El laboratorio submarino Proteus está previsto que sea una realidad en el 2023 en la isla caribeña de Curação. No se trata de una excentricidad ni es un producto de ciencia ficción, aunque las imágenes lo evoquen. El proyecto es fruto de la obsesión del aquanauta, explorador oceánico y ambientalista Fabien Cousteau, nieto del mítico Jacques Cousteau, y cuenta para su ejecución con la colaboración entusiasta de la empresa de diseño industrial Fuseproject, de Yves Béhar.
¿El objetivo? Recabar datos para que la comunidad científica sepa más y actúe mejor contra los efectos del cambio climático, el aumento del nivel del mar, las tormentas extremas, la acuicultura o las energías sostenibles y experimentar allí mismo para hallar tratamientos para el cáncer, vacunas contra virus o crear antibióticos. Avanzar en el conocimiento de nuevas especies marinas e incluso servir de base de entrenamiento para astronautas.
La estación submarina, de unos 1.200 metros cuadrados, será diez veces mayor que la anterior, la Aquarius, utilizada en el 2014 y hundida en los Cayos de Florida, cuando Fabien Cousteau dirigió a cinco acuanautas. Entonces el récord de permanencia bajo el agua fue de 31 días, reto que ahora se espera superar. “Aunque el número exacto de días está por determinar, se prevé de al menos unos meses”, explica a Magazine Lifestyle la portavoz, Hannah Nice.
Proteus, que se presenta como “la estación submarina más grande y tecnológicamente avanzada jamás construida”, albergará a un equipo de hasta 12 científicos de diferentes disciplinas. La nave se habilitará con laboratorios de última generación, dormitorios e incluirá el primer invernadero submarino, lo que permitirá avanzar en el conocimiento de la acuicultura y que sus habitantes consuman productos frescos vegetales, una de las formas de solventar algunos desafíos que conllevan vivir bajo el agua, como no poder encender una llama en la estación submarina.
¿Por qué es importante investigar en una estación submarina? Porque se protegen mejor las muestras y se puede estar en inmersión más tiempo. Las muestras orgánicas se estudian en tiempo real y así se evita que los especímenes se degraden antes o incluso mueran en el largo viaje hacia la superficie y hacia los laboratorios terrestres, algunos de ellos lejanos.
Además, a diferencia del buceo tradicional, que permite inmersiones de dos a tres horas al día, el hecho de vivir en el Proteus aumenta el tiempo de permanencia bajo el agua entre 8 y 12 horas, por el día o la noche. Esta circunstancia es posible porque al permanecer largos periodos bajo el agua, se produce una disolución de gases en el torrente sanguíneo que facilita buceos más prolongados (buceo de saturación) y el acceso a más profundidad.
Fabien Cousteau no es contrario a la investigación espacial, pero reclama la misma atención para desentrañar los misterios que aún esconden los océanos. Preguntado por el porqué nos interesa más explorar el espacio que descubrir el fondo del mar, reflexiona para Magazine Lifestyle: «Se ha prestado más atención al espacio por diversas razones, una de ellas es que recibe más financiación que la investigación oceánica. Y la exploración espacial domina más en la prensa. Como dijo mi abuelo: «Las personas protegen lo que aman, aman lo que entienden y entienden lo que se les enseña”. Puede ser difícil darle al océano la misma atención y cuidado cuando no domina nuestros medios, o cuando las conexiones entre el vaso de agua que estás bebiendo o el aire que respiras con el océano no están claramente establecidas.
Parece como si los océanos, tan cerca de nosotros, ya fueran nuestros y no merecieran más cuidado, lamenta Cousteau: «Damos por sentados los recursos que nos brinda el océano. Debemos aprender a respetar mejor nuestra propia fuente de vida si queremos asegurarnos de que haya un futuro para el planeta y, de hecho, para la humanidad. Si bien me encantaría explorar las aguas de Marte, y soy un gran defensor de la exploración espacial, debemos prestar el mismo cuidado y atención a lo que hay en este planeta ahora. No hay vuelta atrás. ¿Por qué irse a cientos de miles de kilómetros de distancia cuando se puede explorar la próxima frontera a pocos metros por debajo de la superficie?
