Un informe de la Comisión Europea muestra una reducción de la presión pesquera y un aumento de las poblaciones de peces. Pero nos recuerda que el estado de las poblaciones de peces en las aguas europeas sigue siendo una gran preocupación.
La sobrepesca en Europa disminuye pero sigue siendo crítica A pesar del descenso de la sobrepesca, el 28% de las poblaciones de peces siguen sobreexplotadas. Foto de la ilustración.
La sobrepesca está disminuyendo en Europa. Esta es la conclusión de un informe del Comité Científico, Técnico y Económico de la Pesca (CCTEP) de la Unión Europea, publicado a principios de abril. El informe muestra que la presión sobre las poblaciones de peces está disminuyendo y que las poblaciones de peces están aumentando: un 33% más de biomasa en las aguas del Atlántico nororiental que en 2003 y un 25% más en el Mediterráneo en los últimos cinco años.
Por otro lado por primera vez, las cifras son alentadoras en el Mediterráneo. Partíamos de una base muy baja: la situación era realmente catastrófica», afirma Didier Gascuel, profesor de ecología marina en el Agrocampus Ouest de Rennes.
A pesar de estos datos prometedores, el informe recuerda que la situación en las aguas europeas sigue siendo crítica. Los objetivos de la Política Pesquera Común (PPC) están aún lejos de alcanzarse: el 28% de las poblaciones de peces siguen sobreexplotadas, cifra que alcanza el 85% en el Mediterráneo.
Además, la evaluación muestra que sólo se trata de un descenso medio. Así, mientras algunas especies de peces experimentan una reducción de la sobrepesca, otras siguen estando muy sobreexplotadas, «como el bacalao, una población que está de muy mala salud», según Didier Gascuel.
Lo mismo ocurre con los caladeros: en el Mediterráneo, aunque la abundancia global de las poblaciones está aumentando, esta mejora afecta a determinadas zonas y no a otras. En la parte occidental del Mediterráneo, por ejemplo, la presión pesquera aumenta constantemente: un 13% más desde 2013.
Los científicos también temen que las tendencias observadas sean el resultado de un efecto Covid-19, con una desaceleración puntual de la actividad pesquera, en lugar de un desarrollo sostenible. «Vivimos una situación similar con las emisiones de CO2 en 2020, que empezaron a subir de nuevo en cuanto terminaron los confinamientos», señala Didier Gascuel. Como las cifras de esta disciplina científica tienen un retraso medio de un año, los expertos no podrán confirmar la mejora hasta el año que viene.
Entonces, ¿cómo podemos mantener esta reducción y seguir avanzando hacia una pesca más responsable? Para el profesor de ecología marina, la aplicación de un nuevo reglamento europeo es más que necesaria.
Los progresos realizados en los últimos años son el resultado de la política de cuotas», reconoce. Pero ahora tenemos que replantearlas no especie por especie, sino integrando un enfoque ecosistémico. Porque la contabilidad por poblaciones no dice nada sobre el estado de la biodiversidad marina: también hay que tener en cuenta el estado de salud de los ecosistemas, muy afectados por la sobrepesca y el calentamiento global.
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