El proyecto de Aqualines de desarrollar y construir aviones mitad barco, mitad avión en el puerto de Bayona va tomando forma. La empresa tiene previsto presentar en enero la licencia de obras para sus instalaciones en la terminal de Saint-Bernard.
Aqualines quiere construir sus increíbles barcos voladores en Bayona.
Esta joven empresa se instalará en la zona portuaria de Bayona con la ambición de desarrollar y luego construir buques de efecto suelo. El objetivo es aplicar esta técnica, inventada por los rusos durante la Guerra Fría, al transporte de pasajeros.
Así, inventado en Rusia en la década de 1950, pero olvidado desde entonces, el ekranoplan se parece a un hidroavión que vuela a gran velocidad justo por encima del agua.
No es un avión, ni un barco, pero sí un poco de ambos. El ekranoplan parece un hidroavión que vuela a gran velocidad justo por encima del agua. Aqualines reúne a tres empresarios, dos franceses y uno ruso, y tiene la ambición de revivirla en el puerto de Bayona. Un proyecto insólito que pretende desarrollar y producir una gama de estos aviones de efecto suelo para transportar pasajeros a velocidades comerciales de entre 200 y 320 km/h.
El concepto se inventó en plena Guerra Fría, un periodo de gran innovación tecnológica en la aeronáutica. «El efecto suelo es una sobrepresión de aire que se crea entre el suelo y el ala del avión cuando éste vuela a muy baja altura», explica Laurent Godin, antiguo jefe de Airbus en Indonesia, que se incorporó al proyecto en 2021. Indetectable por radar, el ekranoplan tuvo su momento de gloria, hasta la llegada de las imágenes por satélite.
Pavel Tsarapkin, un empresario ruso, sacó la tecnología de su caja y lanzó el proyecto en 2013. A él se unieron Guillaume Catala en 2018 y Laurent Godin. El primero, gestor de un fondo de inversión con sede en Singapur, Steinberg Protocol, financió el desarrollo del proyecto «con varios millones de euros». Ahora se trata de financiar un primer tramo, mientras que el importe global previsto se estima en 60 millones de euros. El objetivo es lanzar un avión de 14 a 25 plazas en 2027.
Aqualines emplea a 30 personas y ha obtenido un permiso de ocupación temporal en uno de los muelles del puerto para construir un edificio de 6.500 metros cuadrados que podría estar listo a principios del próximo año. «Nueva Aquitania es muy dinámica y tiene mucha experiencia en aeronáutica. En cuanto al puerto de Bayona, es un sitio ideal con acceso directo al océano para realizar pruebas y la posibilidad de embarcar nuestros barcos en el futuro», explica Guillaume Catala.
La joven empresa, que se ha asociado con Composite Adour, una plataforma tecnológica especializada en procesos avanzados, se ha dado un plazo de 30 meses para diseñar sus dos primeros modelos: un 3 plazas para el mercado del taxi y otro avión piloto de 8 plazas. «Ya hemos recibido 170 manifestaciones de interés por parte de operadores de transporte regional, organismos gubernamentales del ámbito de los servicios de emergencia y particulares interesados en un medio de transporte rápido», afirma Guillaume Catala.
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