La historia marítima de Bilbao, su Ría y su puerto, no se puede comprender sin una institución como fue el Consulado de Bilbao, vigente durante 318 años y a la que Itsasmuseum dedica una nueva zona expositiva de más de 300 metros cuadrados. Fruto de la colaboración entre museos, instituciones, particulares y empresas, este nuevo espacio quiere potenciar la presencia tanto de la Cámara de Comercio como del puerto de Bilbao, instituciones herederas de la labor del propio Consulado, abriendo nuevas oportunidades de colaboración y completando el relato de una etapa histórica muy relevante en Bilbao.
Este nuevo espacio expositivo ha sido inaugurado por Lorea Bilbao, presidenta de Itsasmuseum y del Euskal Museoa, junto al director del museo, Jon Ruigómez, el presidente de CámaraBilbao, José Ángel Corres, Iñaki Lopez de Aguileta, Director del Área de Cultura del Ayuntamiento de Bilbao, y Sorkunde Aiarza, Coordinadora de Euskal Museoa. Recordar que este museo permanece cerrado por una remodelación integral y sus colecciones se mantienen vivas en otros espacios expositivos hasta su reapertura.
La muestra recoge objetos de gran interés, como los armarios archivo policromados, datados en 1761, los bancos de la Sala de Audiencias, construidos durante el siglo XVII; la talla de Nuestra Señora de la Consolación y de un panel de retablo en madera dorada del siglo XVI; dos pinturas en gran formato; nueve casetones y varias maquetas recrean el Bilbao del siglo XVI
Creado en 1511 como Casa del Mar y Casa de Contratación, el Consulado de Bilbao fue, hasta su desaparición en 1829, la institución encargada de regular el comercio en el puerto y la Ría de Bilbao, de proyectar y ejecutar las infraestructuras viarias y portuarias, así como de programar los estudios de navegación y de formar a capitanes y pilotos. Tres fueron los ámbitos principales para el Consulado: la formación y el conocimiento, un factor clave para el nacimiento de una generación de emprendedores sin precedentes en Bilbao, la legislación y el reconocimiento del trabajo.
El Consulado era competente para aprobar su propias Ordenanzas y, una vez aprobadas por el rey, eran de obligado cumplimiento para quienes estaban bajo su jurisdicción. En 1520 se redactan las primeras con la finalidad de regular el ámbito de los seguros y, en 1560, se aprueba el primer código mercantil bilbaíno. Entre otras funciones, el Consulado se encargaba de agrupar a los mercaderes, transportistas y maestres de naos y de regular todo el tráfico comercial marítimo.
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