Iberdrola ha inaugurado en las costas del norte de Francia el primer parque eólico marino en el país vecino tras un proceso que entre gestiones burocráticas y construcción ha dura-
do algo más de 12 años. La eléctrica vasca pone en marcha así su cuarto parque de generación eólica marina en el mundo, una tecnología en la que se han depositado muchas esperanzas en relación a la transición energética por su gran capacidad de generación
de electricidad.
«Francia es un país estratégico para nosotros. Tenemos grandes ambiciones allí», declaró, Ignacio Galàn, presidente de Iberdrola, que viajó desde España para inaugurar oficialmente el parque eólico en la bahía de Saint-Brieuc, apoyado por su filial Ailes Marines. La energética española, que ha sido candidata a todas las licitaciones francesas de eólica marina, no piensa detenerse en el parque francés. Ignacio Galàn adelantó que Iberdrola también era candidata a los proyectos de ampliación de los parques del sur de Bretaña, Mediterráneo y Oléron (AO9).
En alta mar los vientos soplan más horas que en tierra, con velocidades mayores y más constantes, lo que permite instalar los aerogeneradores de mayor potencia –hasta cuatro o cinco veces más potentes que los que se ven en los montes del País Vasco–, con palas de dimensiones un poco más pequeñas. Por contra, su tecnología es muy crítica, ya que ade-
más de tener que soportar las fuertes presiones de los vientos marinos, su ubicación en medio del mar acelera la corrosión y deterioro de los metales. Una circunstancia que, por ejemplo, obliga a que el interior de las turbinas esté sometido a un continuo reciclaje y purificación del aire para intentar reproducir las condiciones ambientales que tendrían si estuviesen instalados tierra adentro.
El parque de Saint-Brieuc que ha inaugura Iberdrola está situado a poco más de 16 kilómetros de la costa de la Bretaña francesa, a la salida de la bahía del mismo nombre y en aguas del Canal de La Mancha. Sus magnitudes son enormes. La inversión que se ha realizado asciende a 2.400 millones de euros y el parque, con los aerogeneradores ordenados en filas y columnas –hay al menos un kilómetro de distancia entre cada uno de ellos– ocupa un área de 75 kilómetros cuadrados, esto es, el equivalente a 7.500 terrenos de juego de un campo de fútbol.
496 megavatios de potencia
Conformado por 62 turbinas marinas fabricadas por Siemens Gamesa en la localidad francesa de Le Havre –al este de la costa gala del Canal de La Mancha–, cada uno de ellos con capacidad para generar 8 megavatios de electricidad a la hora. Con este equipa miento, a pleno funcionamiento el parque eólico puede generar 496 megavatios, que es la potencia eléctrica necesaria para atender las necesidades de una población de 830.000 habitantes. Con tres parques de este tipo se atenderían, por tanto, las necesidades de toda la población del País Vasco, al margen del consumo industrial.
Tras los que ha conseguido poner en marcha ya en Irlanda, el Báltico y el Mar del Norte, el parque de Saint-Brieuc marca un nuevo hito en la carrera de la compañía presidida por Ignacio Galán por liderar la generación de electricidad sin emisiones de carbono. Una carrera que no está exenta de problemas de todo tipo.
Este parque francés, por ejemplo, despertó en los inicios del proyecto una fuerte oposición por parte de algunos grupos sociales y también de Organizaciones de Productores de la Pesca gala que consideraban la instalación de las turbinas como una amenaza para su actividad habitual.
Participación de la industria auxiliar
El proyecto, sin embargo, ha sido una fuente de generación de riqueza para la zona ya que ha permitido mantener 1.700 empleos durante el periodo de construcción, además de propiciar el nacimiento de varias empresas industriales dedicadas a actuar como proveedoras en futuras construcciones de nuevos parques marinos.
La costa del norte de Francia es muy propicia para instalaciones de este tipo, ya que la plataforma marina tiene una profundidad moderada, lo que ha permitido asentar los aerogeneradores con estructuras metálicas que, preci- samente, han sido construidas en España por las empresas Navantia y Windar.
El parque eólico marino que inaugura Iberdrola frente a las costas de Bretaña tiene una importante participación de la industria vasca, porque el deseo de la compañía ha sido que las empresas de Euskadi puedan aprovecharse de su papel de ‘liebre’ en el despliegue de la generación de electricidad en alta mar. También se wencuentra Siemens Gamesa, que tiene su sede social en Zamudio pero que hace tiempo ya que ha desplazado su cuartel general a Madrid. Es, sin embargo, la aportación más valiosa, ya que esta compañía ha aportado los 62 ae- rogeneradores marinos que tie- nen una altura de 209 metros desde la lámina de agua.
Las torres metálicas que unen los aerogeneradores a las bases de sustentación han sido fabri- cadas por la compañía Haizea Wind, que tiene su factoría en el Puerto de Bilbao y se ha convertido en un aliado muy cercano a Iberdrola en sus proyectos ma-
rinos.
Otra aportación vasca trascendental es el buque ‘Edda Goelo’, construido en los astilleros Ba- lenciaga de Zumaia y botado en 2022. Este barco, propiedad duna compañía noruega, ha sido alquilado por Siemens Gamesa en un contrato de largo plazo con objeto no solo de participar en la construcción del parque, sino también de ser una base de actuación permanente en esta instalación. Siemens Gamesa ha convenido con Iberdrola que se hará cargo de la operación y mantenimiento del parque y este moderno buque, con capacidad para transportar y dar cobijo a 60 personas, será una especie de taller marino asignado de forma permanente
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