Desde paneles solares flotantes hasta la eólica marina, el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea duda del desarrollo de este tipo de tecnologías sobre las aguas de las costas del club comunitario. «Ofrece resultados ambiguos», advierte el organismo en un informe publicado este lunes.-
Los planes de Bruselas fijados en su Green Deal apuntan a una capacidad de eólica marina de 450 GW en 2050, unas cifras respaldadas por la industria. En cuanto a la oceánica, compuesta por la mareomotriz y la undimotriz, se queda en los 47 GW. Sin embargo, la realidad está muy lejos de los datos marcados por la Comisión para finales de la década, ya que solo hay instalados 16 GW y son de eólica marina. «Un despliegue rápido exigirá un vasto espacio marítimo y 800.000 millones de euros de inversión privada», destaca el Tribunal de Cuentas. «No es fácil de cumplir», añaden.-
En la actualidad, con datos a cierre de 2022, la UE cuenta con 6.091 aerogeneradores en alta mar repartidos en 122 parques eólicos para un total de 30.267 megavatios. «Es posible que no sea suficiente para que sea sostenible desde el punto de vista socioeconómico y medioambiental», advierte el texto del organismo comunitario. «Han contribuido en el desarrollo de la energía azul, pero puede que no logre sus ambiciosos objetivos», alertan.-
Desde la adopción de la hoja de ruta de la eólica marina en Europa, Bruselas ha destinado al desarrollo de tecnologías renovables marinas cerca de 2.300 millones de euros desde 2007. Un montante total al que hay que añadir 14.400 millones procedentes del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a través de préstamos e inversiones en capital. «Esta revolución no ha de emprenderse a cualquier precio», afirma Nikolaos Milionis, autor de la auditoría. «La comisión no ha valorado las consecuencias medioambientales», señala.-
Una decisión que ha recaído en cada uno de los estados miembros a través de los planes de ordenación del espacio marítimo. «Constatamos que, si bien se fomenta el concepto de utilización conjunta del espacio marítimo, la convivencia de diferentes sectores con la actividad de las energías renovables marinas no es todavía una práctica común: en particular, el conflicto pendiente con la pesca en algunos países deberá abordarse mejor», señala la auditoría comunitaria.-
Además, los países de la UE con aguas compartidas apenas planifican proyectos conjuntos, desaprovechando la oportunidad de hacer un uso más eficiente del escaso espacio marítimo. Asimismo, las implicaciones socioeconómicas del desarrollo de las energías renovables marinas no se han estudiado con la suficiente profundidad.-
Los auditores también advierten que los riesgos al suministro de materias primas fundamentales pueden provocar la desaceleración del despliegue de la energía renovable marina en Europa. Actualmente, casi todos los materiales han sido suministrados por China, país que también desempeña un papel crucial en la fabricación de imanes permanentes para los generadores de turbina eólica. En la UE, la dependencia de las materias primas puede generar cuellos de botella, y los auditores manifiestan su preocupación por la seguridad del suministro en el contexto actual de tensiones geopolíticas. Los largos procedimientos nacionales para la concesión de permisos son un obstáculo añadido. Por ejemplo, Francia tiene uno de los plazos más largos en Europa para aprobar instalaciones eólicas marinas, que puede prolongarse hasta once años.
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