Los océanos cubren el 71% de la superficie de la Tierra, influyen en el clima y proporcionan medios de vida a miles de millones de personas. A pesar de su gran extensión e importancia, siguen siendo menos conocidos que otros entornos naturales. La profundidad media de los océanos ronda los 3.600 metros, lo que los hace mucho más complejos e inaccesibles que las tierras emergidas, cuya altitud media ronda los 760 metros.
La estructura de los océanos se divide en tres componentes principales: la plataforma continental, que representa una extensión de la masa terrestre; el talud continental, que conecta la plataforma con el fondo marino; y finalmente, el propio fondo del océano, que alberga una variedad de ecosistemas y formaciones geológicas a menudo desconocidas. Las islas que se encuentran en los océanos, muchas veces de origen volcánico, pueden ser cimas de relieves submarinos o extensiones de la plataforma continental. La oceanografía identifica tres océanos principales: el Pacífico, el Atlántico y el Índico. Los orígenes de estas cuencas siguen siendo en parte un misterio, pero se cree que los movimientos tectónicos de la Tierra desempeñaron un papel crucial al reunir material más ligero, formando continentes y provocando que las porciones más pesadas de la corteza terrestre se hundieran. Con el paso del tiempo, estas depresiones comenzaron a llenarse gracias a las primeras lluvias. Inicialmente, los océanos probablemente estaban compuestos de agua dulce; Sólo más tarde se desarrolló la salinidad, probablemente debido a las sales traídas por los ríos y concentradas a lo largo de los siglos mediante la evaporación. Actualmente, el contenido medio de sal en los océanos es de aproximadamente el 3,5%.
Las mareas son fenómenos naturales generados principalmente por la atracción gravitacional de la Luna, mientras que el Sol ejerce una influencia secundaria. La fuerza de atracción de la Luna supera a la de la Tierra, provocando un ascenso del agua en las zonas marinas situadas a lo largo del meridiano por donde pasa la Luna, arrastrando el agua hacia ella. Al mismo tiempo, en la zona opuesta se produce un flujo similar, aunque menos pronunciado. La amplitud de las mareas está influenciada por la conformación de la costa y la profundidad del fondo marino; por ejemplo, en el mar Mediterráneo la variación de altura puede alcanzar aproximadamente medio metro. Las mareas juegan un papel crucial en la navegación, ya que muchos barcos atracan y zarpan durante la marea alta, aprovechando esas condiciones.
La teoría solunar, formulada en 1935 por John Alden Knight, afirma que los movimientos y fases del sol y la luna influyen en la actividad y el comportamiento de los animales, particularmente en lo que respecta a su ciclo alimentario. Esta teoría es utilizada especialmente por pescadores y cazadores para planificar los mejores momentos de sus salidas. Knight identificó dos períodos pico, llamados “períodos mayores”, y dos secundarios, llamados “períodos menores”.
El ciclo lunar, que dura aproximadamente 29 días, se divide en diferentes fases: Luna Nueva, Luna Creciente, Cuarto Creciente, Luna Llena, Cuarto Menguante y Luna Menguante. Cada uno de ellos no sólo regula el fenómeno de las mareas, sino que también afecta el comportamiento y los hábitos alimentarios de los peces, particularmente en las zonas costeras y estuarios. Estudios realizados a lo largo de los años han demostrado que la fase de Luna Menguante se asocia con un mayor éxito en las capturas, mientras que la Luna Llena es menos auspiciosa. La Luna Nueva, sin embargo, representa uno de los períodos más favorables, especialmente en las primeras horas del día. Además del ciclo lunar, también es importante tener en cuenta las condiciones ambientales como el clima y la temperatura del agua, que pueden influir aún más en la actividad de los peces.
Las corrientes oceánicas, auténticas «autopistas del agua», son fundamentales para la regulación del clima. La Corriente del Golfo, por ejemplo, calienta las costas de Gran Bretaña y Noruega, haciendo que sus inviernos sean más suaves que en regiones de la misma latitud. La circulación del Atlántico es en el sentido de las agujas del reloj hacia el norte y en sentido contrario a las agujas del reloj al sur del ecuador pasando por debajo de las aguas más cálidas.
Cruciales para el clima
Los océanos no sólo son cruciales para el clima, sino también la principal fuente de proteína animal para 3.300 millones de personas. La pesca, el cultivo silvestre más grande del planeta, si se gestiona adecuadamente, puede seguir sustentando a millones de personas. Se estima que para 2030 el sector pesquero proporcionará empleo a más de 40 millones de personas. En Europa, la “Economía Azul” ya emplea a más de 3,3 millones de personas.
Pero es igualmente fundamental equilibrar el uso de los recursos pesqueros con la protección del medio marino. Cada año, millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, dañando gravemente la vida silvestre y contaminando las aguas. La contaminación acústica, provocada por el tráfico naval, amenaza a especies marinas como los delfines, que dependen del sonido para orientarse y cazar.
Para quienes trabajan en la industria pesquera, la trazabilidad es fundamental. Conocer el origen de la captura ayuda a garantizar la calidad del producto y el cumplimiento de la normativa vigente.
Quienes trabajan en el sector pesquero desempeñan un papel crucial en la promoción de prácticas sostenibles, la protección de los ecosistemas marinos y la garantía de la continuidad de un recurso esencial para toda la humanidad.
Cuando hablamos de especies de peces, la atención muchas veces se centra en su valor comercial y su uso en las pescaderías. Sin embargo, para quienes trabajan en el sector pesquero, es fundamental comprender también el contexto ambiental en el que viven estas especies. Conocer los ecosistemas marinos no sólo te ayuda a tomar decisiones más informadas, sino que también te permite contribuir activamente a la conservación de los hábitats marinos. La sostenibilidad de los recursos pesqueros es una prioridad para quienes desean operar responsablemente en el sector.
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