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Formación en economía azul: la llave para despertar vocaciones y asegurar el futuro del sector marítimo español

La economía azul ofrece hoy uno de los mayores horizontes de empleo, innovación y desarrollo sostenible en España, pero sigue siendo una gran desconocida para buena parte de la sociedad. Esta fue la idea central que vertebró la mesa “Formación en Economía Azul: Fuente de Vocación y una gran oportunidad para el sector marítimo español”, en la que participaron Mercedes Pardo, CEO del Instituto Marítimo Español (IME); M.ª Victoria Redondo Neble, directora de la Cátedra Navantia y del Máster de Defensa de la Universidad de Cádiz; y Elena Martínez, directora del Instituto Social de la Marina (ISM), junto a otros representantes del ámbito universitario y formativo.

El diagnóstico fue compartido: España es potencia marítima, pero no se comporta como tal en el terreno educativo y cultural. El mar “sigue siendo invisible” incluso en territorios costeros; la cultura marítima apenas aparece en los libros de texto; y el concepto de economía azul —que engloba pesca, transporte marítimo, construcción naval, energías renovables marinas, biotecnología, turismo costero, puertos, logística, seguridad, formación o servicios vinculados al mar— continúa rodeado de tópicos y confusiones.

Cómo despertar vocaciones azules en un país que vive de espaldas al mar

Elena Martínez abrió el debate con una pregunta incómoda: “Si ya nos cuesta atraer a jóvenes de la costa, ¿cómo llegamos al talento del interior?”. Su respuesta pasó por una ruptura total con los canales tradicionales.

“No podemos seguir comunicando con los códigos de siempre. Si queremos llegar a los jóvenes, hay que estar en TikTok, Instagram, Twitch, con historias reales de gente que trabaja con y para el mar, mostrando oportunidades y no solo dureza”, defendió. Recordó la experiencia del ISM en la feria educativa Aula, donde el uso de simuladores, realidad virtual y experiencias inmersivas permitió enganchar a miles de estudiantes que, en muchos casos, escuchaban por primera vez hablar de profesiones marítimas más allá de los estereotipos.

Martínez propuso también sacar estos debates de la zona de confort: “Siempre nos reunimos en puertos y ciudades costeras. Quizá ha llegado el momento de llevar foros de economía azul al interior, a institutos y universidades alejados del mar, y demostrar allí que existen carreras profesionales sólidas en este ámbito”.

La universidad como motor de talento azul… que aún no se conoce

M.ª Victoria Redondo incidió en la misma idea desde la óptica universitaria: el problema no es solo la falta de oferta, sino la falta de conocimiento sobre la que ya existe.

“Tenemos en Cádiz un ecosistema formativo único —ingeniería naval, marina, ciencias del mar, cátedras especializadas, másteres específicos— y muchos estudiantes del propio entorno desconocen estas opciones”, lamentó. Para Redondo, es urgente conectar la economía azul con la vida cotidiana: explicar que detrás de la energía que llega a casa, de los alimentos del mar, de la protección del litoral o del comercio internacional hay ingenieros, científicos, técnicos, marinos, juristas, especialistas en logística o en medio marino.

La universidad, subrayó, no solo debe formar en competencias técnicas, sino también en habilidades transversales: comunicación, pensamiento crítico, trabajo en equipo, ética, toma de decisiones responsable y visión global. “La economía azul necesita profesionales capaces de entender el impacto de lo que hacen en el planeta y en las personas”, añadió.

Redondo destacó iniciativas como el grado internacional en economía azul sostenible, programas de emprendimiento como incubadoras tecnológicas ligadas al mar y proyectos que combinan investigación, empresas y formación práctica. “La educación es el motor más potente para hacer crecer la economía azul. Sin talento, no habrá transición azul posible”, afirmó.

