El acuerdo UE- Marruecos ha sido promulgado en el país magrebí

El acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos ya ha sido promulgado en Marruecos al aparecer en el Boletín Oficial del país y tras superar todos los trámites parlamentarios. El centenar largo de pesqueros europeos -92 de ellos españoles- podrán salir a faenar antes de fin de mes tras un parón de casi un año, cuando expiró el anterior acuerdo. Falta solamente “el sello real” del monarca Mohamed VI para considerarse que la ley 14/19 que recoge el acuerdo ya entra efectivamente en vigor, pero fuentes marroquíes comentaron a Efe que “es cuestión de días o incluso horas”.

El boletín oficial que publica el Secretariado General del Gobierno -encargado de promulgar las leyes- señala que “se ejecuta y se hace público” el acuerdo de pesca con la Unión Europea, pero fuentes del gobierno marroquí aclararon a Efe que legalmente no entrará en vigor hasta que el rey imponga su sello real.

Sin embargo, los negociadores marroquíes y europeos dan por hecho que este sello es una mera formalidad y de hecho ya se han dado cita en Rabat para celebrar la comisión técnica mixta los próximos 17, 28 y 19 de julio en la ciudad de Rabat.

Esta comisión, formada por técnicos de la Comisión Europea y del ministerio de Pesca Marítima de Marruecos, se encarga de definir algunos aspectos técnicos relativos a barcos, caladeros, marinos o lugares de desembarco, por ejemplo.

Si se cumple lo sucedido en pasadas negociaciones, la semana siguiente -es decir, la que empieza el 22 de julio- Marruecos podría estar expidiendo las primeras licencias de este nuevo acuerdo.

El proceso negociador habrá durado así un año más una semana, pues fue el 14 de julio de 2018 cuando expiró el anterior acuerdo y los barcos europeos tuvieron que abandonar el caladero.Puede decirse que este ha sido uno de los acuerdos más difíciles de conseguir pues en esta ocasión no solo ha habido que contentar a las distintas sensibilidades europeas -unos países más inclinados por la preservación de la fauna, otros por el beneficio de las poblaciones locales y otros por la supervivencia de su sector pesquero.

La particularidad de este acuerdo ha sido tomar en cuenta todas estas sensibilidades y plegarse además al fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que en febrero de 2018 decretó que Marruecos no tenía soberanía sobre las aguas del Sáhara Occidental.

La cuestión es capital por doble motivo: para los europeos, porque es en aguas saharauis donde se pescan el 90% de las capturas que permite el acuerdo; para los marroquíes, porque considera el Sáhara Occidental y sus aguas parte indivisible de su soberanía.

Contra lo que era habitual en el pasado, el fallo del TJUE no enfadó mayormente a Marruecos, y simplemente puso a los negociadores a buscar una fórmula que permitiera a los barcos seguir pescando en el caladero saharaui sin entrar en la cuestión de la soberanía ni menoscabar los intereses de Marruecos.

En realidad, el acuerdo ha tenido lecturas diferentes que parecían contentar a todos: cuando lo aprobó el pasado 12 de febrero, el Parlamento Europeo dejó claro que el texto no prejuzga “el resultado del proceso político sobre el estatus final del Sáhara Occidental”.

Pero el ministerio de Exteriores marroquí consideró entonces que ese texto que ayer figuraba en el boletín “confirma que el reino de Marruecos es el único jurídicamente habilitado, en el marco del ejercicio de su soberanía, a negociar y firmar acuerdos que incluyan al Sáhara marroquí”.

Según Rabat, ese apoyo a su soberanía debe entenderse porque el acuerdo “estipula explícitamente” que la zona de pesca se extiende “hasta el paralelo 20 en el sur, en el Cabo Blanco, al sur de la ciudad de Dajla”.

Mientras que el acuerdo tiene una importancia económica escasa, y la social está limitada a la provincia de Cádiz, en el sur de España (por la cantidad de barcos de esa zona que pescan en el caladero), los observadores destacan que para Marruecos es muy importante políticamente porque el texto, por mucho que se preste a interpretaciones, reconoce el control marroquí sobre esas aguas.