En un contexto marcado por propuestas de recortes drásticos en los fondos europeos para el período 2028‑2034, proyectos como la nueva lonja de Ondarroa y la planta frigorífica de Orpagu en Tui cobran una relevancia estratégica. Ambos han sido posibles gracias a las ayudas del FEMPA (Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y Acuicultura), y su existencia refuerza el argumento de que sin este apoyo el sector pesquero se enfrenta a paralización y regresión.
La lonja del puerto de Ondarroa, inaugurada en febrero de 2021, supuso una transformación radical en las infraestructuras del Cantábrico. Dividida en dos volúmenes —uno para pesca de altura y otro para bajura— con una sala de subastas en su centro, representa la primera lonja vasca preparada para subastas digitales. El edificio ha optimizado los procesos de descarga y comercialización, permitiendo tanto mayor eficiencia operativa como un vínculo directo entre pescadores y comercializadoras.
Este hito no habría sido posible sin el respaldo del Gobierno Vasco y los fondos del FEMPA, que facilitaron una infraestructura clave para modernizar el sector, adaptarlo a las exigencias actuales y sentar bases de futuro.
En Tui, la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu) impulsó un ambicioso proyecto que incluía almacén frigorífico, sala de I+D y líneas de procesado. Su capacidad supera las 3.000 toneladas y responde a la necesidad de ofrecer servicios a la flota comunitaria
La inversión inicial superó los 8 millones de euros, de los cuales 7,2 fueron aportados por fondos públicos (FEMP y ministeriales) . Además, el proyecto generó más de 30 empleos directos y cuenta con un aula de experimentación para innovaciones en productos de la pesca. Entre las tecnologías aplicadas destaca la introducción de automatización, robótica e incluso exoesqueletos para reforzar la ergonomía en el trabajo.
Estos dos proyectos ejemplifican el efecto real del FEMPA:
Frente a ello, la propuesta de recortar hasta en un 67 % los fondos para pesca y acuicultura en el próximo periodo presupuestario europeo 2028‑2034 representa una amenaza. La renovación de flota, la descarbonización, la modernización de infraestructuras y el relevo generacional parecen condenados a frenarse sin un fondo específico similar al FEMPA.
Organizaciones como ARVI en Vigo y empresas vascas han señalado que sin un presupuesto pesquero robusto su continuidad no está garantizada. Proponen mantener la estructura del FEMPA o crear un fondo especializado, dado que cualquier reducción drástica comprometería la soberanía alimentaria de la UE, la economía regional y la competitividad internacional del sector.
Los casos de Ondarroa y Orpagu muestran que el FEMPA no es un gasto, sino una inversión de futuro. Transforman infraestructuras, generan empleo, fomentan innovación y permiten a la pesca comunitaria mantener estándares de sostenibilidad y eficiencia. Frente a una propuesta de recorte, el sector exige que Europa proteja estos logros y garantice que proyectos esenciales no queden en papel mojado.
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