El sector pesquero, ante el gran reto del nuevo reglamento europeo de envases

La normativa, en vigor desde 2026, empuja a la industria a transformar embalajes, procesos y logística

El nuevo Reglamento Europeo de Envases, que entrará en vigor en 2026, ha encendido todas las alarmas en la industria pesquera. Este sector, altamente dependiente de embalajes resistentes, eficientes y seguros para el transporte y conservación del producto fresco y congelado, se encuentra ante una profunda transformación obligada por los exigentes criterios del nuevo marco legal comunitario.

Según estima PwC Strategy&, en Italia, el volumen de envases podría reducirse en un 20 % hasta 2040, afectando notablemente a los procesos de reciclaje y producción. El corazón del nuevo reglamento gira en torno a un principio aparentemente simple: menos residuos, más reciclaje, mejor diseño. Sin embargo, aplicarlo en productos tan sensibles como el pescado supone desafíos técnicos y estratégicos significativos.

La normativa exigirá que al menos el 70 % de los materiales de envase sean reciclables, que estos materiales sean fácilmente separables y que incluyan una etiqueta ambiental digital que permita seguir su trazabilidad. Esto implica rediseñar totalmente los formatos, ajustar los materiales y adaptarse a nuevos estándares de etiquetado. En este contexto, cartón y papel ganan peso, aunque su compatibilidad con productos de alta humedad o necesidad de refrigeración aún genera dudas. Las bioplásticos, por su parte, siguen atrapados entre el avance tecnológico y los vacíos legales.

Especialmente crítico es el impacto en la logística: el reglamento limita a un máximo del 50 % el espacio vacío en embalajes y restringe el sobreempaquetado. Esto obliga a las empresas a repensar sus dinámicas de carga, distribución y almacenamiento, con inversiones que podrían ser inasumibles para las más pequeñas si no se habilitan líneas de apoyo específicas.

En respuesta, muchas compañías ya exploran soluciones innovadoras junto a startups de materiales sostenibles, prueban envases compostables o híbridos, y optimizan sus sistemas de producción. No obstante, el sector coincide en que el cambio debe ser anticipado, estratégico y apoyado por el Estado. La participación de consorcios como CONAI y de fondos públicos podría marcar la diferencia entre el éxito de la transición o el riesgo de desaparición para parte del tejido empresarial.

En definitiva, el nuevo reglamento europeo no es solo una modificación técnica, sino una oportunidad para repensar el valor del envase como herramienta de sostenibilidad, innovación y competitividad. El sector pesquero, si bien afectado, tiene ante sí el reto de convertirse en pionero de un cambio que ya es irreversible.