La manera en que el cangrejo azul (‘Callinectes sapidus’) coloniza Ibiza deja perplejos a los expertos. Está presente en zonas de aguas relativamente dulces de Mallorca, se ha encontrado ya en la costa catalana y, en las Pitiüses (donde se han hallado 28 este año por primera vez, aunque hay ejemplares que tienen más de un año), se mueve a sus anchas en las salinas aguas de los estanques de ses Salines. Y además, en buen estado, hasta el punto de que las hembras portan huevos maduros. En ses Salines, la mayoría son, precisamente, hembras, mientras que en las más dulces de Mallorca predominan los machos. Toni Box, que aportó ayer una comunicación sobre esta especie, tiene dudas sobre cómo este gran depredador de bivalvos y crustáceos afectará a la fauna pitiusa. Dicen que son un manjar, pero el problema (burocrático) es comercializar una especie invasora.
Comerse al enemigo”. Esta es literalmente la solución decidida por la Generalitat para hacer frente a la última bioinvasión: la del cangrejo azul. La dirección general de Pesca presentó ayer su plan para combatir la proliferación de esta especie exótica, que ha colonizado en pocos años casi toda la llanura del delta del Ebro. Procedente de la costa atlántica norteamericana, este prolífico crustáceo es un manjar muy apreciado en Estados Unidos. El crustáceo, además, se ha incorporado a la oferta gastronómica en el Delta y alimenta ciertas expectativas de nuevos negocios.
El director general de Pesca, Sergi Tudela, se ha convertido en el máximo valedor de una estrategia centrada en echar mano de la pesca intensiva comercial del cangrejo azul para frenar la expansión de esta especie, visto que se considera imposible su erradicación. “Lo único que podemos hacer es contenedor la población a través de una intensa explotación”, constata Tudela, que invoca el precedente de Grecia, donde este animal llegó hace 50 años y ha sido objeto de un floreciente negocio de exportación.
La actividad será ordenada por un comité de cogestión en el que participarán todos los sectores
El plan persigue canalizar las capturas a través de las lonjas pesqueras, revalorizar el producto y garantizar su trazabilidad hasta el consumidor. Las expectativas de disponer de un nuevo recurso económico crecieron cuando el cangrejo llegó a ser subastado por 10 euros el kilo, aunque ahora su precio está por los suelos, debido a la saturación del mercado y una sobreoferta.
El primer cangrejo azul ( Callinectes sapidus) fue visto en el 2012 en la laguna de la Tancada, y en cinco años su explosión demográfica le ha llevado a ocupar la llanura deltaica. Capaz de adaptarse a todo tipo de ambientes acuáticos (se mueve en aguas saladas o dulces), ha arrinconado al cangrejo autóctono. Voraz y activo, este omnívoro (come peces, crustáceos, moluscos) llega a pesar hasta 1,5 kilos, es capaz de nadar y está ocasionando un fuerte impacto sobre los bivalvos del Delta (incluidos los ejemplares de la acuicultura) desde que llegó transportado en aguas de lastre de algún barco.
“Su expansión ha sido muy rápida. Primero, se implantó en el Delta; luego se ha expandido en el territorio ocupado y ahora la proliferación está creando problemas”, señala Tudela. Incluso, ha sido detectado en las desembocaduras del Ter, Muga y Fluvià, y en otros puntos de España (como la Albufera).
Especialmente apreciadas en la mesa son las hembras, que pierden su armazón y quedan desnudas ( soft shell) antes de ser fecundadas. Y son ellas las responsables de su éxito reproductor, pues desovan entre dos y seis millones de huevos por puesta, antes de desplazarse hacia el mar abierto para favorecer el desarrollo de las larvas en aguas saladas y posibilitar luego su dispersión. “El cangrejo azul ha venido para quedarse. Si no lo explotamos, aún será peor, pues su proliferación no tendría ningún tipo de límites. La única manera de mantenerlo a raya –¡y, ni siquiera sabemos si lo vamos a lograr!– es ejercer una fuerte presión pesquera comercial”, insiste Sergi Tudela.
El director general de Pesca no se planea incluir el cangrejo azul en el catálogo de especies invasoras, convencido de que poner restricciones a la explotación comercial “sería atarnos de pies y manos, ir contra las políticas de contención de la poblaciones”.
Tudela anunció la creación del comité de cogestión pesquera del cangrejo azul, en el que participarán los sectores afectados (pescadores, expertos, Administración, responsables del parque natural del Delta y oenegés locales), para ordenar esta pesquería de manera participativa. Esta modalidad de pesca ha experimentado un gran impulso los tres últimos años –incluso, ha hecho surgir un nueva nansa, la moneta–. Las capturas registradas por pescadores con licencias (de las diversas cofradías: Sant Pere, La Ràpita…) suman 26 toneladas, pero a ellas hay que sumar la pesca informal sin control que hacen casi dos centenares de personas, entre los que destacan un nutrido grupo de pescadores de origen asiático, pues también los restaurantes chinos han puesto la vista en este recurso.
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