La tensión crece en Corea del Norte tras la fallida botadura de un nuevo buque militar, ocurrido el pasado 21 de mayo en el astillero naval de Chongjin. El accidente, descrito como un «acto criminal» por el propio líder Kim Jong-un, ha desencadenado una investigación oficial y la detención de tres altos responsables del astillero, según informó la agencia estatal KCNA.
Durante la ceremonia de botadura del buque —en presencia del propio Kim—, la maniobra de lanzamiento lateral del navío terminó en desastre: una parte del casco fue aplastada y el barco quedó escorado en el agua, generando imágenes comprometedoras para el régimen, que ha hecho de su desarrollo militar una prioridad propagandística.
Los arrestados son el ingeniero jefe, el jefe del taller de construcción y un director administrativo del astillero. Todos han sido señalados como responsables directos del fallo, en un gesto que busca demostrar una respuesta firme ante un incidente que ha avergonzado al aparato militar norcoreano.
Pese al impacto del accidente, las autoridades han asegurado que los daños sufridos por el navío son limitados. Una inspección submarina ha descartado perforaciones en el casco, aunque la parte de estribor quedó rayada y una pequeña cantidad de agua de mar ingresó por la sección trasera. El ejército norcoreano estima que el equilibrio del destructor se podrá recuperar en dos o tres días, y la reparación total tomaría alrededor de diez jornadas.
El nombre del buque no ha sido revelado, pero por su tamaño y características, analistas surcoreanos creen que se trata de un modelo similar al Choe Hyon, un destructor de 5.000 toneladas presentado el mes pasado por Corea del Norte y que, según fuentes de inteligencia, podría estar equipado con misiles nucleares tácticos de corto alcance.
El incidente ha reavivado las sospechas sobre una posible colaboración entre Pyongyang y Moscú. Algunos expertos apuntan a que el destructor accidentado podría haber sido construido con apoyo técnico ruso, como parte de un intercambio por el envío de tropas norcoreanas a Rusia para apoyar sus operaciones en Ucrania.
La cooperación militar entre ambos países ha sido objeto de creciente escrutinio por parte de la comunidad internacional, especialmente tras informes que sugieren que el Choe Hyon también podría haber sido desarrollado con tecnología rusa.
Para el régimen norcoreano, este accidente supone un revés técnico y simbólico, justo cuando intenta proyectar poder naval y disuasión regional. La embarcación era presumiblemente uno de los activos clave dentro del plan de modernización de su marina, que Kim Jong-un ha impulsado como prioridad frente al refuerzo militar de Corea del Sur y sus aliados.
Mientras las autoridades norcoreanas intentan minimizar el impacto mediático del fallo, la comunidad internacional observa con atención los próximos pasos del país, cada vez más vinculado a dinámicas militares globales en un contexto de creciente tensión geopolítica.
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