El complejo submarino, que se fijará a unos 30 metros de profundidad, funcionará con energía híbrida, una combinación de energía térmica oceánica, solar y eólica. Béhard explica que Proteus tiene un diseño “que se basa en el concepto de espiral. Una serie de módulos parecidos a vainas se ensamblan al cuerpo principal y se usan como laboratorios, dormitorios, baños, enfermería y espacios de trabajo y almacenamiento”.
Esta especie de vainas “se pueden añadir o desconectar, para adaptarse a las necesidades de sus usuarios”. Habrá una piscina lunar, para que puedan atracar sumergibles (esta será la cápsula más grande), y los dos niveles de la estación estarán conectados por una “rampa en espiral para fomentar la actividad física”. Esta rampa conecta los espacios principales, «que están diseñados para que sean atractivos y cómodos, un enfoque -explica Béhard- que se aprta de la mayoría de instalaciones de esta naturaleza, que normalmente renuncian a la comodidad, a favor de una fría utilidad».
«Dos de los desafíos más grandes para permanecer bajo el agua durante períodos largos de tiempo son el asilamiento social y la falta de luz natural», explica el líder de Fuseproject. Para ello, la nave captará la mayor cantidad de luz posible a través de las ventanas ubicadas en la parte superior y en los lados de la estructura y «los espacios centrales brindarán comodidad física, conexión social y colaboración profesional».
El Fabien Cousteau Ocean Learning Center (FCOLC) trabaja para recabar, de entidades públicas y privadas, los 135 millones de dólares necesarios para convertir en realidad esta aventura científica. Sobre la falta de inversión en la investigación oceánica, comparada con la del espacio, Cousteau ya lo ha expresado más arriba, pero se detiene en el hecho de que las medidas contra el cambio climático son demasiado lentas: «Nos estamos quedando sin tiempo. El momento de crear un cambio impactante es ahora. Y esto sucede en una miríada de niveles, desde el hogar hasta el nivel legislativo». En este sentido, Proteus está pensado «para ayudar al bien común», afirma Cousteau, que está convencido de que “nos ayudará a proteger y ayudar mejor el océano, que lo regula todo, desde el clima hasta los niveles de oxígeno”.Los datos de un proyecto ambicioso1
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FRANCESC BRACERO15/10/2020 07:00Actualizado a 15/10/2020 08:46
La mejor forma de no tener un gran rectángulo negro -un televisor apagado- en el lugar más preeminente del salón del hogar es no ponerlo. Pero eso no significa necesariamente renunciar a ver películas, series, transmisiones deportivas o programas en un gran formato y con calidad cinematográfica. La respuesta a este reto son los proyectores, pero son dispositivos que requieren cierta instalación y que, en algunos casos, suponen colocar un aparato en el techo que rompe con la decoración. Pero llegan alternativas y nuevas propuestas.
El proyector láser The Premiere, de Samsung, parece una discreta caja decorativa que se coloca sobre un mueble bajo, pero de ella surgen imágenes en formato 4K que se reproducen en la pared en una gran pantalla de 120-130 pulgadas que tienen a escasos centímetros con una gran calidad. El aparato se puede colocar justo delante de la pared en la que se va a proyectar. Es del tipo de tiro ultra corto. Tiene dos versiones, una de ellas alcanza las 130 pulgadas y una potencia lumínica de 2.800 lúmenes ANSI, que representa una medida adecuada para ofrecer imágenes de gran calidad sin necesidad de tener la estancia a oscuras. La otra versión se queda en 120 pulgadas y 2.200 lúmenes.
Además de ser el primer proyector que tiene certificación HDR10+, uno de los principales estándares abiertos para imágenes de alto rango dinámico (se reproducen de la misma forma en que las percibe el ojo humano), The Premiere cuenta con su propio sistema de sonido de 30W y la tecnología de sonido envolvente Acoustic Beam propia de Samsung.
S.
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