En marzo, el nuevo buque de investigación el Dra. Barbieri se unirá a los otros dos buques científicos de Chile, que operan en sus 6400 kilómetros de costa y dentro de sus aguas territoriales.
A diferencia de los dos buques más antiguos que vigilan las poblaciones pesqueras de Chile, el Dra. Barbieri podrá sondear las aguas poco profundas de bahías y golfos, gracias a su calado de sólo tres metros.
Este fue uno de los requisitos que la Subsecretaría de Pesca de Chile planteó al astillero ASENAV cuando encargó el nuevo buque. Además, se exigía un impacto medioambiental mínimo, también en términos de contaminación acústica.
“Los buques destinados a la investigación oceanográfica deben reducir las ondas sonoras y los ruidos emitidos al mar. Por eso ASENAV aplicó a sus hélices tecnología de bajo nivel sonoro”, explica Ricardo Contreras, director de nuevos proyectos del astillero.
Para reducir el sonido emitido por el casco del buque procedente de los motores, generadores y grupos electrógenos, el equipo técnico instaló amortiguadores que amortiguan las vibraciones.
El Dra. Barbieri tiene 30,80 metros de eslora y 9 metros de manga. Puede llevar a bordo a ocho científicos y 11 tripulantes, y dispone de instalaciones separadas para hombres y mujeres. Está previsto que funcione las 24 horas del día y tiene una autonomía de combustible de unos diez días.
“Otra solución innovadora fue la inclusión de la propulsión diesel-eléctrica. Las revoluciones de la hélice pueden regularse de 0 rpm a 100%, algo imposible cuando se emplean otros sistemas de propulsión”, afirma Ricardo Contreras.
De este modo, además de atender a la necesidad de reducir el impacto del buque en el medio ambiente, se convirtió en un barco menos contaminante”, añade.
El Dra. Barbieri fue diseñado por NavalPro y será operado por el Instituto de Fomento Pesquero de Chile. Este nuevo buque de investigación representa una inversión de 14,5 millones de dólares por parte de la Subsecretaría de Pesca chilena.
El buque dispone de sistemas para recoger muestras biológicas de peces o crustáceos mediante arrastre de media agua o de fondo. En las zonas costeras, también puede estudiar poblaciones pelágicas localizadas, como la sardina y la anchoa, incluso en aguas costeras poco profundas, algo que hasta ahora había que hacer con embarcaciones comerciales artesanales.
La cubierta principal dispone de cabrestantes para las artes de pesca que se despliegan a través de una compuerta de popa. La cubierta superior tiene un cabrestante científico que puede girar 90⁰, utilizado con el muestreador que toma muestras de agua de mar de diferentes profundidades.
“El Dra. Barbieri cuenta con tres laboratorios para el trabajo científico. El primero es una sala de procesamiento de muestras, para trabajar con peces, mariscos y plancton”, explica Ricardo Contreras.
También hay un laboratorio húmedo, para el análisis de muestras de agua de mar, y un laboratorio acústico, destinado a la medición de variables oceanográficas con instrumentos electrónicos y batimetría costera y de fondo.
El Dra. Barbieri, la 190ª nueva construcción de ASENAV en sus cinco décadas de actividad, fue botado a mediados de octubre y su entrega estaba prevista inicialmente para mayo, pero ASENAV espera que esté terminado dos meses antes.
“El Dra. Barbieri es posible gracias al trabajo de un equipo de ingenieros chilenos. Desde Valdivia, hemos sido capaces de entregar soluciones de ingeniería marina de primer nivel para promover la investigación oceanográfica a lo largo de toda la costa chilena, incluso en aguas interiores, desde el Canal de Chacao hasta el Golfo de Penas”, señala Heinz Pearce, gerente general de ASENAV.
El Dra. Barbieri debe su nombre a la pionera científica pesquera y doctora en Oceanografía María Ángela Barbieri Bellolio, y a todas las mujeres que, en circunstancias difíciles, se dedicaron a las ciencias marinas.
Para María Ángela Barbieri, que el buque de investigación costera lleve su nombre “es una gran emoción y un orgullo, sobre todo para mi generación. Nos costó avanzar, porque las puertas estaban cerradas, poco a poco los tiempos han cambiado, las cerraduras se han abierto y cada día más mujeres se incorporan a la investigación. De alguna manera compensa esfuerzos bastante grandes que se hicieron en su día”.
“La investigación es importante porque nos permite tomar decisiones con conocimiento de causa”, añade.
“Con este buque de investigación científica y oceanográfica queremos compararnos con países que son capaces de hacer investigación de alto nivel y entregar rápida y eficientemente los resultados a la sociedad para que se puedan tomar buenas decisiones y, como dijo el subsecretario de Pesca, mejorar así las políticas públicas”.
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