El sector pesquero vasco ha dado un paso poco habitual pero contundente: reclama el cierre técnico de la pesquería de caballa o verdel en 2026 en todo el Atlántico nororiental. Prefiere parar y dejar recuperar la biomasa antes que aceptar una reducción drástica de la cuota que, en la práctica, solo castiga a las flotas de España mientras se perpetúa la sobrepesca de los países del Norte.
Según Aurelio Bilbao, de OPESCAYA, «tanto Irlanda como España van en contra del consejo científico de la caballa, que, además, es muy benévolo, ya que tal y como está la biomasa, por debajo de la biomasa límite, debería cerrarse la pesquería a cal y canto. No están mirando el futuro de la pesca, sino las consecuencias cortoplacistas exclusivamente, que habría que afrontarlas desde nuestro punto de vista»
La alarma surge cuando la Comisión Europea propuso para 2026 una reducción del 70 % en el Total Admisible de Capturas (TAC) de caballa, atendiendo a la recomendación científica del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM). Este organismo planteó pasar de 576.958 toneladas en 2025 a unas 174.357 toneladas en 2026, tras constatar que la biomasa se sitúa ya por debajo de los límites biológicos de seguridad.
Para la flota vasca —especialmente para el cerco y el aparejo de anzuelo— el problema ya no es solo biológico, sino político y de equidad. El sector subraya que nunca ha existido un reparto justo de la caballa en el Atlántico nororiental y denuncia que, de nuevo, la reducción real de posibilidades de pesca se concentra en las flotas española y comunitaria, mientras Noruega, Reino Unido y otros países del Norte mantienen un peso desproporcionado en las capturas.
Las cofradías y organizaciones de productores vascas apuntan que, con un recorte del 70 %, la cuota asignada a España quedaría en niveles tan bajos que no permitirían ni la mínima rentabilidad económica ni una gestión ordenada entre todas las flotas implicadas. En esas condiciones, temen que la campaña se convierta en una “carrera por el último pez”, con más tensiones y sin lograr el objetivo de recuperación.
Por ello, el mensaje que sale del País Vasco es claro:
“Es preferible un cierre técnico para todas las flotas que seguir soportando recortes asimétricos que no solucionan el problema”.
El sector recuerda el precedente de la anchoa en el golfo de Vizcaya, cuya veda total durante varios años permitió la recuperación del stock y el posterior relanzamiento de una pesquería hoy considerada modelo de gestión. A su juicio, la caballa se encuentra ahora en una situación similar: biomasa bajo mínimos, riesgo claro para el futuro del recurso y un marco político que no reparte de forma equitativa el esfuerzo de recuperación.
En este contexto, las organizaciones vascas consideran que mantener una cuota simbólica solo serviría para maquillar el problema:
La preocupación es especialmente intensa en las flotas de Galicia, Cantabria y Euskadi, que dependen de la caballa —o “xarda”, como se conoce en buena parte del Cantábrico— para sus campañas de primavera. En el caso vasco, la especie es una pieza clave en la economía de muchas embarcaciones de cerco, que combinan el verdel con la anchoa y otras especies pelágicas para sostener su viabilidad durante el año.
Los armadores y pescadores vascos no cuestionan el diagnóstico científico: aceptan que la caballa necesita una recuperación urgente. Lo que rechazan es que, una vez más, esa recuperación se intente lograr “a costa de los mismos”, mientras otros países siguen fijando cuotas unilaterales por encima de los acuerdos y bloqueando un verdadero reparto equilibrado en las negociaciones internacionales.
En el fondo del debate está la tensión entre sostenibilidad y justicia. El sector vasco insiste en que sin recurso no hay futuro, y por ello muestra disposición a asumir medidas duras, incluido el cierre total. Pero advierte de que la sostenibilidad a largo plazo solo será creíble si el esfuerzo se distribuye de manera proporcionada entre todos los países que explotan la caballa.
Por eso, el posicionamiento que emana del País Vasco combina dos mensajes:
En resumen, el sector pesquero vasco se alinea a favor de la ciencia y de la recuperación de la caballa, pero rechaza una solución que considera desequilibrada e ineficaz. Para los pescadores, la disyuntiva es clara: o cierre ordenado y reparto justo, o seguir por un camino que agota el recurso, castiga siempre a los mismos y pone en riesgo la credibilidad de la gestión pesquera en el Atlántico nororiental.
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