La industria salmonera chilena corre el riesgo de perder cuota de mercado después que durante los últimos cuarenta años, la industria salmonera ha sido una de las mayores economías de Chile. Con 5.100 millones de euros de producción al año, el 27% de la producción mundial, el país es el segundo mayor productor del mundo después de Noruega.
La salmonicultura, presente en las regiones australes de Los Lagos, Aysén y Magallanes, es considerada un verdadero motor económico que a lo largo de los años ha generado el desarrollo del talento local y el empleo con la consiguiente mejora del nivel de vida de los habitantes.
A diferencia de los países líderes en la cría de salmón, Chile se enfrenta hoy a un gran reto al carecer de un plan estratégico para multiplicar la producción a medio plazo.
Si la producción de salmón chileno se mantiene estable en 2050, su cuota de mercado mundial podría caer a menos de un tercio de su nivel actual.
Con una producción de 978.273 toneladas (MT) en 2021, el salmón es el segundo producto de exportación del país, sólo superado por el cobre. La industria tiene uno de los rendimientos más altos de Chile; en términos de eficiencia, se producen 56 kilogramos de salmón con 100 kilogramos de alimento. La industria genera casi 30.000 empleos directos y otros 40.000 indirectos.
Se prevé que la producción mundial de salmón pase de 2,5 millones de toneladas en 2020 a 4 millones en 2030. Para entonces, Noruega y Escocia esperan duplicar sus exportaciones, Canadá mantendrá su producción estable y Chile, con 1,1 millones de toneladas producidas en 2020, no tiene ningún plan de desarrollo hasta la fecha.
El reciente estudio «Externidad y regulación de la industria del salmón en Chile y el resto del mundo», patrocinado por el Consejo del Salmón, intentó identificar las principales áreas en las que la industria chilena debe centrarse para no perder su liderazgo.
Dos objetivos principales de la investigación fueron analizar cómo las regulaciones de otros grandes países productores de salmón han guiado el desarrollo industrial ambientalmente sostenible y formular recomendaciones regulatorias para Chile. Hugo Silva y Raimundo Soto, autores del estudio, proponen centrarse en cuatro áreas principales:
La comparación entre Chile y Noruega, donde el 0,3% de los ingresos de exportación se destina a la investigación, muestra también que mientras el país europeo tiene una producción a lo largo de todo su litoral, en Chile las condiciones favorables para la salmonicultura sólo se dan en las tres regiones más meridionales, donde sólo se utiliza un tercio de las 1.300 licencias disponibles, para una producción de más de un millón de toneladas de salmón al año.
Esto demuestra que se necesitan estudios medioambientales y oceanográficos para saber cuánto y cómo se gestionan estas zonas y cuánto más puede crecer el sector. Y, el Estado debe definir la importancia de la industria del salmón para Chile
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