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Escocia prohíbe la pesca en sus aguas a partir del jueves: indignación y preocupación en el sector europeo

El Gobierno escocés adopta una medida unilateral sin consulta previa a los Estados afectados, mientras el sector denuncia presiones de los lobbies energéticos y mineros

A partir de mañana, jueves 16 de octubre, Escocia prohibirá la pesca en sus aguas territoriales, en una decisión que ha causado sorpresa e indignación en el sector pesquero europeo. La medida, anunciada de forma unilateral por el Gobierno escocés, incumple —según fuentes comunitarias y del propio sector— los procedimientos de consulta establecidos en los acuerdos pesqueros del Reino Unido con la Unión Europea tras el Brexit.

La decisión, que afecta tanto a flotas escocesas como extranjeras con derechos históricos de acceso, ha sido justificada oficialmente por motivos medioambientales y de conservación marina. Sin embargo, la forma y el momento en que se ha adoptado han despertado fuertes críticas. “No se ha consultado a los Estados afectados ni se ha evaluado el impacto social y económico que tendrá en cientos de comunidades costeras”, denuncian fuentes del Consejo Consultivo de Aguas del Norte.

Un golpe a la flota europea y vasca

Entre las flotas más afectadas se encuentra la vasca de altura, con base en puertos como Ondarroa, que tradicionalmente opera en caladeros del Atlántico Norte y en aguas británicas. “Esta decisión se produce en un contexto de constantes restricciones a la pesca, donde parece que lobbies muy poderosos están imponiendo su agenda”, explica Mikel Ortiz, gerente de la Flota de Altura de Ondarroa.

Según Ortiz, “empresas energéticas y mineras buscan ocupar el mar para instalar más molinos eólicos o extraer minerales del fondo oceánico. Usan la excusa de proteger el fondo marino, pero lo que hacen en realidad es desplazar a los pescadores y facilitar la entrada de nuevos intereses industriales”.

“Proteger las esponjas marinas está muy bien —añade—, pero ¿quién protege a nuestros pescadores? Lo lamentable es que no saben ni lo que están protegiendo, pero lo que sí es seguro es que los europeos vamos a poder acceder cada vez menos a pescado de calidad de nuestras aguas y dependeremos del pescado de dudosa credibilidad de Asia”.

Críticas al procedimiento y temor a un precedente

La Comisión Europea ha manifestado su “preocupación por la falta de diálogo y coordinación” y estudia solicitar explicaciones formales a Edimburgo. Expertos jurídicos recuerdan que, aunque el Reino Unido tiene competencia sobre sus aguas, los acuerdos pos-Brexit establecen mecanismos obligatorios de consulta y transparencia antes de adoptar decisiones con impacto transfronterizo.

Organizaciones como Europêche y la Asociación Nacional de Armadores de Buques de Pesca de Altura (ANABAC) consideran que este veto podría sentar un peligroso precedente. “La gestión pesquera debe basarse en la ciencia y la cooperación, no en decisiones políticas tomadas de espaldas al sector”, advierten.

Entre la sostenibilidad y los intereses industriales

Mientras Escocia defiende la necesidad de “crear áreas marinas protegidas que aseguren la regeneración de los ecosistemas”, el sector pesquero denuncia una estrategia de desplazamiento. En los últimos años, los proyectos de eólica marina y minería submarina han ganado terreno en el Mar del Norte y las Islas Hébridas, con licencias que a menudo se superponen a zonas de pesca tradicionales.

“La paradoja es que, en nombre de la sostenibilidad, se sacrifica la pesca artesanal y de altura, mientras se impulsan actividades industriales de alto impacto ambiental”, señalan fuentes de la Confederación Española de Pesca (CEPESCA).

Un nuevo desafío para la soberanía alimentaria europea

La prohibición llega en un momento de creciente preocupación por la soberanía alimentaria en Europa. Con los costes energéticos al alza y las importaciones asiáticas en aumento, las restricciones pesqueras en aguas del Atlántico Norte agravan la dependencia exterior.

“El cierre de caladeros y la reducción de cuotas no solo afecta al empleo y a la economía costera, sino también a la seguridad alimentaria europea”, subrayan desde el sector.

Mientras tanto, la flota vasca y española observa con inquietud el nuevo escenario. “El mar siempre ha sido un espacio de vida, trabajo y equilibrio. Si lo convertimos en un tablero de intereses, perderemos todos”, concluye Mikel Ortiz.

europaazul

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