Mercedes Pardo: “Nos falta una marca país y un lenguaje común para las carreras azules”

La intervención de Mercedes Pardo puso cifras y estructura a este desafío. Recordó que la Unión Europea ha identificado ya un conjunto de “competencias azules” clave para los profesionales del futuro:

  1. Digitales (datos, automatización, sistemas inteligentes).
  2. Verdes y de sostenibilidad (descarbonización, economía circular, protección de la biodiversidad, gestión ambiental).
  3. Empresariales y personales (liderazgo, gestión de proyectos, trabajo en equipo, comunicación, visión estratégica).

“El desafío es doble”, explicó. “Tenemos que integrar estas competencias en los itinerarios formativos y, al mismo tiempo, competir por el talento con otros sectores que también las demandan. Si no construimos un relato atractivo, nos ganarán por la mano”.

Pardo defendió la necesidad de una marca unificada de economía azul que agrupe a todos los sectores bajo un mensaje claro: estabilidad, propósito, innovación y oportunidades reales de desarrollo profesional. Y lanzó un tirón de orejas constructivo a las empresas: si quieren atraer y mantener talento joven, deben trabajar su “employer branding” y mostrar para qué sirve el trabajo que ofrecen.

“El profesional de hoy busca sentido. Quiere saber que su esfuerzo contribuye a la transición energética, a la protección del océano, a la seguridad alimentaria o a la innovación. Las compañías marítimas tienen mucho que contar, pero deben contarlo mejor”, señaló, poniendo ejemplos concretos de jóvenes que descartan empleos en sectores percibidos como poco sostenibles.

Desde el Instituto Marítimo Español y la iniciativa Educación Azul, Pardo detalló proyectos que llevan el mar a las aulas: construcción de barcos de cartón en colegios de todo el país, jornadas con estudiantes de FP en puertos, guías de itinerarios formativos azules y herramientas para orientar a los jóvenes hacia profesiones marítimas según sus intereses y habilidades. “El 65% de los profesionales del sector azul de 2040 hoy está en Primaria. Si no llegamos a ellos ahora, los perderemos”, advirtió.

Seguridad, derechos y mujeres del mar: la formación como garantía social

La directora del ISM recordó que la economía azul no puede entenderse solo en clave económica o tecnológica. “La formación en el mar empieza por la seguridad, la salud laboral y la protección social”, subrayó Martínez, recordando que el Instituto Social de la Marina es una entidad específica de Seguridad Social para la gente del mar, única en su género, y que opera con centros de formación punteros en Bamio (Vilagarcía) e Isla Cristina.

Subrayó también el papel creciente de las mujeres en la economía azul: desde puestos directivos en la administración marítima hasta observadoras científicas, mariscadoras, rederas, técnicas, gestoras o armadoras. “Es un momento histórico que debemos aprovechar. Hay mucho talento femenino ligado al mar, pero necesitamos adaptar estructuras, visibilizar referentes y garantizar igualdad real de oportunidades”, afirmó.

De la teoría a la experiencia: enganchar con práctica, propósito y futuro

La sesión se cerró con ejemplos concretos de cómo enganchar vocaciones: programas como “Navegantes por la historia” con jóvenes embarcados en goletas escuela, visitas teatralizadas a lonjas, simuladores de navegación, proyectos de turismo marinero liderados por mujeres, laboratorios vivos en puertos y empresas que abren sus puertas a estudiantes.

Todas las voces coincidieron en tres ideas:

  • La economía azul es uno de los grandes campos de empleo y emprendimiento del presente y del futuro en España.
  • El país dispone de infraestructuras, tejido empresarial, conocimiento y localizaciones privilegiadas, pero no está trasladando ese potencial de forma masiva a las nuevas generaciones.
  • La formación, entendida como un itinerario continuo desde Primaria hasta la especialización profesional, es la herramienta decisiva para cambiar la narrativa: mostrar que trabajar “en, con y para el mar” significa ciencia, tecnología, innovación, sostenibilidad, seguridad y también oportunidades vitales apasionantes.

Convertir todo ese discurso en políticas educativas, alianzas estables y campañas inteligentes será, según dejaron claro las ponentes, la condición imprescindible para que la economía azul deje de ser una promesa infrautilizada y se consolide como una vocación colectiva al nivel que merece un país rodeado de mar.

europaazul

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