El segundo Algae Awareness Summit confirma la apuesta de la UE por las algas como materia prima estratégica para alimentación, química verde y diseño sostenible, con una Declaración política que impulsa su producción y transformación.
España litoral atlántico y mediterráneo, redes de acuicultura, biotecnología marina y una potente industria alimentaria parte con ventajas comparativas: disponibilidad de biomasa, conocimiento en procesado y una cadena logística exportadora. El reto pasa por zonificar cultivos, acelerar proyectos offshore compatibles con la conservación, y conectar puertos y parques tecnológicos con inversión privada y compra pública innovadora.
Berlín ha certificado el cambio de fase: las algas ya no son un nicho, sino un pilar emergente de la bioeconomía europea. Con una agenda que combina ciencia, industria y cultura, la UE pone rumbo a convertir esta biomasa “multiherramienta” en motor de competitividad, empleo verde y salud oceánica.
El sector europeo de las algas ha dado un salto de escala tras la celebración del segundo Algae Awareness Summit, los días 16 y 17 de octubre de 2025, en el AXICA Center —junto a la Puerta de Brandeburgo—. Más de 250 expertos, empresas, instituciones y diseñadores debatieron sobre el futuro de una industria en plena expansión que ya es pieza clave de la bioeconomía azul: seguridad alimentaria, neutralidad climática y restauración de ecosistemas entran en la misma ecuación.
La Comisión Europea, a través de iniciativas como EU4Algae, acelera la investigación, la incubación de startups y la puesta en marcha de cadenas de valor para macro y microalgas, con el objetivo de llevarlas del laboratorio al mercado en aplicaciones industriales sostenibles.
El escaparate berlinés mostró hasta qué punto las algas se han convertido en plataforma tecnológica transversal:
Estas soluciones, aún en distintos grados de madurez, apuntan a mercados de alto valor: packaging compostable, textiles funcionales, aditivos y biopolímeros, cosmética, ingredientes alimentarios y biocombustibles avanzados.
El Summit dejó también un hito institucional: Alemania, Francia y Grecia firmaron la Declaración sobre las Algas, con Finlandia y Portugal como próximos adherentes. El texto compromete a los Estados a integrar la producción y transformación de algas en sus políticas de innovación y sostenibilidad, conectando industria, ciencia y conservación marina bajo una visión europea común.
La Declaración blinda un itinerario para escalar cultivos, autorizar nuevos ingredientes, armonizar estándares y facilitar inversión, con impactos directos en soberanía alimentaria y transición energética.
La clausura corrió a cargo de la artista e investigadora Julia Lohmann, que invitó al público a “dialogar” simbólicamente con las algas, tendiendo un puente entre innovación y naturaleza. El edificio de Frank Gehry aportó un marco icónico a un mensaje que caló entre los participantes: el futuro de las algas ya no es promesa, es una realidad en despliegue.
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