Investigación

El futuro de la pesca. La pesca del futuro

MARINA SANTURTÚN directora de Mercado de Pesca y Océanos Sostenibles y AINHOA CABALLERO investigadora de Tecnologías Marinas

Para entender el futuro de la pesca y cómo será la pesca del futuro, debemos pensar en los cambios globales que está sufriendo el planeta. El efecto del carbono en nuestra atmósfera, debido a la quema de combustibles fósiles, está cambiando el océano. Este cambio ya está afectando a las pesquerías y a las personas que dependen de ellas. El exceso de carbono calienta el océano, modificando la productividad primaria y la química de este. Los cambios traen alteraciones en la distribución y composición de especies.

En general, y a nivel global, los stocks de especies que explotamos comercialmente, como la anchoa, la caballa y el bonito del norte, se alejarán hacia los polos y migrarán hacia aguas más profundas y frías. Este cambio supondrá un coste de tiempo y recursos para las flotas actuales, ya que necesitarán buscar y adaptarse a las nuevas ubicaciones del recurso. Los desplazamientos de especies crearán interacciones entre especies que antes no existían e incluso la introducción especies invasoras.  La mayor energía de la atmosfera generará tormentas, se elevará el nivel del mar y los eventos extremos serán más frecuentes lo cual afectará a la ubicación y abrigo de los actuales puertos. La productividad de los océanos cambiará. Además, el exceso de CO2 atmosférico disuelto en el océano, lo hará más ácido. Esta acidificación hará más difícil que los organismos calcificadores (como los corales y crustáceos, bivalvos.) desarrollen sus conchas o esqueletos de carbonato cálcico.

Las pesquerías del futuro estarán plenamente afectadas por este cambio global. Para poder asegurar su sostenibilidad, las pesquerías del futuro deberán estar construidas bajo nuevos enfoques, desechando las prácticas del pasado. Estos enfoques habrá que desarrollarlos y adoptar nuevos instrumentos. Será necesario establecer nuevas expectativas, metas y estándares que sean relevantes para este mundo futuro. Las pesquerías deberán seguir procesos de adaptación y, es muy probable, de diversificación.  Para ello, la ciencia pesquera deberá ser capaz de predecir las nuevas ubicaciones de los stocks comerciales, las nuevas relaciones entre especies e identificar nuevos recursos que poder explotar, diversificando la actividad de las flotas y sus mercados.

Ya tenemos disponibles metodologías predictivas de distribución de especies basadas en el mapeo de sus preferentes nichos termales. Además, mucha de esta capacidad predictiva, se encuentra ya implantada de forma operacional.  El sector atunero ha sido uno de los primeros que ha incorporado las recomendaciones de predicción como el equipamiento para su utilización de forma intuitiva, operativa y on line. Así, la necesidad de desplazarse de forma eficiente a los caladeros es una realidad a través del uso de tecnologías y equipamientos digitalizados plenamente adaptados al sector pesquero (e.g. Marine View).

La diversificación hacia nuevos recursos será otra necesidad de nuestras flotas. Ya se están investigando nuevos recursos pesqueros, como los mesopelágicos, que habitan profundidades mayores de 400 m con altas abundancias (> 2000 millones de toneladas (Tremblay-Boyer et al. 2011) y que podrían ser una nueva fuente de proteína marina. Proyectos como SUMMER y MEESO (de la Unión Europea, Horizonte 2020) y liderados por AZTI en consorcio europeo, tratan de evaluar la biomasa de especies mesopelágicas, y fundamentalmente, dar respuesta a la conveniencia o no de comenzar a explotarlas.

Para la ciencia pesquera, el reto de gestionar estos nuevos recursos, parte por incluir nuevas variables en la aproximación a la gestión. Así, ya no solo nos preguntamos cuanto se puede pescar, sino, cuál es el papel regulador de estas especies en el transporte de carbono en el océano, cuál es su funcionalidad como provisión de alimento para otras especies (comerciales o no) o cuál es la funcionalidad como provisión de servicios culturales (i.e. pesquerías recreativas). Otro punto novedoso en la nueva gestión pesquera es identificar el nivel de explotación requerido para asegurar el valor del legado, es decir, el valor de preservar el recurso que dejamos a generaciones futuras.

A pesar de los cambios en el medio marino, se estima que la cantidad total de peces capturados en pesquerías comerciales permanecerá a niveles similares a los actuales. Existe poco margen para aumentar las capturas a nivel mundial y el escenario es de un incremento continuo del precio de las materias primas, siendo el acceso a los recursos, cada vez más, un factor de competitividad.

¿Cómo asegurarnos una pesca social, económica y ecológicamente sostenible ante los cambios del futuro?

El primer paso es la incorporación de nuevas tecnologías que permitan la digitalización del sector pesquero. La digitalización facilita la mayor competitividad y la sostenibilidad del sector dando herramientas de resiliencia ante las situaciones de incertidumbre (cambios legislativos, o eventos inesperados). Las nuevas tecnologías ayudan a mitigar los efectos del cambio climático a través de la utilización de herramientas que reduzcan el consumo de fuel y de la huella de carbono, siendo más eficientes las flotas en la búsqueda de nuevos caladeros.  La integración de tecnologías de inteligencia artificial con internet permite mejorar y acelerar procesos. Por ejemplo, pueden permitir la certificación automática de cumplimiento de las normativas de pesca o de protocolos de manejo del pescado. Asimismo, la automatización de procesos y conectividad de los buques pesqueros contribuyen a un mayor confort y seguridad laboral. Factor importante a la hora de mantener el empleo actual. 

Además, la sociedad presente y futura exige otros referentes. La sociedad cada vez está más sensibilizada por productos y servicios provenientes de sistemas y procesos sostenibles. Los consumidores son cada vez más exigente y menos fiel a las marcas. Las nuevas tecnologías permiten y aseguran la trazabilidad completa de la cadena de la pesca. La transparencia y la inviolabilidad de la información son demanda de la sociedad actual. 

La pesca del futuro será competitiva, digitalizada, eficiente en consumos, productiva (todo en la marea se aprovechará), selectiva, mirando al producto y al consumidor y de bajo impacto en el ecosistema. La pesca es una de las fuentes de alimentación en la que existe un margen de mejora en su sostenibilidad. Es importante que sigamos trabajando por su sostenibilidad en un futuro incierto, contribuyendo, a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Así, la pesca y su gestión en el futuro deberán asegurar la salud y el bienestar de las personas (ODS 3) y estimular el crecimiento económico (ODS 12); trabajando en entornos de cambio climático (ODS 13) y preservando los bienes y servicios (ODS 13&14).

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