La creciente preocupación por los acontecimientos bélicos en Ucrania en las economías locales va tomando cuerpo y algunas administraciones ya están realizando análisis de urgencia en lo relativo a importaciones y exportaciones con origen o destino en los lugares de conflicto. A la ruptura de la cadena de suministro se han unido las sanciones económicas a Rusia y, ahora también a Bielorrusia, con el objetivo de asfixiar las economías de los combatientes. Esta estrategia tiene como resultado el desabastecimiento de algunos bienes y materias primas, así como el incremento de precios en otras.
El Gobierno Vasco opina que estamos inmersos en una emergencia energética
El Gobierno Vasco se ha reunido para analizar la actual situación, cambiante por momentos, y ha constatado que las exportaciones de Euskadi a la zona en conflicto ascendieron en 2021 a 292 millones de euros y las importaciones fueron de 1.540 millones de euros, de donde se deduce que Euskadi es “netamente importador” de bienes de la zona en guerra. Y si se amplía la zona de conflicto a otros doce posibles países afectados, que por situación geográfica pudieran ser parte de una hipotética expansión del ataque, las exportaciones vascas afectadas ascenderían a 2.300 millones y las importaciones a 3.000 millones de euros.
Cabe recordar que Rusia es un socio comercial de importancia para el País Vasco ya que fue el decimotercer destino de las exportaciones, y el séptimo de las importaciones en 2020. Hasta octubre de 2021 ocupa el puesto 18 en exportaciones, y el cuarto en importaciones. Ucrania, por su parte, ha sido el destino de exportaciones 55 en 2020 y 54 en 2021, mientras que es el vigesimosexto origen de importaciones en 2020 y el vigesimoctavo en 2021.
Según fuentes oficiales, en la zona más conflictiva hay 39 implantaciones vascas, 13 productivas y 26 comerciales, de las que la mayor parte se encuentran en Rusia. En la zona de conflicto ampliada existen 119 empresas vascas con 235 implantaciones, de las que 117 son comerciales y 118 productivas. Rusia ha considerado que España forma parte de los “países hostiles”, lo que dificultará aún más las relaciones comerciales, que ya han llevado a rebajas en la previsión de crecimiento en 2022, entre 0,7 y 1,2 puntos porcentuales, una situación que es trasladable a la economía vasca.
El conjunto de la industria se muestra preocupada, independientemente de la intensidad de la relación comercial que mantengan con los mercados de Rusia, Bielorrusia y Ucrania puesto que las principales afecciones a corto y medio plazo se estima que vendrán por un nuevo incremento de los precios de las materias primas y la energía; las tensiones con los distribuidores se complican más; carestía en el acceso a financiación, paralización de inversiones, influencia en otros mercados como Polonia, Chequia, Eslovaquia, Estonia y temor ante la posible ejecución de avales que perjudiquen a la industria vasca.
Pero, además, en la reunión con los clústeres vascos se aprecian otras afecciones más específicas. Así, a nivel logístico el cierre del espacio aéreo conlleva más horas de tránsito en los vuelos intercontinentales, todo el tráfico marítimo hacia Ucrania está cancelado, las principales navieras de contenedor han suspendido reservas para puertos rusos, las fronteras para el transporte por carretera en Ucrania están cerradas, salvo para ayuda humanitaria.
Los responsables de los clústeres también prevén una mayor carestía en el suministro de materiales estratégicos como el aluminio, paladio, acero, titanio, zircón, así como o aceite vegetal y el precio de cereales como trigo, maíz o cebada que se incorporan directamente en los procesos de transformación y también sirven de piensos para los animales preocupan a ganaderías y conserveras. También se temen desajustes en la cadena de suministro, paradas de producción y desajustes también provocados por las tensiones financieras, mientras que los costes de materiales auxiliares como envases de plástico y aluminio, pueden tener un incremento considerable.
En este contexto, la consejera vasca de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, ha detallado que “nos hallamos en situación de emergencia energética” que afecta tanto a los hogares como al conjunto del tejido empresarial, en particular, a la industria electrointensiva que goza de un peso relevante en la actividad económica vasca. Como ejemplo, la planta de ArcelorMittal en Olaberria (Guipúzcoa) ha parado la producción por los costes “desmesurados” del precio de la energía. Esta compañía es una de las que ha suspendido sus actividades en Ucrania, planta de Kryvyi Rih, al no darse las condiciones de seguridad para continuar su producción.
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