La gobernanza pesquera del Mediterráneo y el mar Negro dio ayer un paso relevante en Málaga. Veintidós países y la Unión Europea, reunidos en la 48ª sesión de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (GFCM) de la FAO, aprobaron un paquete de decisiones destinadas a reforzar la sostenibilidad de las pesquerías y la acuicultura, endurecer la lucha contra la pesca ilegal y consolidar la dimensión climática en la gestión. En este contexto, Ucrania fue admitida como el miembro número 24, un movimiento clave para la cooperación en el mar Negro.
El encuentro, organizado por España en Málaga, fue inaugurado por el ministro Luis Planas, el comisario europeo Costas Kadis, el alcalde Francisco de la Torre y el presidente saliente de la GFCM, Roland Kristo. Planas subrayó la idea fuerza del cónclave: beneficios económicos y sostenibilidad deben ir unidos, y solo la cooperación regional permite garantizar el futuro de las comunidades pesqueras.
Uno de los ejes centrales de la sesión fue el refuerzo del cumplimiento efectivo de las normas. La GFCM aprobó un mecanismo mejorado para evaluar el reporte de datos y las obligaciones de seguimiento, control y vigilancia (MCS), con el objetivo de identificar lagunas, ofrecer asistencia técnica y activar medidas correctoras cuando sea necesario. La lógica es clara: sin datos ni control homogéneo, cualquier compromiso de sostenibilidad se queda en papel mojado.
Entre las decisiones prácticas, destacan:
Varios países y la UE revalidaron la categoría de máximo cumplimiento, lo que envía una señal política sobre la voluntad de trasladar las decisiones regionales a sus legislaciones internas.
La sesión de Málaga consolidó el giro hacia reglas de explotación preacordadas basadas en evaluación científica.
En el mar Negro, la GFCM destacó la implementación del plan de gestión del rodaballo (turbot) como ejemplo de recuperación guiada por la ciencia, y puso el foco en la reducción de capturas accesorias de especies vulnerables como esturiones, quelvachos y marsopas, combinando medidas técnicas con campañas masivas de sensibilización al sector.
Además, se creó la Red Regional de Expertos en Pesquerías y Cambio Climático, que empezará trabajando sobre el espadín europeo (Sprattus sprattus), con el objetivo de integrar de forma sistemática la variable climática en los dictámenes científicos y las futuras decisiones de gestión.
La GFCM subrayó también los avances en acuicultura sostenible, apoyados en:
La Comisión aprobó dos resoluciones clave:
Estas decisiones se alinean con la próxima Declaración MedFish4Ever renovada y con la idea de una “transformación azul” en la que el crecimiento acuícola va de la mano de controles ambientales estrictos y participación del sector productor.
Uno de los anuncios con mayor carga política fue la incorporación de Ucrania como parte contratante de pleno derecho de la GFCM. Tras una década como parte cooperante, Kiev obtiene voz y voto en la definición de las normas pesqueras y acuícolas en el mar Negro.
La adhesión se interpreta como:
Coincidiendo con este paso, la GFCM creó un Comité Científico Asesor específico para el mar Negro, sustituyendo al antiguo grupo de trabajo, con el objetivo de disponer de asesoramiento estable y especializado para una cuenca especialmente sensible.
La sesión concluyó con la elección del nuevo Buró de la GFCM para un mandato de cuatro años, encabezado por Eyüp Mümtaz Tiraşin (Türkiye), con Francesco Saverio Abate (Italia) y Saber Alazabi (Libia) como vicepresidentes. El presidente saliente, Roland Kristo, dejó un mensaje de continuidad: una GFCM “fuerte, técnica y políticamente relevante”, llamada a ejecutar las decisiones acordadas en Málaga.
El próximo hito será la presentación, el 28 de noviembre, del informe “The State of Mediterranean and Black Sea Fisheries 2025”, que integrará el trabajo de más de 700 expertos y servirá como prueba de estrés: medirá hasta qué punto las medidas de gestión adoptadas en los últimos años se traducen en más biomasa, menos sobrepesca y una acuicultura mejor integrada con el medio.
Las decisiones tomadas en Málaga dejan una lectura clara para el sector:
A cambio, la GFCM ofrece un marco regional más predecible, herramientas para apoyar a los países con menos capacidad técnica y una narrativa en la que los alimentos acuáticos —pesquerías y acuicultura— se reconocen como pieza estratégica de seguridad alimentaria, empleo costero y estabilidad ecológica en dos mares intensamente explotados y geopolíticamente tensos. El reto, a partir de ahora, será convertir cada recomendación en cambios reales en el agua.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se ha reunido hoy con el ministro…
La Relación Económica 2025 confirma un punto de inflexión tras la crisis post-pandemia y energética,…
El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES, por sus siglas en inglés) ha…
Un sistema de pesaje a bordo que elimina estimaciones y aporta precisión, trazabilidad y control…
La Irish Fish Producers Organisation (IFPO) ha valorado muy positivamente la reunión mantenida con el…
El comité del convenio internacional rechaza por amplia mayoría incluir todas las especies del género…