La campaña europea “Blue Expedition”, dedicada a sensibilizar sobre la contaminación marina por plásticos, ha recalado en el puerto de Santander dentro de su travesía por diferentes enclaves costeros del Atlántico y el Cantábrico.
La expedición se enmarca en el proyecto europeo Blue Point, una iniciativa promovida por el Gobierno de Cantabria y cofinanciada por la Comisión Europea, cuyo objetivo es impulsar una nueva cadena de valor basada en la economía circular, mediante la retirada, reciclaje y reutilización de plásticos marinos.
Durante su estancia en Santander, el equipo de Blue Expedition ha desarrollado actividades de divulgación, talleres educativos y encuentros con pescadores, estudiantes, voluntarios y asociaciones ambientales, para promover la reducción del uso de plásticos de un solo uso y el conocimiento del impacto que estos residuos tienen sobre los ecosistemas marinos.
La iniciativa, que navega a bordo de un velero científico equipado con sensores y sistemas de recogida de microplásticos, recorre distintos puertos europeos recogiendo datos sobre la presencia, concentración y tipología de plásticos flotantes.
Los resultados de esta campaña servirán para alimentar una base de datos abierta que permitirá mejorar el seguimiento científico de la contaminación marina en las aguas del Atlántico norte y el mar Cantábrico.
El consejero de Medio Ambiente de Cantabria subrayó que la llegada de Blue Expedition “pone de relieve la dimensión europea del compromiso de Cantabria con la lucha contra la contaminación marina”, y destacó que el proyecto Blue Point “es una herramienta clave para conectar ciencia, ciudadanía y economía circular en torno a un objetivo común: devolver al mar su equilibrio natural”.
El proyecto Blue Point nació con la vocación de transformar los residuos marinos en nuevos recursos aprovechables, fomentando una cadena de valor sostenible que integre la recogida de plásticos, su clasificación, tratamiento y conversión en materiales reutilizables o productos de nueva generación.
Entre sus líneas de trabajo se incluyen la instalación de puntos de recogida en puertos pesqueros, la colaboración con cofradías y asociaciones de pescadores para el retorno de los residuos recogidos en faena, y la implicación del sector industrial y educativo en el desarrollo de soluciones innovadoras de reciclaje.
Los plásticos recuperados por las embarcaciones participantes son analizados y procesados por centros tecnológicos cántabros, que trabajan en el desarrollo de nuevos materiales y aplicaciones en sectores como la construcción, la automoción o el diseño de productos sostenibles.
En Santander, la expedición ha contado con la colaboración de la Autoridad Portuaria, el Museo Marítimo del Cantábrico, las cofradías de pescadores locales y diversas ONG ambientales, que organizaron actividades conjuntas como recogidas de residuos en playas, talleres de clasificación de plásticos y exposiciones sobre biodiversidad marina.
Los participantes coincidieron en destacar que la contaminación por plásticos “no es solo un problema ambiental, sino también social y económico”, y que la única solución pasa por reducir, reutilizar y reciclar desde la ciudadanía hasta la industria.
El capitán de la expedición, Jean-Luc Moreau, explicó que “el mar nos está hablando: cada puerto en el que paramos nos muestra una parte del problema, pero también del cambio posible si actuamos juntos”.
Blue Expedition forma parte de una campaña itinerante europea que recorre puertos del litoral atlántico —de Brest a Santander, pasando por Oporto, Vigo y La Rochelle—, con el propósito de crear conciencia, recopilar datos científicos y promover soluciones de economía circular a escala comunitaria.
En su escala cántabra, el velero ha servido también como plataforma educativa: escolares de distintos centros pudieron visitar la embarcación, observar los instrumentos científicos y participar en talleres sobre microplásticos, fauna marina y sostenibilidad.
El Gobierno de Cantabria prevé que Blue Point y Blue Expedition sirvan de base para consolidar una red estable de puertos circulares del Atlántico, donde los residuos marinos recogidos por la flota pesquera puedan ser gestionados y valorizados localmente.
“Queremos que Cantabria sea un laboratorio vivo de la economía azul europea”, concluyó el consejero. “Cada acción cuenta: cada red recuperada, cada botella retirada del mar, cada joven que comprende lo que está en juego, nos acerca a un océano más limpio y a un futuro más sostenible”.
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