La Caballa del Atlántico Noreste: ¿Hacia una gestión sostenible o el borde del abismo?

AURELIO BILBAO, Organización de Productores de Pesca de Bajura de Vizcaya.

La caballa del Atlántico Noreste es uno de los stocks pelágicos más valiosos y ampliamente explotados de Europa, y la consideramos fundamental para la supervivencia de nuestra flota pesquera. Sin embargo, bajo la superficie de esta pesquería tan activa se esconde una historia de modelos complejos, acuerdos rotos, graves incumplimientos, y un recurso/especie que podría estar en la cuerda floja.

Recientemente, el Consejo Consultivo de Aguas Pelágicas (PelAC), del cual somos integrantes, ha publicado un dictamen contundente tras el estudio de referencia sobre este stock, llevado a cabo por el CIEM. El análisis, que actualiza por completo el modelo científico, revela una realidad preocupante: la tendencia de la biomasa reproductora es claramente descendente desde el año 2014. Y sin cambios en la gestión, podría caer por debajo de los límites biológicos seguros en los próximos años, con consecuencias imprevisibles para la economía de nuestros pescadores, que realmente ya lo están sufriendo desde hace 4 años, y aunque la flota del norte no lo note tanto como nosotros. Como conocemos, por las denuncias que estamos presentando, nuestra flota de anzuelo no es capaz de capturar la cuota que le corresponde, desde hace ya unos cuatro años, y es continua nuestra reclamación de que se tomen inmediatamente las medidas adecuadas para darle solución a este grave problema que, supuestamente y de acuerdo con lo que comentan otros países del PelAC, ahora nos afecta a nosotros exclusivamente.

¿Qué ha cambiado en la evaluación?

El modelo ha sido revisado a fondo, entre otras cosas: 1) se ha incorporado un enfoque más realista de mortalidad natural; 2) datos de marcado para estimar la abundancia y una estructura de edades que comienza desde los dos años; 3) también se ha ajustado la percepción del tamaño del stock: la caballa está en una situación preocupante.

Los nuevos puntos de referencia biológicos (como el MSYBtrigger y el Blim) también se han elevado, reflejando un mayor nivel de precaución científica. Pero lo más relevante es que la situación del stock sigue siendo frágil, y su explotación no está bajo un marco de reparto internacional consensuado desde hace una década, y una realidad con capturas por encima de los consejos científicos del CIEM, por parte de países no miembros.

El problema de fondo: cuotas unilaterales y pesca descoordinada

Lo estamos denunciando todos los años, la falta de un acuerdo de reparto entre los Estados Costeros ha desembocado en cuotas unilaterales, por parte de Noruega, Islas Feroe e Islandia, que exceden ampliamente las recomendaciones científicas. Esto, sumado a que no se les aplica las penalizaciones correspondientes por excesos de captura, ha creado una tormenta perfecta para la sobreexplotación, y para que actúen con total impunidad todos estos años.

Como se puede entender perfectamente, esto es un verdadero agravio comparativo, que es muy difícil de explicar a nuestros pescadores.

Lo anterior, sumado a que grandes pelágicos rusos han estado capturando caballa el pasado verano, supuestamente de forma ilegal, agrava la situación de una de las especies con la que sobrevive la pesca de anzuelo de nuestras organizaciones.

Y como lo reclamamos insistentemente, si estas acciones se consideran pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), instamos a la Comisión Europea, una vez más, a aplicar las medidas previstas en el nuevo reglamento revisado sobre prácticas pesqueras insostenibles.

¿Y ahora qué? El camino hacia una gestión sostenible

La principal recomendación del PelAC es clara: desarrollar una nueva Evaluación de Estrategias de Gestión (MSE) con tres pilares clave:

1. Evaluar los errores de implementación del pasado y sus consecuencias en la viabilidad del stock.
2. Establecer un plan de recuperación para evitar que el stock cruce el umbral biológico crítico (Blim).
3. Incorporar consideraciones ecosistémicas, incluyendo escenarios de menor reclutamiento, mayor mortalidad por depredadores y el impacto del cambio climático.

El PelAC también propone alinear las medidas de gestión con los avances científicos recientes, como el enfoque de un solo stock poblacional (en vez de tres componentes) validado por estudios genéticos. Esto implicaría armonizar la talla mínima de captura a 20 cm y eliminar medidas de gestión que ya no tienen fundamento biológico.

Mejorar el conocimiento, clave para el futuro

El dictamen insiste en que la ciencia pesquera no puede avanzar sin mejores datos. Se necesitan campañas de muestreo más completas, especialmente durante la temporada de desove, y nuevas herramientas como el método de producción diaria de huevos (DEPM) o el uso de técnicas genómicas para estimar la abundancia absoluta mediante marcaje–recaptura.

Además, se están desarrollando iniciativas innovadoras como campañas acústicas lideradas por el sector en el Mar del Norte, que permitirán una estimación más precisa de la biomasa. Pero para que estas iniciativas tengan éxito, se necesita algo más que buena voluntad: hacen falta fondos, científicos y coordinación.

Conclusión

La caballa del Atlántico Noreste se encuentra en un momento decisivo. Las herramientas para su gestión sostenible están sobre la mesa, pero solo funcionarán si van acompañadas de voluntad política, acuerdos internacionales reales y una firme apuesta por la ciencia y los datos. Como recuerda el PelAC, el tiempo apremia: evitar que la caballa caiga por debajo del Blim no es solo una meta de conservación, sino una necesidad para asegurar el futuro de una de las pesquerías más importantes del Atlántico europeo.

En todo caso, nuestra posición, absolutamente clara, es que en el momento en el que la biomasa se encuentre por debajo del BLIM, se cierre totalmente la pesquería, tal y como se llevó a cabo para la recuperación de la anchoa, ya que pensamos que sería la única forma de que todos los países respetaran lo establecido por el CIEM, es decir un cierre definitivo taxativo, puesto que de no ser así, y si no se respetara, estaríamos legitimados para identificar y nombrar a los países infractores como “ladrones de pescado”, con prohibiciones expresas de importaciones de productos pesqueros desde dichos países, así como las sanciones oportunas, calculadas mediante la aplicación de la normativa de la UE.