La pandemia golpeA con dureza a los astilleros europeos, con una caída del 62% en nuevos pedidos y de un 77% en términos de valor con respecto al año anterior. Además, Asia sigue lanzando ofertas de bajo precio que hirieron aún más al sector. A pesar de que la industria naval vasca se vió afectada al igual que el resto de sectores y economías, consiguió mantener la actividad e incluso cerrar contratos durante 2020
Así, los astilleros vascos captaron seis nuevos pedidos, el 33% del sector estatal, con horizonte de trabajo hasta 2023. «Pero lo peor quizás esté por llegar», plantea Javier López de Lacalle, director general del Foro Marítimo Vasco, organización que presta servicios a la industria marítima.
La falta de movilidad actual provocada por la lenta vacunación en España y Euskadi está afectando ya a la competitividad del sector, frente a los competidores internacionales que están mucho más avanzados en la inmunización.
López de Lacalle explica que el estado de alarma provocó el parón de la mayoría de astilleros e industria auxiliar y que se dieron problemas al reanudar su actividad en la búsqueda de financiación y avales, la imposibilidad de volver a actividades comerciales que permitieran generar pedidos, de seguridad y sanitarios para la gestión de las personas, además de la escasez de abastecimiento de proveedores, etc.
Una vez superado ese primer momento y pasado un año, el sector debería estar ya a pleno rendimiento, pero vivimos «más bien una lenta reactivación, con muchas incertidumbres, que nos impiden hacer previsiones», lamenta el director general del Foro Marítmo Vasco.
Por una parte, la todavía escasa movilidad está encareciendo las embarcaciones. «Los astilleros no han notado pérdida de trabajo, pero sí se les están encareciendo los barcos por las restricciones de los viajes de técnicos en el commissioning, la terminación de los barcos y la puesta a punto», detalla López de Lacalle. «Por ejemplo, hay barcos pesqueros que son factorías donde se pesca, manipula, limpia y empaqueta el pescado, y vienen técnicos a dar el visto bueno».
Esta situación hace que el técnico no pueda viajar en cualquier momento y cuando lo hace, sus gastos se encarecen por tres, por tener que pagar la cuarentena que tienen que hacer al volver a su país de origen. «Por cada semana de trabajo le tienes que pagar tres», explica el director general del Foro Marítimo. Además, si no se puede entregar en la fecha prevista el barco, hay penalizaciones por demora y la rentabilidad se reduce.
Por otra parte, el retraso en la vacunación lastra la competitividad y las oportunidades para el sector naval porque sus competidores, como Reino Unido, ya están vacunados y pueden asistir a ferias y reuniones para cerrar acuerdos. «Mientras, España y Euskadi a la cola de Europa en vacunación, pueden perder sus clientes para siempre», denuncia López de Lacalle.
Las compañías no pueden mostrar sus capacidades y tecnologías, que habitualmente exhiben en ferias, misiones y viajes comerciales. «Los que antes vacunen, antes van a tener la tarjeta de vacunación y van a poder viajar y visitar clientes y ferias. Y nosotros vamos a tener problemas, porque el que antes llegue al mercado y antes detecte la necesidad, se adjudicará el suministro».
De esta manera, sobre la recuperación de los niveles pre-Covid, «lo que veíamos para 2021 se está retrasando, por las diferentes olas. La feria de Oslo, prevista para junio, se ha llevado a enero de 2022, las de Islandia en septiembre y Dinamarca en octubre estamos a la expectativa», comenta Javier López.
Por eso es muy importante conseguir un alto grado de vacunación e inmunidad, «porque si la feria se celebra y nosotros no podemos viajar perderemos muchos contratos», dice el director general del Foro.
También aprovecha López de Lacalle para solicitar medidas de apoyo a nivel local, estatal y europeo que compensen el aumento del proteccionismo puesto en marcha por los gobiernos de países como China, Corea, Noruega o Turquía.
Javier López de Lacalle señala como fortaleza del sector naval vasco el alto valor añadido de sus buques. «El éxito del astillero es que fabrica a demanda, es muy versátil y de gran capacidad tecnológica. Es capaz de hacer un remolcador, un barco de hidrógeno, a gas, etc. y cubre las expectativas del armador más exigente». En Europa hay modelos estándares y «nosotros trabajamos a medida, lo que hace que el armador confíe. Así, Balenciaga ya ha hecho 28 barcos para el mismo armador noruego», comenta.
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