WWF reclama medidas urgentes para evitar la extinción de estas especies migratorias y frenar el tráfico ilegal
La conferencia de las partes del Convenio CITES, que ha arrancado tendrá sobre la mesa el futuro de uno de los grupos de peces más amenazados del planeta: las anguilas. WWF ha alertado de la “dramática situación” de sus poblaciones a escala global y ha pedido a los gobiernos decisiones valientes para evitar su extinción, empezando por la inclusión de la anguila japonesa y la anguila americana en el Apéndice II del Convenio, que regula el comercio internacional de especies amenazadas.
La organización recuerda que la anguila europea es la especie más amenazada de su género y está catalogada desde 2008 como “En peligro crítico de extinción” por la UICN. La japonesa y la americana, clasificadas como “En peligro”, siguen la misma senda de declive empujadas por una demanda global insostenible, tanto legal como ilegal.
Además, el comercio de estas especies se complica por su aspecto similar y por el hecho de comercializarse en distintos estadios de vida —las crías (angulas) y los adultos (anguila)—, lo que dificulta el control y “abre la puerta de par en par” al tráfico ilícito de la anguila europea, uno de los más lucrativos del mundo en especies acuáticas, según WWF.
«La inclusión de estas especies en CITES es un paso fundamental para poder abordar el tráfico ilegal que afecta a la especie europea. Aunque también hay que abordar otras amenazas: sin una gestión eficaz de la captura y el comercio, las anguilas seguirán acercándose a su extinción», advierte Silvia Díaz Lora, técnica del programa de Biodiversidad de WWF.
La situación de la anguila europea ilustra hasta qué punto el modelo actual es insostenible. Según la evaluación de la UICN de 2008, sus poblaciones se han reducido más de un 90 %. Las causas se acumulan: sobrepesca, comercio legal e ilegal de angulas y anguilas, presas y barreras en los ríos que bloquean sus migraciones, contaminación, pérdida de hábitat y los efectos crecientes del cambio climático.
Pese a ello, la explotación comercial continúa en muchas zonas de Europa. El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) ha recomendado un TAC —límite máximo de capturas— de cero para todas sus pesquerías, a la vista del riesgo de colapso. Pero la presión no se detiene ahí: cada año se exportan ilegalmente desde Europa toneladas de angulas vivas hacia granjas asiáticas, donde se engordan para abastecer mercados de alto valor.
WWF subraya que el desplome de las anguilas es también un síntoma del deterioro generalizado de los ecosistemas de agua dulce y marinos. El último Informe Planeta Vivo de la organización revela que las poblaciones de vertebrados de agua dulce han disminuido un 85 % en los últimos 50 años, el descenso más acusado entre todos los grupos analizados.
«Es urgente eliminar los obstáculos de los ríos y restaurar activamente sus hábitats fluviales y humedales», insiste Teresa Gil, responsable del Programa de Agua de WWF. “Salvar a las anguilas implica también recuperar la salud de los ríos y humedales de los que dependen”.
Ante este panorama, WWF reclama a los gobiernos reunidos en la COP CITES que actúen en cuatro frentes principales:
«La situación de la anguila europea es el mejor ejemplo de la crisis de biodiversidad que enfrenta el planeta: una especie distribuida por toda Europa y el Mediterráneo que necesita una acción colectiva para detener su declive. Salvar a las anguilas es salvar nuestros ecosistemas», resume Silvia Díaz Lora. “Si desaparecen, perdemos mucho más que una especie: perdemos la salud de los ríos, los humedales y los mares que sustentan la vida en el planeta”.
En España, WWF recuerda que aún falta información clave sobre la distribución, los movimientos y el impacto de la pesca sobre la anguila europea, especialmente en humedales costeros. Para cubrir ese vacío, WWF y ANSE desarrollan desde 2023 el proyecto GEPESCART2, centrado en evaluar la pesca artesanal en humedales costeros del sureste ibérico y ampliar el conocimiento sobre la anguila y los mugílidos.
Los datos obtenidos servirán para elaborar propuestas de gestión que contribuyan a aumentar sus poblaciones, ajustando las prácticas pesqueras a la realidad ecológica de la especie y a su delicado estado de conservación.
WWF aprovecha el arranque de la COP CITES para lanzar un llamamiento más amplio: reforzar la ambición y coherencia del régimen internacional de comercio de vida silvestre.
La organización urge a los países a adoptar medidas firmes contra la pesca insostenible y el comercio ilegal de tiburones, rayas y anguilas, especies marinas especialmente vulnerables a la sobreexplotación.
Asimismo, pide fortalecer la cooperación y la aplicación de la ley frente al tráfico de especies terrestres, entre ellas elefantes, grandes felinos asiáticos y jaguares, y reclama avanzar hacia un plan de acción de género en CITES que garantice una gobernanza más inclusiva, reconociendo el papel clave de las mujeres en la conservación y en las comunidades que conviven con la fauna silvestre.
El futuro de las anguilas, y de muchas otras especies, se jugará en los próximos días en la mesa de negociación de CITES. Para WWF, la disyuntiva es clara: o se toman medidas contundentes ahora, o el mundo asumirá la pérdida de una de las especies migratorias más singulares del planeta y una nueva señal de alarma sobre el estado crítico de los ecosistemas de agua dulce.
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