Entre los pescadores «franco-españoles» y bretones la convivencia cada vez más difícil
por la reducción de las zonas de pesca. El pasado 10 de diciembre estalló una acalorada discusión entre pescadores bretones y «franco-españoles», frente a las costas de Guilvinec.
La reducción de las zonas de pesca provoca cada vez más tensiones entre los pescadores bretones y los «franco-españoles». Profesionales y sindicalistas bretones dan la voz de alarma para evitar que la situación «degenere».
Mientras los buques de Bigouden se dirigían a su zona de pesca, estalló una acalorada discusión con los barcos»franco-españoles». A través de la VHF, se inició un diálogo de sordos entre pescadores de distintas nacionalidades, antes de llegar a los insultos.
¿La razón de estas tensiones? Aplicación desde el 15 de septiembre de 87 zonas de ecosistemas marinos vulnerables (EMV) en el Atlántico Nororiental. Esta decisión fue adoptada por la Comisión Europea con el fin de proteger 16 419 km² de estas aguas comunitarias prohibiendo los artes de pesca que raspan el fondo.
Una zona de pesca más pequeña
El problema es que «los palangreros y barcos franco-españoles que faenaban en estas zonas se están acercando a nuestra costa. La superficie de pesca disponible ha disminuido, lo que hace temer por la cohabitación en las zonas restantes», informa Enéour Toullec, miembro del Comité Departamental de Pesca y del sindicato de marineros CGT en Finistère.
Aunque estos buques enarbolan pabellón francés (la mayoría están registrados en Bayona), en la actualidad pertenecen en su mayoría a armadores españoles. Estos barcos «no llevan ni un solo marinero francés a bordo», insiste Yves L’Helgoualc’h, secretario del sindicato de marineros CGT, que denuncia «una apropiación del recurso».
«Corre el riesgo de degenerar
Si el malentendido no es nuevo, la introducción del VMS ha exacerbado estas dificultades para vivir como buenos vecinos. «Extendieron sus enormes redes. Cuando llegamos y ya están presentes, nos resulta imposible trabajar», afirma Sébastien Le Prince, vicepresidente del comité departamental de pesca de Finistère, miembro del comité regional y nacional, y armador-pescador del barco Magellan II en Guilvinec.
La situación es tal que el pasado mes de diciembre se celebró una reunión en el Comité de Finistère para reunir a los distintos agentes. Sin embargo, esto no condujo a ninguna decisión. En los próximos días se celebrará una segunda reunión entre armadores y pescadores españoles y bretones de distintas nacionalidades. Según Sébastien Le Prince, ahora es urgente actuar. «Existe el riesgo de que las cosas se nos vayan de las manos. Pero mientras no haya heridos, no se hará nada», lamenta.
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