La UE ha establecido nuevas normas para los envases quepretenden que todos estos artículos sean reciclables, limitar el uso de sustancias peligrosas, minimizar los envases innecesarios e incentivar el uso de materiales reciclados.
Hace apenas unos días, el 4 de marzo fue un día clave para el futuro de los envases en la Unión Europea, con el anuncio de un acuerdo provisional entre el Parlamento y el Consejo sobre una normativa innovadora que pretende transformar el sector. Estas nuevas normas pretenden que todos los envases de la UE sean reciclables, limitar el uso de sustancias peligrosas, minimizar los envases innecesarios e incentivar el uso de materiales reciclados. El objetivo es claro: aumentar la seguridad de los consumidores e impulsar una economía más circular.
Entre las medidas más significativas están los objetivos de reducción de envases: una disminución del 5% para 2030, que aumentará al 15% para 2040, con especial atención a la reducción de los residuos de envases de plástico. Estos objetivos subrayan el compromiso de la UE de luchar contra la contaminación por plásticos y el despilfarro de recursos.
Otra decisión importante se refiere a la prohibición del uso de las llamadas «sustancias químicas permanentes» (PFAS) en los envases en contacto con alimentos para prevenir riesgos para la salud humana y el medio ambiente. Estos compuestos químicos, conocidos por su persistencia y resistencia a la degradación, dejarán de tener cabida en los envases alimentarios, garantizando así una mayor seguridad a los consumidores europeos.
El acuerdo también hace hincapié en la necesidad de armonizar las ambiciones medioambientales con la realidad industrial, ofreciendo exenciones específicas a las microempresas y fomentando la innovación en el sector de los envases. Este equilibrio es crucial para garantizar que la nueva normativa sea efectivamente aplicable y pueda provocar un cambio real sin suponer una carga excesiva para las pequeñas empresas.
Antes de que estos reglamentos puedan entrar en vigor, se requiere la aprobación formal tanto del Parlamento como del Consejo. Este proceso de ratificación es el último paso antes de que el acuerdo entre en vigor, marcando el comienzo de una nueva era para el sector de los envases en Europa.
Con estas medidas, la UE se compromete a reducir el impacto medioambiental de los envases y a fomentar prácticas de consumo y producción más sostenibles.Se trata de un paso importante hacia un futuro en el que la economía circular y la sostenibilidad ocuparán un lugar central en las políticas y prácticas empresariales de todo el continente.
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