Tras más de dos décadas operando desde la capital de Senegal, la flota atunera cañera vasca estudia abandonar definitivamente estas aguas y trasladarse su actividad a Costa Rica. El movimiento, apodado ya la “gran mudanza”, llega después de más de nueve meses de inactividad, provocada por el fin del acuerdo pesquero entre Senegal y la Unión Europea y por el bloqueo en las negociaciones para su renovación.
La flota, compuesta por los buques vascos Iribar Zulaika, Berriz San Francisco, Corona del Mar y Pilar Torre, opera agrupada bajo la asociación Dakartuna. Su presidente, Miguel Ángel Solana, confirma que estudian el traslado y esperan conseguir el respaldo de la UE a un proyecto que han presentado para después llevar a cabo la firma con el gobierno costarricense y de la conservera local Alimentos Prosalud, una de las mayores fábricas de atún de Centroamérica, con exportaciones a más de 20 países y fuerte presencia en Estados Unidos.
El protocolo pesquero firmado, con Senegal, en 2019 y vigente hasta noviembre de 2024 permitía capturas anuales de hasta 10.000 toneladas de túnidos y merluza a cambio de 8,5 millones de euros para el país africano, sin contar derechos de pesca. Sin embargo, la “tarjeta amarilla” impuesta por Bruselas a Senegal por su escasa cooperación contra la pesca ilegal y la llegada al poder del presidente Bassirou Diomaye Faye, crítico con el pacto, enfriaron cualquier posibilidad de prórroga.
Durante el último lustro, la flota ya había afrontado problemas operativos, especialmente por la prohibición de aprovisionarse de cebo vivo en la Bahía de Hann, vital para la pesca con caña. Sin sardina local, la técnica resultaba inviable.
A la falta de acuerdo se suma la presión sobre los recursos por parte de flotas extranjeras, como una quincena de atuneros coreanos que, según el sector, no respetan vedas ni tallas mínimas. Esto amenaza la sostenibilidad de las poblaciones de túnidos en Senegal, Cabo Verde, Gambia y Guinea Bissau.
Ante el cierre del caladero senegalés y sin perspectivas de reapertura, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha señalado que explora alternativas en América antes que contemplar el desguace de los buques afectados.
En Costa Rica, la flota podrá suministrar atún capturado con caña —una modalidad valorada por su menor impacto ambiental— a la planta de Alimentos Prosalud. El traslado implicará un cambio logístico y operativo de gran magnitud, similar al que vivió el rally Dakar en 2009, cuando se trasladó de África a Latinoamérica por razones de seguridad.
La operación simboliza tanto la resiliencia de un sector que se adapta a las circunstancias como la incertidumbre que afrontan las flotas artesanales en un contexto global de competencia intensa, recursos limitados y marcos regulatorios cambiantes.
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