Internacional

La guerra Rusia Ucrania frenará los planes de transición ecológica de la Unión Europea


Detrás de la fuerte dependencia de la Unión Europea del gas ruso está la de varios metales esenciales para la transición ecológica, como el níquel, el paladio y el aluminio. Se trata de una cuestión estratégica que podría frenar el desarrollo de baterías eléctricas, palas de aerogeneradores y paneles solares. Una situación que nos recuerda la urgencia de que el continente diversifique sus fuentes de suministro mientras la demanda sigue creciendo. Todo ello tendrá su repercusión sobre la industria naval y sobre la eólica marina.


Todo ello es una amenaza para los europeos. A medida que se multiplican las sanciones occidentales contra Rusia tras su invasión de Ucrania, la extrema dependencia europea del gas ruso hace temer una ruptura. Detrás de esta crisis energética, de la que se hace eco la prensa, se esconde otro conflicto subyacente: el suministro de metales estratégicos. En la actualidad, Rusia suministra casi el 40% del paladio del mundo, un metal utilizado por los fabricantes de automóviles en los convertidores catalíticos para limitar las emisiones nocivas, entre otras cosas. Pero se espera que su demanda crezca con el desarrollo de las pilas de combustible para los coches eléctricos.

El país ruso es también uno de los mayores productores de níquel del mundo, el tercero después de Indonesia y Filipinas. El «metal del diablo», como lo llaman los expertos, es uno de los ingredientes esenciales de las baterías eléctricas. En cuanto al aluminio, los rusos representan el 6% de la oferta mundial, una parte pequeña pero significativa que ha hecho subir los precios a niveles sin precedentes. «Los precios del aluminio y el níquel han subido mucho en el contexto de la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania», dijo a la AFP Daniel Briesemann, analista de Commerzbank. «Los agentes del mercado están claramente preocupados por el hecho de que el suministro de aluminio de Rusia pueda verse afectado en caso de que se produzcan graves sanciones occidentales y -probablemente- medidas de represalia por parte de Rusia».

«Cada gramo cuenta»


Por ahora, el Aluminio Europeo es tranquilizador. Aunque Rusia representa entre el 15 y el 20% de las importaciones anuales de aluminio, un metal muy utilizado en las tecnologías de transición con bajas emisiones de carbono, como las baterías y los paneles fotovoltaicos, la asociación industrial afirma que está «bien situada» para satisfacer la demanda europea. Y añade: «Sin embargo, la crisis actual y otras recientes han demostrado una cosa: desde la energía hasta las materias primas, la UE no puede basar sus ambiciones económicas y de desarrollo sostenible en la dependencia de las importaciones.

Y, efectivamente, estos metales, que son el petróleo del siglo XXI, son cada vez más demandados. La Agencia Internacional de la Energía calcula que para 2040, con el desarrollo de las energías renovables y los coches eléctricos, el mundo consumirá 40 veces más litio, 20 veces más níquel y siete veces más manganeso. «Dadas las cantidades astronómicas que necesitará la Unión Europea para realizar su transición, cada tonelada, cada kilo, cada gramo cuenta», explica Benjamin Louvet, director de materias primas de OFI AM.

Repensar nuestra diplomacia


La Unión Europea es consciente de su fuerte dependencia de China, sobre todo en lo que respecta a las tierras raras, pero también de Chile, Australia y Rusia en lo que respecta a estos metales estratégicos. Ucrania posee un rico yacimiento de litio que iba a ser explotado por European Lithium. «Este yacimiento se encuentra en el Donbass», explica el periodista independiente Guillaume Pitron, autor de «La guerre des métaux rares». Una región especialmente codiciada por Rusia en estos momentos. «No hay fecha prevista para la explotación, pero es un yacimiento de categoría mundial que podría, a más o menos largo plazo, participar en la política europea de soberanía sobre este recurso crítico», explicaba el especialista.

Europa no tiene más remedio que diversificar sus fuentes de suministro. Aunque la ministra francesa de Transición Ecológica, Barbara Pompili, mencionó a finales de febrero la posibilidad de abrir minas de litio en Francia, el reto es sobre todo «repensar nuestras relaciones diplomáticas», afirma Benjamin Louvet. «Nuestra diplomacia se ha orientado hacia los países productores de combustibles fósiles, pero ¿qué pasa con Chile y Perú, grandes productores de cobre, o la RDC, gran exportador de cobalto?

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