La International Seafood Sustainability Foundation (ISSF) ha actualizado en febrero de 2025 su mapa global de influencia y colaboración en torno a la pesca sostenible del atún. El documento destaca cómo, a partir de una red de 23 grandes empresas pesqueras y comercializadoras de productos del mar y en conexión con pesquerías certificadas por el Marine Stewardship Council (MSC), así como proyectos de mejora pesquera (FIPs), se ha tejido una red de alianzas de gran alcance que impacta en los principales océanos donde opera la flota atunera.
La organización visualiza en este informe el entramado de relaciones y asociaciones que configuran su “red de influencia” en cuatro grandes regiones de pesca de atún bajo la cobertura de las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROPs o RFMOs, por sus siglas en inglés).
El trabajo de ISSF no se limita a promover estándares ambientales, sino que busca que las propias flotas y compañías líderes actúen como ejemplo en la aplicación de buenas prácticas, desde la gestión de dispositivos agregadores de peces (FADs) hasta la mitigación de capturas accesorias o el control de los transbordos en alta mar.
Las acciones de incidencia (advocacy) son el núcleo de la estrategia. ISSF y sus socios participan activamente en los procesos regulatorios de las OROPs mediante la presentación de datos científicos, el envío de cartas y recomendaciones, su presencia en comités técnicos o la asistencia directa a reuniones de decisión.
De este modo, cada actor de la red —empresas, pesquerías certificadas o proyectos en desarrollo— refuerza la voz de los demás, generando un efecto multiplicador frente a los organismos de gestión internacional.
El informe también recuerda que la efectividad de las normas sobre pesca de atún varía de una región a otra. Mientras algunas OROPs han avanzado en medidas estrictas para controlar los límites de captura, otras aún muestran carencias en materia de cumplimiento, mitigación de capturas incidentales o trazabilidad.
ISSF insiste en que la armonización de estas regulaciones es clave para garantizar un modelo sostenible a largo plazo y evitar que las diferencias normativas entre regiones generen desigualdad competitiva o vacíos legales.
La actualización de 2025 muestra, en definitiva, cómo la combinación de ciencia, compromiso empresarial y presión coordinada sobre las OROPs puede acelerar la adopción de políticas pesqueras sostenibles.
Para la ISSF, la colaboración con la industria atunera —uno de los sectores más relevantes de la economía pesquera mundial— no solo refuerza la credibilidad de las demandas de sostenibilidad, sino que también demuestra que es posible alinear los intereses económicos con la conservación marina.
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