En el camino de lograr una pesca de atún más segura y
respetuosa con el ecosistema marino, AZTI ha coordinado un proyecto europeo que ha permitido evaluar en condiciones marinas reales dispositivos concentradores de peces elaborados con materiales biodegradables y no enmallantes. La investigación se ha desarrollado en el Océano Índico, donde se plantaron 771 dispositivos en las zonas de operación de las flotas atuneras.
El desarrollo de soluciones de pesca más respetuosas
con las especies marinas y el medio ambiente constituye un elemento clave para garantizar la sostenibilidad del sector pesquero, un área de actividad de gran relevancia económica y nutricional. Más de la mitad de las capturas mundiales de túnidos tropicales (listado, rabil y patudo) proceden de la pesca con Dispositivos Concentradores de Peces (DCP) o en inglés FAD (Fish Aggregating Device). El uso de estos objetos artificiales que flotan en la superficie del mar ha crecido sensiblemente durante los últimos años, lo que ha llevado al establecimiento de medidas de ordenación dirigidas a restringir su impacto en las poblaciones de atunes. Además, se ha hecho necesario evaluar las consecuencias que puedan tener sobre el ecosistema marino.
El centro tecnológico AZTI, miembro de la alianza BRTA, trabaja en el diseño e implementación de métodos de pesca menos invasivos con el ecosistema marino. En el marco de esos esfuerzos se encuentra el proyecto europeo BIOFAD, una iniciativa que ha consistido en pruebas con DCP construidos con materiales biodegradables y que reduzcan la captura de especies no deseadas. “La pesca mediante dispositivos DCP convencionales provoca impactos no deseados para el ecosistema marino, ya que su diseño no biodegradable genera residuos en el mar. Además, el uso de materiales enmallantes provoca que otras especies accesorias como tiburones o tortugas queden atrapadas en las redes con el consiguiente coste para el
medio ambiente”, asegura el responsable del proyecto en AZTI, Iker Zudaire.
Con prototipos
Para revertir este escenario, el centro tecnológico ha ensayado en mar abierto nuevos prototipos de dispositivos que toman el nombre de la iniciativa, BIOFAD. Estos dispositivos han sido construidos a base de materiales biodegradables y diseñados específicamente para que los animales marinos que no sean objetivo de la actividad pesquera no resulten capturados de forma accidental. “En la iniciativa hemos trabajado en el diseño de los prototipos BIOFAD y los hemos examinado en pruebas a gran escala en el Océano Índico, en actividades de pesca de atún. Además, hemos evaluado su eficiencia en términos de captura, presencia y agregación de ejemplares, y hemos analizado los efectos socioeconómicos asociados a su uso en la pesca de cerco llevada a cabo por atuneros tropicales en el Océano Índico”, añade Zudaire.
La principal conclusión del proyecto, impulsado por la Unión Europea, es que los dispositivos BIOFAD presentan la misma utilidad que los DCP convencionales para la pesca y presentan aspectos positivos como el buen funcionamiento de algunos de los materiales biodegradables utilizados y la reducción significativa de material sintético. El aspecto negativo reside en su mayor coste de fabricación.
El proyecto BIOFAD está liderado por AZTI y cuenta con la colaboración del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el organismo público francés de investigación científica IRD. Asimismo, el proyecto ha contado con la colaboración de ISSF (International Seafood Sustainability Foundation) y de la industria en la que han participado las flotas de atuneroscongeladores europea y de Seychelles asociadas a ANABAC, OPAGAC y ORTHONGEL, así como la flota coreana.
Un proyecto en varias etapas
La primera fase del proyecto consistió en examinar los diferentes dispositivos utilizados en la pesca de cerco del atún a través de la medición de parámetros como su uso, su
desarrollo y el impacto generado. Los dispositivos estudiados fueron los FAD convencionales (es decir, enmallantes y no biodegradables), los NEFAD (no enmallantes, pero no biodegradables) y, finalmente los BIOFAD (no enmallantes y biodegradables).
El análisis describió los diferentes tipos de FAD según los riesgos de capturas no deseadas. Por último, se presentó un resumen incluyendo las investigaciones previas y actuales relativas a los materiales biodegradables y los NEFADs realizados en todo el mundo.
