilegales ha sido incluida en la lista negra de un organismo internacional clave. Una investigación de la Environmental Justice Foundation (EJF), que incluyó el seguimiento por satélite, la información recopilada en las redes sociales y las entrevistas con la tripulación, ha dado lugar a la inclusión de los buques en la lista negra de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA). El proveedor de seguros de la flota también está considerando retirar su cobertura.
Aunque estas acciones son una victoria que podría paralizar las operaciones de la flota, la verdadera solución es más profunda. Este es un ejemplo de libro de los operadores que utilizan la falta de transparencia en las pesquerías para perpetrar crímenes y diezmar los ecosistemas oceánicos, y eso debe cambiar urgentemente.
La flota -que llevaba años operando en el Atlántico- llamó la atención del equipo de investigación de EJF por primera vez como sospechosa cuando el seguimiento por satélite de los movimientos de los tres buques mostró claros indicios de que estaban practicando la pesca de atún con palangre, a pesar de no estar registrados en la CICAA. Sin esta autorización, cualquier pesca de atún en el Atlántico está estrictamente prohibida.
Al seguir investigando la flota, descubrieron una amplia acción evasiva para evitar cualquier supervisión de las acciones ilegales. Los buques no sólo empezaron enarbolando la bandera de una nación, para luego cambiar a otra, sino que también hay indicios de que fueron «apátridas» durante un tiempo, es decir, que no estaban registrados bajo ninguna bandera. Los buques también cambiaron de nombre y de código de identificación a mitad de la travesía en el sistema de identificación automática que utilizan los pesqueros para evitar colisiones. También obtuvimos una foto que mostraba claramente la pintura blanca brillante que se había utilizado para cambiar el nombre de los buques.
La flota también empleaba el transbordo ilegal, otro método clásico que los operadores ilícitos utilizan para cubrir sus huellas. Según esta práctica, los buques se reúnen en el mar para transferir capturas, suministros o tripulación, y aunque esto puede ocurrir legalmente si está debidamente registrado y controlado, a menudo es utilizado por los operadores ilegales para «blanquear» el pescado capturado ilegalmente y perpetuar el abuso y la esclavitud de la tripulación al permitir que los buques permanezcan fuera de puerto durante meses o incluso años.
La inclusión en la lista negra, propuesta a la CICAA por la UE después de haber visto las pruebas de la EJF y haber investigado más a fondo, es un golpe importante para esta red ilícita. Si se aplica correctamente, significa que los barcos perderán el acceso al mercado de sus productos. Del mismo modo, el hecho de que la compañía de seguros haya considerado la posibilidad de abandonar la flota pone a los operadores en grave riesgo financiero.
En última instancia, este operador utilizó todos los trucos del libro para evadir el escrutinio de sus acciones ilegales. Cambiaron el nombre de los buques, cambiaron de bandera, se convirtieron en apátridas y mantuvieron la propiedad sin aclarar. El transbordo ilegal puede ocultar una multitud de pecados, desde la pesca ilegal que destruye los ecosistemas oceánicos hasta la esclavización de la tripulación. Esta es una flota, y aunque nos alegramos mucho de que la CICAA haya tomado esta medida, no es la solución definitiva. Para evitar que otros perpetren estos actos ilegales, para salvaguardar los ecosistemas oceánicos, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia en todo el mundo, tenemos que arrojar luz sobre todas estas operaciones a través de la transparencia: la publicación y el intercambio de información -como las listas de licencias de los buques, el historial de infracciones y los detalles completos de la propiedad- que puede ayudar a los gobiernos, las organizaciones regionales de gestión de la pesca, las empresas pesqueras respetuosas de la ley, las ONG, los minoristas e incluso los consumidores a trabajar juntos para librar a nuestros océanos de estos operadores perjudiciales.
Es motivo de vergüenza internacional que esta falta de transparencia crónica pueda seguir utilizándose para cometer estos delitos.
Seguimos vigilando el paradero de la flota, y tenemos pruebas de que ha trasladado sus operaciones del Atlántico al océano Índico, abandonando la jurisdicción de la CICAA. Aunque los buques tienen permiso para pescar en el Océano Índico como resultado del cambio a su nueva bandera -Omán- las primeras pruebas sugieren que siguen utilizando el transbordo ilegal, infringiendo las normas de la Comisión del Atún para el Océano Índico
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