Investigadoras e investigadores de los centros oceanográficos de Vigo, Málaga y
Canarias del Instituto Español de Oceanografía (IEO, CSIC) y del Institut de Ciències desvelan cómo afectó el COVID-19 a la actividad pesquera.
El (ICM-CSIC) ha analizado la resiliencia de la actividad pesquera frente a la pandemia de la COVID−19 en los caladeros Atlántico y Mediterráneo de Andalucía y cómo el grado de industrialización de las flotas puede dificultar o ayudar a mantener la actividad durante grandes crisis.
Los resultados del estudio, publicado recientemente en la revista Marine Policy, muestran que el caladero del Atlántico, que utiliza tecnología puntera y dispone de una organización laboral estratificada y de vínculos tanto con las industrias de transformación como con redes comerciales, fue más resistente a las perturbaciones de la pandemia en términos de precios. Por otro lado, en el caladero Mediterráneo, cuya flota es más tradicional y con un menor nivel de tecnología, los desembarques resistieron más.
Según señalan las expertas y expertos, la flota del Mediterráneo, al estar compuesta principalmente por embarcaciones pequeñas con tripulación reducida, tuvo mayor
facilidad para volver al trabajo una vez resueltos los principales problemas sanitarios.
En cambio, la flota atlántica, que requiere más tripulantes por buque, habría tenido mayores dificultades para faenar de nuevo.
El estudio se centra en las especies más capturadas en ambos caladeros y compara, a través de diferentes modelos, sus datos de desembarques diarios y precios de
primera venta de pescado fresco en diferentes períodos de gravedad de la pandemia con los de los períodos previos.
Por último, el trabajo muestra que durante el primer estado de alarma se produjo una
fuerte caída tanto de los precios de primera venta como de los desembarques en ambos caladeros andaluces. Sin embargo, durante los periodos posteriores los descensos fueron menores, lo que podría deberse a que las pérdidas fueron amortiguadas por la reducción de los costes de explotación y el despliegue de una amplia red de ayudas públicas al sector.
«La pandemia de la COVID−19 ha sido un reto importante para el sector pesquero en aguas españolas, y pese a las políticas para compensar las consecuencias de la pandemia, los impactos fueron profundos en relación con las capturas y los precios de mercado», señala Marta Cousido-Rocha, investigadora del IEO y primera autora del estudio.
«Es necesario transformar las cadenas de suministro y los sistemas alimentarios
existentes de forma que mejoren las condiciones y la resistencia del sector pesquero
preparándolo para posibles futuras crisis”, añade Cousido-Rocha.
Por su parte, Marta Coll, investigadora del ICM-CSIC y coautora del estudio, subraya
la diferencia entre las flotas del Atlántico y el Mediterráneo y, en este sentido, apunta
que “el hecho de que las características más artesanales de la flota mediterránea la
hicieran más resiliente a la pandemia nos tiene que hacer reflexionar sobre el modelo
de pesca que se quiere impulsar, que debe garantizar la máxima sostenibilidad y
resiliencia de la actividad
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