Las especies invasoras están alterando la naturaleza del mar Mediterráneo. El mar Mediterráneo está siendo invadido por cientos de peces, medusas, camarones y otras especies marinas procedentes de fuera de la región.
Se han identificado más de mil especies exóticas en el Mediterráneo y el Mar Negro. Más de la mitad de estas especies han establecido poblaciones estables y se están extendiendo, lo que hace temer la amenaza que suponen para los ecosistemas marinos y las comunidades pesqueras locales.
«El cambio climático y las actividades humanas han tenido un profundo impacto en el Mediterráneo y el Mar Negro», afirma Stefano Lelli, experto en pesca para el Mediterráneo Oriental en nombre de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM).
Este organismo regional de gestión pesquera, creado por la FAO, lleva a cabo una serie de actividades para promover la pesca y la acuicultura sostenibles en el Mediterráneo y el Mar Negro. Trabaja con pescadores, conservacionistas, científicos y autoridades gubernamentales para comprender mejor la propagación de las especies alóctonas y ayudar a los países a optimizar sus medidas de contención y gestión.
«Estamos asistiendo a una rápida e importante alteración de los ecosistemas marinos, que está afectando a los medios de vida de las comunidades locales. Se espera que el número de especies exóticas siga aumentando en los próximos años», añade Lelli.
El mar Mediterráneo está sufriendo un proceso de «tropicalización», que implica un aumento de la temperatura del agua, debido principalmente al cambio climático. Además, muchas especies migran a través de rutas marítimas muy transitadas, como el Estrecho de Gibraltar o el Canal de Suez, y a menudo se adhieren a los cascos de los barcos o se infiltran en el agua de lastre. Otras especies, como la ostra del Pacífico y la almeja voraz, fueron introducidas para la acuicultura en los años 60 y 70 y desde entonces han colonizado los ecosistemas mediterráneos, escapando de las instalaciones.
Una vez establecidas, las especies alóctonas pueden sustituir a las endémicas y alterar los ecosistemas, con posibles repercusiones económicas para la pesca y el turismo, o incluso para la salud humana. El ejemplo de seis especies de peces exóticos venenosos y tóxicos (peces globo, peces escorpión y algunas especies de medusas) que se han establecido en el Mediterráneo oriental y pueden envenenar a los humanos si los tocan o los ingieren.
La CGPM de la FAO ayuda a Chipre, Egipto, Grecia, Líbano, Israel, Siria y Turquía en la difícil tarea de cartografiar, vigilar y gestionar estas especies invasoras. También sirve de foro para el intercambio de información y estrategias entre los países directamente afectados por el fenómeno.
«Los resultados y las lecciones aprendidas de este proceso deberían ayudar a construir un cuerpo de conocimientos sobre las especies no nativas para que puedan ser gestionadas de forma efectiva», afirma Elisabetta Morello, Oficial de Pesca de la FAO en la CGPM.
Convertir una amenaza en una oportunidad
El fenómeno ha afectado a los pescadores de toda la región, pero con el apoyo de la CGPM están encontrando nuevas formas de convertir esas invasiones en oportunidades.
En el suroeste de Turquía, donde las especies invasoras pueden representar hasta el 80% de las capturas en algunas zonas, los pescadores están creando gradualmente nuevos mercados de consumo y exportación para especies como el pez escorpión, los erizos de mar y los espáridos.
El Líbano también está formando a los pescadores en la captura de especies exóticas, animando a los consumidores a probarlas. La quimera, el salmonete de Forsskal y el pez escorpión son algunos ejemplos de especies exóticas que se están convirtiendo en una fuente de ingresos en el Líbano», explica Manal Nader, profesor asociado y director del Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Balamand (Líbano).
En Túnez, dos especies no autóctonas de cangrejo azul, que ponían en peligro la pesca tradicional, se convirtieron en un negocio rentable cuando la FAO y el gobierno tunecino ayudaron a los pescadores a acceder a nuevos mercados. Lo mismo está ocurriendo en España y otras zonas del Mediterráneo, hasta el punto de que la CGPM ha puesto en marcha un programa especial de investigación para gestionar estas especies.
«El seguimiento y la mitigación del impacto de las especies exóticas en los ecosistemas marinos son actividades costosas y, en la mayoría de los casos, es imposible erradicar q
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