En segundo lugar, se llevó a cabo la selección del material y el diseño más adecuado para la construcción de los BIOFAD objeto del proyecto. A través de distintos talleres, se
evaluaron las ventajas y desventajas de los diferentes materiales y diseños biodegradables, mediante la caracterización de los prototipos de BIOFAD evaluados en
cuanto a al tipo de materiales y cantidades utilizadas.
“Se evaluó la degradación de materiales como la lona de algodón y dos tipos de cabos de algodón resistente para identificar las ventajas y desventajas de cada uno de estos
materiales. Los resultados mostraron un rendimiento relativamente bueno de los cabos de algodón, mientras que la lona de algodón no alcanzó el rendimiento esperado por la flota”, precisa Zudaire.
La definición de los nuevos BIOFAD se elaboró y se basó en las especificaciones de los materiales empleados y se definió una estrategia de plantado de los BIOFAD a gran escala
en el mar con el fin de obtener los datos necesarios para realizar un análisis sólido. Finalmente, durante el proyecto se plantaron 771 BIOFAD, cubriendo, a lo largo de todo un
año, las zonas del Océano Índico occidental donde opera la flota de cerco de atuneros tropicales.
En tercer lugar, se evaluó el comportamiento y el rendimiento de los BIOFAD en comparación con los NEFAD, actualmente utilizados por la flota de cerco atunera, teniendo en cuenta aspectos como las capturas de atún, los porcentajes de ocupación de los dispositivos y los índices de agregación de biomasa de atún para estimar la agregación
diaria, entre otros. “El atún fue detectado por primera vez aproximadamente a los 35 días en ambos tipos d
dispositivos. Los índices de ocupación fueron mayores en los NEFAD que en los BIOFAD. En general, la estimación de la biomasa de atún no mostró diferencias notables entre los
dos tipos de dispositivo en las agregaciones diarias”, señala el experto. Respecto a la vida útil de los BIOFAD y los NEFAD, ambos dispositivos mostraron una vida útil máxima superior a 1 año (vida útil máxima para un BIOFAD de 483 días y para un NEFAD de 493 días). También se evaluaron los impactos en términos de huella de carbono y ecotoxicidad acuática marina para cada prototipo de BIOFAD y NEFAD.
“Los resultados en los prototipos indicaron que, como era de esperar, a mayor uso de material en la construcción de un DCP, mayor era su puntuación de impacto ambiental. La
opción de duplicar el uso de material (es decir, doble lona o doble marco metálico), permitido por el Consorcio con el objetivo de alargar la vida útil de los DCPs, aumentó en
consecuencia, de manera significativa, el impacto ambiental de estos, tanto en lo que respecta a la huella de carbono como a la ecotoxicidad marina”, precisa Zudaire.
Impacto socioeconómico
Además, se examinaron los impactos socioeconómicos de la sustitución de los NEFAD por los BIOFAD, incluyendo un análisis de los posibles costes y beneficios del proceso de sustitución en la flota de cerco de atuneros tropicales de la Unión Europea. En este análisis se consideró la aplicación de esos nuevos BIOFAD a corto y largo plazo. Para ello se proyectaron varios escenarios en función de la posible prima del precio del pescado por el uso de BIOFAD y de la diferencia en la capturabilidad según el tipo de DCP.
“La máxima caída de los ingresos por la sustitución de NEFAD por BIOFAD fue del 12%, cuando no había prima de precio y la capturabilidad de los BIOFAD era mucho menor que la de los NEFAD. En el caso de que hubiese una prima de precio del 10% y la capturabilidad de los BIOFAD fuera igual a la de los NEFAD, los ingresos podían aumentar un 10%”, asegura el experto
De la misma manera se exploró el potencial de creación de empleo vinculado a la producción de BIOFAD. “En promedio, los costos laborales derivados de la sustitución de componentes aumentaron del 24% al 34% cuando se utilizaron BIOFAD y, en ese caso, los niveles de empleo también aumentarían”, concluye el investigador de AZTI.
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